Wilkie Delgado Correa* - Cubainformación.- Mezcla de realidad y misterio ha sido la vigencia de la personalidad de José Martí (1853-1895) quien en apenas con 42 años fue siembra y cosecha para sus coetáneos y lo ha continuado siendo para sucesivas generaciones de cubanos y ciudadanos del mundo.
Eso explica que hoy Cuba se prepare para celebrar la Sexta Conferencia Internacional Por el equilibrio del mundo, que sesionará en La Habana del 28 al 31 de enero, con la presencia de intelectuales de todo el mundo, con la visión cardinal del diálogo entre civilizaciones y la cultura de paz.
La ocasión será propicia este año en que se celebran y conmemoran el 172 aniversario de su nacimiento y el 130 de la caída en combate, después de librar su primer y último combate como Mayor General y como líder máximo de la guerra necesaria que había organizado con la delectación de de artista y genio político.
Nadie con mayor autoridad para emitir un juicio en representación de sus coetáneos que el Mayor General Máximo Gómez, el de mayor jerarquía durante las dos guerras de independencia, al expresar su visión de los preparativos de la guerra por Martí:
“Martí viene a nombre de Cuba, anda predicando los dolores de la Patria, enseña sus cadenas, pide dinero para comprar armas; y solicita compañeros que le ayuden a libertar, y como no hay un motivo, uno solo, ¿por qué dudar de la honradez política de Martí? Yo, sin tener que hacer el menor esfuerzo, sin tener que ahogar en mi corazón el menor sentimiento de queja contra Martí, me he sentido decididamente inclinado a ponerme a su lado y acompañarlo en la empresa que acomete. Así pues, Martí ha encontrado mis brazos abiertos para él, y mi corazón, como siempre, dispuesto para Cuba”.
Así como también se expresó el mismo día de su caída en combate el 19 de mayo de 1895, al escribir en su Diario de campaña: “¡Qué guerra ésta! Pensaba yo por la noche (…) Ya nos falta el mejor de los compañeros y el alma podemos decir del levantamiento”.
El tiempo pasó, fue pasando con su carga de acontecimientos acompañados de esperanzas y frustraciones a lo largo de la etapa republicana hasta que precisamente en el año del centenario de su nacimiento, o sea, el 26 de julio de 1953, Fidel Castro y la llamada generación del Centenario se rebelaron e inmolaron con el asalto a los cuarteles Moncada de Santiago de Cuba y Céspedes de Bayamo para luchar contra la dictadura imperante.
Y con aquella acción revolucionaria se vincularon dos momentos cardinales de la historia de Cuba cuando Fidel declaró en el juicio contra los moncadistas que “Martí fue el autor intelectual del asalto al cuartel Moncada”.
Martí como símbolo revolucionario y manantial inagotable de las ideas de diversas índoles: filosóficas, sociales, políticas, patrióticas, éticas, culturales, educacionales, históricas, etc., ha calado de muchas formas en todas las generaciones y mucho más después del triunfo de la revolución cubana, en que la prédica se hizo consecuente y sus obras publicadas por miles y, por lo tanto, sus ideas propaladas como algo consustancial al ser y existir de los cubanos y a la construcción de una sociedad nueva.
En lo personal recuerdo que en la etapa de la educación primaria ya acumulaba los pensamientos contenidos en los almanaques y revistas de la época.
Fue al inicio del bachillerato que tuve la oportunidad de leer la primera obra sobre Martí, prestada por mi mejor amigo Guillermo Castro Lemus. Se trató del libro titulado Martí el Apóstol, una biografía novelada de Jorge Mañach, político, periodista y profesor universitario. Se trataba de una edición impresa en Buenos Aires, Argentina, el 10 de agosto de 1946.
Posteriormente en la época de estudiante universitario fui premiado en un concurso de literatura en el género de cuento auspiciado por el Consejo de Cultura de la provincia de Oriente, y hube de recibir la colección de las Obras Completas de José Martí, recién publicadas por la Imprenta Nacional de Cuba. Así que la suerte puso en mis manos aquel tesoro que luego me permitió adentrarme poco a poco en la multifacética obra de géneros y temas. Eso fue más tarde, años después de terminar mi carrera universitaria.
