Artur González / Heraldo Cubano.- Una prueba de la manipulación que hace Estados Unidos de la clasificación del terrorismo, se puso en evidencias en estos días al levantar de un plumazo el ofrecimiento de 10 millones de dólares por la captura del rebelde sirio Ahmad al-Sharaa, llamado hasta hace poco Abu Mohammad al-Jolani, líder del grupo terrorista Hayat Tahrir al-Sham, o HTS, considerado una peligrosa organización, después que este logró tomar el poder de Siria y derrocar al presidente constitucional Bashar al Asad.
El grupo HTS era calificado por Washington, el Reino Unido, Turquía, la ONU y otros países de la OTAN, como una organización terrorista, pero después de la breve reunión el pasado 20 de diciembre 2024 sostenida en Damasco, entre Bárbara Leaf, subsecretaria de Estado para Asuntos del Cercano Oriente y el líder rebelde, Estados Unidos se comprometió a dejar sin efecto dicha recompensa, puesta en vigor desde 2018.
Para Estados Unidos la eliminación de Bashar Al Asad, su enemigo irreconciliable por no someterse a sus presiones y ser aliado de Rusia, fue suficiente para ahora no considerarlo terrorista, decisión política que justificó la subsecretaria de Estado, como “alineada por la necesidad de trabajar en asuntos críticos para combatir el terrorismo”.
El grupo HTS tiene sus orígenes en el grupo terrorista Al Qaeda, pero ese antecedente parece no importarles a los yanquis, pues finalmente eliminaron del poder al presidente Al Asad.
Al ser perdonado y reconocido por Estados Unidos, de inmediato sus aliados también respaldaron un paquete de medidas, encaminadas a llevar a cabo una transición hacia un nuevo gobierno sirio, según ellos, “inclusivo y respetuoso de los derechos humanos”, lo que marcaría un cambio radical respecto al gobierno de Al-Assad, calificado por occidente de “régimen brutal”.
La Resolución 1566de la ONU, define al terrorismo como:
“Los actos criminales, inclusive contra civiles, cometidos con la intención de causar la muerte o lesiones corporales graves o de tomar rehenes con el propósito de provocar un estado de terror en la población en general, en un grupo de personas o en determinada persona, intimidar a una población u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar un acto, o abstenerse de realizarlo, que constituyen delitos definidos en los convenios, las convenciones y los protocolos internacionales relativos al terrorismo y comprendidos en su ámbito, no admiten justificación en circunstancia alguna, por consideraciones de índole política, filosófica, ideológica, racial, étnica, religiosa u otra similar, e insta a todos los Estados a prevenirlos y, si ocurren, a cerciorarse de que sean sancionados con penas compatibles con su grave naturaleza”.
Estados Unidos desde 1983 han utilizado las siguientes definiciones referentes al terrorismo, recogidas en el Título 22 de su Código, sección 2656 f (d), que afirma:
“Terrorismo: Violencia premeditada y con motivos políticos perpetrada contra objetivos civiles por grupos subnacionales o agentes clandestinos, generalmente con la intención de influenciar a un público determinado”.
Estos elementos demuestran una vez más que los yanquis califican a una organización o país de terrorista, cuando no se arrodillen a sus pies, como es el caso de Cuba, incluida sin prueba alguna en la espuria lista de Países que supuestamente Patrocinan en Terrorismo.
Si se analiza la definición de terrorismo establecida por la ONU e incluso la propia de Estados Unidos, quienes deben ser considerados como un país terrorista son precisamente los yanquis, porque sus documentos oficiales prueban que desde 1959 han ejecutado la violencia premeditada y con motivos políticos contra objetivos civiles en Cuba, mediante el empleo de sus agentes y grupos contrarrevolucionarios organizados y financiados por la CIA, con la premeditada intención de influenciar en el pueblo para derrocar a la Revolución.
Igualmente, han llevado a cabo actos criminales, inclusive contra civiles, todos cometidos con el propósito de causar la muerte o lesiones corporales graves para provocar un estado de terror en la población, como sucedió en la explosión en 1960 en el puerto de La Habana, del buque francés La Coubre, donde murieron 101 personas y más de 200 heridos. La quema de centros comerciales entre ellos El Encanto, donde murió una empleada; La Época, Flogar y varios establecimientos de la cadena Woolworth.Co, ejecutados por agentes reclutados por la CIA que colocaban petacas con explosivos C-4.
A esos actos terroristas se suman los asesinatos de jóvenes maestros voluntarios en las zonas rurales durante la campaña de alfabetización y los 214 campesinos, trabajadores, niños, mujeres, ancianos y funcionarios de granjas agrícolas, asesinados brutalmente en las montañas por bandas de contrarrevolucionarios organizados, financiados y armados por Estados Unidos, así como los complots para asesinar al líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz, reconocidos oficialmente por la CIA, solo por citar algunos ejemplos.
En dos horas de conversación de los altos funcionarios del Departamento de Estado, con el hasta ahora terrorista más buscado después de Bin Laden, Estados Unidos aceptó sus promesas de que “trabajará por establecer un gobierno democrático en Siria y respetará los derechos humanos”.
Muchos intereses estratégicos se mueven detrás del grupo terrorista HTS y solo hay que recordar que en 2019, un comandante militar israelí confirmó en una entrevista de prensa: “Mi gobierno ha estado armando a algunos rebeldes anti Bashar Al Assad en Siria”. En los últimos años han salido a la luz informes en medios de prensa, sobre rebeldes sirios que reciben tratamiento en hospitales israelíes.
Se conoce que Israel, Estados Unidos y Jordania financiaron y abastecieron a algunas facciones rebeldes sirias, aunque se dice que eran grupos rivales y laicos, no del HTS, pero en realidad existen muchos intereses en Siria para eliminar en la zona a un gobierno aliado de Rusia, enemigo de Israel y anti Estados Unidos
Es público que desde hace años Estados Unidos duplicó silenciosamente el número de sus tropas en Siria y el pasado 19 de diciembre 2024, el mayor general Pat Ryder, portavoz del Pentágono, afirmó que unos 2.000 soldados estadounidenses han estado en Siria durante meses, porque esas tropas están allí principalmente para “prevenir un resurgimiento del ISIS”.
El saqueo y robo de petróleo de Siria y su trigo es una de las verdaderas razones de la presencia yanqui, además de trabajar en el derrocamiento del gobierno de Bashar Al Assad.
Estados Unidos carece de moral en sus posiciones políticas para darle lecciones al mundo. Viola cuanta resolución internacional existe, asesina y genera planes para subvertir el orden interno en los países que luchan por mantener su soberanía, a la vez que apoya a otros como Israel, quien lleva a cabo un genocidio contra el pueblo palestino, oponiéndose a condenarlo o impedir un cese de sus bombardeos contra civiles, hospitales y escuelas.
Que lucidez la de José Martí cuando en 1894 afirmó:
“Se puede afirmar que ni actividad, ni espíritu de invención, ni artes de comercio, ni campos para la mente, ni ideas originales, ni amor a la libertad siquiera, ni capacidad para entenderla, tenemos que aprender de los Estados Unidos”.
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