Había visto que una rayita blanca en la luna se posaba en el cristal de la ventana, me dije que parecía anunciar su agrandamiento de la noche siguiente. Una vez más acostado, y como siempre con un libro hasta que cerraba los ojos y se me caía el libro de las manos, ya cruzaba al lado del sueño cuando me llegó el ¡AAAUUUU! largo y estremecedor del lobo, del primer lobo en el monte, se me clavó en el estómago y dí un salto con los ojos como lámparas encendidas y me tiré de la cama, estaba confuso, no me lo podía creer, y entonces me paralicé, quise oír, puse toda la atención estirando el cuello y sin respirar, ¡AAAUUUU!, y me tiré a la puerta y la abrí al campo chocando con otro ¡AAAUUUU! más fuerte que los anteriores, el lobo se acercaba, pero no era la voz del lobo ¿qué era?


Efectivamente bajaba el lobo del monte, no sonaba con la misma honda, y le dibujaba la figura el rayo de luna, yo estaba paralizado cuando empecé a verlo, pero me confundía ver aún lejos que le brillaba el hocico negro, debía ser un lobo poderoso, los ojos como chispas, y cabeceando a la carrera saltaban sus orejas puntiagudas cuando ... me pareció creer que la tenue luz de la luna le mostraba el pelo amarillo, la luna, pensé, es el efecto de la luz de la luna, y por un momento desapareció durante unos largos segundos, hasta creí que lo había soñado. Pero, de repente me sorprendió volver a ver que sacaba la cabeza, otra vez salía, crecía, avanzaba el hocico brillando las orejas se agrandaban, y luego el cuerpo entero, lo había perdido de vista porque debió haberse metido y cruzado un talud, en la oscuridad no vi sus ojos, pude ver que no tenía figura de lobo, y fijando mi vista con todo el afán me hice a la idea de que venía en dos patas solo, no era posible, entonces le oí ¡AAAUUUU!, pero en esta ocasión me detuve en cómo sonaba, era un ¡AAAUUUU! más bien nasal, una cosa rara, ¿qué raza de lobo?, ¡AAAUUUU!, ¡AAAUUUU!, no me pregunté nada, tampoco volví al libro, cogí la escopeta que tenía detrás de la puerta y la preparé con dos buenas balas, mientras decía “a diente de perro carne de lobo”, que es como decir que ante grandes problemas hay que tomar grandes decisiones: ¡AAAUUUU! , y ¡PUUUM!

Me acerqué a ver al muerto y me sorprendí al comprobar que era una máscara de papel, efectivamente con la cabeza amarilla, se parecía a Trump, llevada por un robot en forma de perro. Cuando aun no salía de mi asombro toquetee el pequeño aparato con el pie y no se donde le daría que empezó a sonar en el interior de su cabeza una mezcla de voces de un idioma nasal, todas provenientes del profundo escondite del demonio mecánico eléctrico, ¿quién podía emplear ese muñeco para asustar al mundo?

Entonces caí en la cuenta, era el 5 de noviembre del 2024, la cara de lobo formada en papel con el pelo amarillo me hizo sospechar que el “lobo” de las voces en el robot debía estar vigilando. Por eso volví a cargar la escopeta, y luego, estando a punto de reírme, firme puse el cañón en su cabeza de cabellera amarilla y dejó de parlotear.

 

Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: Gaza 51 días; Palestina. Crónicas de vida y Resistencia; Dietario de Crisis; Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero; y, Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Presidente de AMANE. Miembro de la Asociación Europea de Apoyo a los Detenidos Palestinos. Miembro de la Red de Artistas, Intelectuales y Comunicadores Solidarios con Nicaragua y el FSLN. Colaborador del canal Antiimperialistas.com, de la Red en Defensa de la Humanidad.

 

 

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