Por Hedelberto López Blanch*/Foto Virgilio Ponce.- Estados Unidos al parecer ha logrado uno de sus más fervientes anhelos: eliminar como competidor económico mundial a su aliada Alemania y por ende a la Unión Europea. 


Numerosos analistas concuerdan en que el principal obstáculo que ha sufrido la denominada "locomotora" de la Unión Europea (EU) fue dejar de adquirir bajo amenazas de Washington, el gas procedente de Rusia y aceptar el de Estados Unidos, mucho más caro.

En un informe de competitividad de la UE elaborado recientemente por el ex primer ministro de Italia y ex jefe del Banco Central Europeo, Mario Draghi, se reafirma que "la Unión Europea se ha enfrentado a problemas económicos en los últimos años debido, entre otras cosas, al rechazo a la energía procedente de Rusia.

Draghi enfatizó que las principales dificultades se deben al encarecimiento de la energía, relacionado con las restricciones a los hidrocarburos rusos y a la escasez de mano de obra calificada.

Como es conocido, el sector industrial de Alemania depende del gas ruso que fue cortado tras la operación militar especial lanzada por Moscú contra Ucrania para desmilitarizar y desnazificar esa nación que es utilizada por Occidente y la OTAN para tratar de destruir al gigante euroasiático. 

El medio financiero Bloomberg indicó que la confianza de los inversores en la economía alemana descendió en noviembre, lo cual sucedió en el contexto de una serie de malas noticias provenientes de la industria del país, el colapso del Gobierno de coalición y la victoria de Donald Trump en las presidenciales estadounidenses.

Asegura Bloomberg que el índice de expectativas del Instituto ZEW (que mide la confianza en la economía y los mercados) cayó a 7,4 desde 13,1 en octubre, contrario a lo que se había pronosticado de una subida a 13,2.

El ZEW, uno de los principales centros alemanes para la investigación económica, informó que las empresas más grandes en quiebra han aumentado un 33 % y cuando algo se desmorona, lo hace con fuerza.

La entidad alemana agrega que no es un problema tanto del número en sí mismo, sino del daño económico, pues ahora están empezando a caer las empresas más grandes, lo que traerá un "efecto dominó" que puede ser la última mala noticia para la debilitada economía alemana.

En este contexto se puede citar a Volkswagen, mayor fabricante de automóviles del país con el cierre de plantas sin precedentes que han afectado la cadena de suministro, mientras que los fabricantes de piezas Schaeffler AG y ZF Friedrichshafen AG planean recortar miles de empleos.

En el sector manufacturero, el 47,7 % de las empresas declararon falta de pedidos, y los sectores claves, como la ingeniería mecánica, la metalurgia y la ingeniería eléctrica, son los que más inquietud suscitan por la falta de pedidos debido a los altos precios.

Para Milo Bogaerts, responsable de Allianz Trade en Alemania, Austria y Suiza, "se ha entrado, probablemente, en un bucle donde las grandes insolvencias tengan un efecto dominó sobre las empresas de toda su cadena de suministro, lo que lleve a su vez a más quiebras. Un bucle que conspira contra el tejido industrial de Alemania".

Durante todo 2024 las empresas han estado luchando contra los efectos de la recesión sufrida desde 2023, la crisis actual, los altos impuestos y el débil desarrollo económico.

Alemania tiene la característica de que las medianas y pequeñas empresas, denominadas Mittelstand, sostienen el 60 % de los empleos y de la economía nacional y representan el 52 % del Producto Interno Bruto (PIB).

A la Unión Europea también le preocupa como espada de Damocles, la llegada de la próxima administración estadounidense presidida por Donald Trump, quien ha prometido aumentar los aranceles sobre los productos europeos, incluidos los alemanes, importados a Estados Unidos en el rango de 10% a 20% en lugar del 3 % y 4 % actuales. 

Datos oficiales indican que Washington fue el principal socio comercial de Berlín en los tres últimos trimestres de 2024 lo que una guerra comercial entre Estados Unidos y la UE representaría un gasto multimillonario para Alemania con la consecuente contracción de su PIB.

Toda esta perentoria situación le ocurre a la UE y en especial a Alemania mientras observan que en contraposición y pese a las enormes extorsiones impuestas a Rusia, la nación euroasiática lejos de debilitarse se ha fortalecido política, económica y financieramente en los últimos años y ha aumentado su prestigio en la arena internacional.

Por eso resultó sintomático que a mediados de noviembre, se realizara la primera conversación telefónica en dos años entre Olaf Scholz y Vladimir Putin, a petición de la parte alemana, lo que indica que desde Europa están tratando de establecer un diálogo del cual habían renegado.

 

*Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.

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