Mi pasión por la historia y por la obra martiana, me incitaron a profundizar en su obra para contribuir creadoramente y ejercer mi papel educativo y divulgador de su pensamiento como profesor universitario y revolucionario. El saldo de mis obras hasta el presente han sido: José Martí y la Medicina; La medicina Verde en los Diarios de José Martí; Carlos Manuel de Céspedes y José Martí y la medicina y las enfermedades; José Martí frente al sueño americano una conversación contemporánea; El concepto de la vida de José Martí; El viaje humano de José Martí; Céspedes y Martí y la política exterior de la revolución cubana; Sol y luz de Martí y Fidel: Una pedagogía para el siglo XXI.
En cuanto al periodismo escrito en estos años, el mismo se ha caracterizado por el abordaje en los artículos de asuntos diversos relacionados con la trayectoria y figura de Martí, así como la utilización de su ideario para enriquecer los análisis de los más variados temas abordados en esos artículos.
Para nuestros contemporáneos de todo el mundo es una verdad que José Martí parece que aún vigila desde su atalaya para alentarnos, advertirnos y acompañarnos por las sendas del presente y del futuro. Y nos dice: "El viaje humano consiste en llegar al país que llevamos descrito en nuestro interior, y que una voz constante nos promete."
Vamos, pues, a recorrer juntos el viaje humano interior descrito por Martí, que es una voz constante que promete el arribo a un país y a una humanidad ideales que son hondamente queridos y soñados y que, por eso mismo, resaltan como paraísos asombrosos y atrayentes. Vayamos tras él guiados por su luz, que es la de los libertadores esclarecidos, de los apóstoles de pueblos, de los hombres de su tiempo y de todos los tiempos. Vayamos, que es una luz de de aurora imperecedera. Parece que todavía escuchamos su certero vaticinio:
“No hay más que un modo de vivir después de muerto: haber sido un hombre de todos los tiempos - o un hombre de su tiempo".
Pues eso es Martí: un hombre de todos los tiempos y un hombre que ha vencido a la muerte según su decir: "Morir no es nada, morir es vivir, morir es sembrar. El que muere, si muere donde debe, sirve. Vale y vivirás. Sirve y vivirás. Ama y vivirás. Despídete de ti mismo y vivirás. Cae bien, y te levantarás."
El viaje humano de José Martí, continúa su curso como la marcha indetenible de las generaciones nuevas y de los pueblos hacia el porvenir. Porque no en vano y con razón profética, afirmó que "el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber; y ese es el verdadero hombre, el único hombre práctico, cuyo sueño de hoy será la ley de mañana, porque el que haya puesto los ojos en las entrañas universales y visto hervir los pueblos, llameantes y ensangrentados, en la artesa de los siglos, sabe que el porvenir, sin una sola excepción, está del lado del deber. Y si falla, es que el deber no se entendió con toda pureza, sino con la liga de las pasiones menores, o no se ejercitó con desinterés y eficacia."
"Yo no necesito ganar una batalla para hoy; sino que al ganarla, desplegar por el aire el estandarte de la victoria de mañana, una victoria sesuda y permanente que nos haga libres de un tirano ahora y después? ¿Que dónde estoy? En la revolución; con la revolución."
En el mundo que vemos desfilar ante nuestros ojos hay razones más que sobradas para las visiones apocalípticas. Hoy, como ayer, al decir de Martí "el mundo entero es una inmensa pregunta". La humanidad toda debe darse a sí misma una respuesta definitiva y verdadera que satisfaga sus necesidades y aspiraciones legítimas. Y habrá de armarse con tesón y optimismo suficientes para recorrer el camino que lo conduzca a la victoria, a pesar de los escollos y los cataclismos. Pues no obstante los rigores del destino, es fundado y cierto que, como sentenciara nuestro Héroe Nacional: "El sol sigue alumbrando los ámbitos del mundo y la verdad continúa incólume su marcha por la tierra".
Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Premio al Mérito Científico del MINSAP por la obra de toda la vida.
La Columna es un espacio de opinión personal y libre de las personas autoras y no necesariamente tiene por qué representar la de Cubainformación