Wilkie Delgado Correa* - Cubainformación.- “El más fuerte nunca lo es bastante para dominar siempre… La fuerza no constituye derecho, y sólo hay obligación de obedecer a los poderes legítimos.” Juan Jacobo Rousseau.


El 20 de Enero de 2025 el mundo ha sido testigo de los actos tragicómicos celebrados en escenarios distintos en los Estados Unidos. Los mensajes histriónicos, los aplausos fervientes de los republicanos trumpistas y de los apáticos demócratas fueron santificados con las oraciones de los religiosos del Estado teocrático al conjuro del revivido Destino Manifiesto.

A quien se juramentaba en esa fecha como 47mo. presidente constitucional de los EE:UU, fue el mismo que se desempeñó en el cargo de dictador por primera vez en el periodo de 2017 a 2021. En el lapso desde entonces hasta ahora es el mismo que intentó un golpe de Estado por primera vez en la nación estadounidense para no perder su reelección. Es el mismo que instigó y fue el autor intelectual del asalto al Capitolio por una turba violenta  de sus seguidores que fueron apresados y juzgados, que sumaron miles de sancionados por tales hechos delictivos, Es el mismo que ha sido juzgado por distintos cargos en su contra y que todavía espera la sentencia definitiva por los delitos ya comprobados por los tribunales de justicia.

Posteriormente al acto de juramento, el emperador ya coronado procedió a firmar sus edictos entre los cuales vale mencionar el perdón presidencial otorgado a sus delincuentes asaltantes del Capitolio, lo cual es la demostración magna del desprecio que manifiesta por los representantes del pueblo que estaban allí reunidos para  declarar el candidato ganador en las elecciones.

También el emperador hubo de revertir las medidas relacionadas con Cuba que seis días antes había aprobado Joe Biden sobre la inclusión en la lista del supuesto apoyo al terrorismo y otras dos sanciones. Con ello se demuestra que para incluir o quitar a un país en tales listas de sanciones no se precisa de estudios meticulosos veraces de los órganos competentes de la nación, sino que son aprobados caprichosa e injustamente por el dictador de turno en la Casa Blanca.

Trump, sin pensarlo mucho, demostró que tales medidas de los gobiernos de Estados Unidos son arbitrarias, ilegales y con el objetivo de dañar a otros gobiernos y pueblos. 

Retrocediendo en el tiempo es bueno señalar que el 15 de diciembre de 2017, analizando el comportamiento de Trump durante su primer año, hubo de publicarse un artículo con el título siguiente: ¡Cuidado! Hay un dictador en la Casa Blanca. En él se afirmaba lo siguiente; 

Puede ser que el título de este trabajo parezca extraño para algunos. Tiene como referencia en contra la visión impuesta de la idílica democracia y el supuesto régimen político democrático de los Estados Unidos. Pero existen elementos suficientes para asumir la realidad tal cual es. Si se quiere puede tratarse de una dictadura sui géneris mixta que se ejerce en lo interno y con mayor fuerza hacia lo externo.

Empezando por lo interno podría señalarse por ejemplo que Donald Trump ha sido, según se afirma, el presidente más rico de la historia en ese país. Y efectivamente se trata de un empresario, que como tal, es un miembro conspicuo de esa plutocracia inveterada que ha gobernado y gobierna a los Estados Unidos. En las elecciones se puso en evidencia la falsedad de que la mayoría de los votantes eligen al presidente, tal como lo sería en una democracia verdadera, pues un arcaico sistema electoral vigente del llamado “colegio lectoral” de los estados, le permitió acceder al trono a pesar de haber obtenido 2 millones de votos menos que su contrincante Hillary Clinton. Y simplemente, accedió a la Casa Blanca, con los gritos de “¡viva el rey!, pero también con las protestas de una población significativa, pero al fin, primó la filosofía de que “aquí no ha pasado nada”.

Una vez en el poder el autócrata empresario comenzó a cumplir sus disparatadas propuestas. Así ha transcurrido la era Trump, edictos tras edictos, llamémoslos disposiciones u órdenes presidenciales ejecutivas, algunos retrasados en su cumplimiento hasta cierto punto por el poder judicial y legislativo. Y ha seguido sus acciones arbitrarias, echando abajo todo lo establecido por el gobierno anterior en lo concerniente a los beneficios sociales para los sectores más pobres de la población. El ricachón, encaramado desde su propia torre, siente un odio visceral por la parte del pueblo estadounidense no rico, y ha manifestado su sesgo discriminador de la mujer, de razas, de géneros, de creencias religiosas, etc. Las protestas de amplios sectores de los Estados Unidos ante cada situación son conocidas y constituyen una prueba fehaciente de las actuaciones impopulares del gobernante. Debe señalarse también que en sus ínfulas de grandeza no quedan indemnes hasta sus propios colaboradores y miembros de su ejecutivo, y los congresistas de su propio partido y  la prensa”.

En fin, eso y mucho más se afirmaba analizando su primer año de mandato.

Actualmente, al inaugurarse su nuevo papel de emperador, con ínfulas crecientes expresadas desde las primeras horas de su segundo cuatrienio, cabe recordarle dos cosas:

La primera: “El más fuerte nunca lo es bastante para dominar siempre… La fuerza no constituye derecho, y sólo hay obligación de obedecer a los poderes legítimos.” Juan Jacobo Rousseau

La segunda: Ya te verás en la Asamblea General de las Naciones Unidas este mismo año cuando Cuba y el mundo condenen a los Estados Unidos por el bloqueo criminal y otras medidas unilaterales que tienen establecidas contra Cuba y que por su extraterritorialidad afectan también a todos los países. De esta condena no te salvará nadie ya sea como presidente o emperador, y te quedarás aislado y con la misma compañía del régimen genocida de Israel.

 

Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Premio al Mérito Científico del MINSAP por la obra de toda la vida.

 

 

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