Wilkie Delgado Correa* - Cubainformación.- Estimados lectores, esta es una clase para analizar en una asamblea laboral y política, en una reunión barrial y en una universidad, pues como expresara Fidel “Hemos venido a aprender cómo se comportan las leyes de la sociedad humana”.
En los tiempos actuales son muchos los asuntos de naturaleza política que inquietan a los ciudadanos y a los pueblos y, como están vigentes como ideas y prácticas desde el siglo pasado, habrá que definirlos, seguir su evolución y colocarlos con justeza en este siglo XXI, donde surgen como ideas prevalecientes en algunos países, ya sea instaladas en los gobiernos o como contendientes entre las fuerzas políticas que aspiran al poder.
Este anuncio es cierto: el fascismo se presenta con rostros mutados y ya se sientan estas derechas a la diestra del dios padre de los ricos en algunos estados de sociedades dividas, engañadas que andan y desandan en busca de un futuro incierto.
Para su definición puede recurrirse a muchas fuentes aunque unas pocas pudieran definir al fascismo como una dictadura terrorista que representa a los elementos sociales reaccionarios, chovinistas e imperialistas del capital financiero.
También pudiera ampliarse su definición de la manera siguiente:
1. m. Movimiento político y social de carácter totalitario que se desarrolló en Italia y en la primera mitad del siglo XX, y que se caracterizaba por el corporativismo y la exaltación nacionalista.
2. m. Doctrina del fascismo italiano y alemán (hitlerismo, nazismo) y de los movimientos políticos similares surgidos en otros países.
3. m. Actitud autoritaria y antidemocrática que socialmente se considera relacionada con el fascismo.
Sobre las consecuencias de la segunda guerra mundial, Fidel las sintetizó en el discurso pronunciado en el acto central con motivo del XXX aniversario de la victoria sobre el fascismo, en La Habana, el 8 de mayo de 1975:
“Hay que decir que toda la humanidad pagó muy caro este fenómeno político, que toda la humanidad pagó muy caro este engendro de los burgueses y del imperialismo, porque hasta los propios países capitalistas, en un momento determinado, se vieron agredidos por el fascismo”.
A modo de recuento histórico vale apuntar que la experiencia política chilena se inició con la investidura de Salvador Allende como Presidente, ocurrida el 3 de noviembre de 1970.
Fidel fue invitado oficialmente por Allende y durante su visita a la República de Chile en el periodo de 10 de noviembre a 4 de diciembre de 1971, hubo de profundizar en el fenómeno político y de ahí sus juicios sobre muchos asuntos cardinales que le llamaron su atención durante la larga convivencia con el pueblo chileno. Trataré de resumir y destacaré sus juicios sobre el fascismo que se pondrían de manifiesto breves años después con el golpe de estado y la instauración de la dictadura pinochetista. Sus secuelas han perdurado hasta hoy.
Sobre su experiencia personal en contacto con la política chilena, Fidel expresó en su discurso final ante el pueblo el 2 de diciembre:
“Hemos venido a aprender en un proceso vivo. Hemos venido a aprender cómo se comportan las leyes de la sociedad humana. Hemos venido a ver algo extraordinario: en Chile está ocurriendo un proceso único. (…) Es un proceso revolucionario donde los revolucionarios tratan de llevar adelante los cambios pacíficamente. Un proceso único, prácticamente el primero en la historia de la humanidad —no decimos en la historia de las sociedades contemporáneas—, único en la historia de la humanidad, donde tratan de llevar a cabo el proceso revolucionario por los cánones legales y constitucionales, mediante las propias leyes establecidas por la sociedad o por el sistema reaccionario, mediante el propio mecanismo, mediante las propias formas que los explotadores crearon para mantener su dominación de clase. Entonces, es realmente algo único, algo insólito”.
Sobre el ejercicio de la violencia por parte de la reacción y la revolución, enfatizó:
“Porque es —como hemos dicho en otras ocasiones— que no son los revolucionarios los inventores de la violencia. Fue la sociedad de clases a lo largo de la historia la que creó, desarrolló e impuso su sistema siempre mediante la represión y la violencia. Los inventores de la violencia fueron en todas las épocas los reaccionarios. Los que impusieron a los pueblos la violencia fueron en todas las épocas los reaccionarios”.
Fidel aclara y alerta sobre el proceso que barrunta dentro de la dinámica de la experiencia política chilena:
“… puede decirse, la gran verdad histórica de que el proceso de cambios genera una dinámica de lucha. Y las medidas realizadas ya, y que constituyen el inicio de un proceso, han desatado la dinámica social, la lucha de clases; han desatado la ira y la resistencia —como en todos los procesos sociales de cambio— de los explotadores, de los reaccionarios. Ahora bien: la cuestión que obviamente se plantea —visto por un visitante este proceso— es si acaso se cumplirá o no la ley histórica de la resistencia y de la violencia de los explotadores. Porque hemos dicho que no existe en la historia ningún caso en que los reaccionarios, los explotadores, los privilegiados de un sistema social, se resignen al cambio, se resignen pacíficamente a los cambios”.
Y Fidel expresó con sinceridad ante el pueblo congregado la experiencia personal vivida en aquellos días, profundizando en la naturaleza del fascismo, al cual pudo verle las orejas peludas durante sus pocos días en Chile.
“Sí, señores —sobre todo los que me pedían que viniera a aprender—: ¡He aprendido mucho!: cómo funcionan las leyes sociales, cómo funciona un proceso revolucionario, cómo reacciona cada sector y cómo luchan las diversas fuerzas (APLAUSOS). Lo hemos vivido. Y lo hemos vivido aun en nuestra propia piel. Y no porque me hayan atravesado la piel con ninguna pedrada, o con ningún balazo, o porque me hayan quemado un pelo —no he visto pasar ni de lejos una piedra. He sentido, como visitante, como amigo, como solidario, he sentido otro tipo de agresiones harto conocidas: de insultos, de campañas. En dos palabras, chilenos: nosotros no esperábamos ser bien recibidos por los fascistas (APLAUSOS).
Pero, repito, hemos aprendido otra cosa: hemos aprendido la comprobación más de otra ley de la historia: hemos visto el fascismo en acción. Y hemos podido comprobar un principio contemporáneo: que la desesperación de los reaccionarios, la desesperación de los explotadores en el mundo de hoy —como ya se ha conocido nítidamente por la experiencia histórica— tiende hacia las formas más brutales, más bárbaras de violencia y de reacción.
Y todos conocen la historia del fascismo en diversos países, en los países que fueron la cuna de ese movimiento, cómo surgieron; y cómo los privilegiados, los explotadores, cuando aun sus propias instituciones —cuando aun sus propias instituciones—, inventadas y creadas por ellos para mantener el dominio de clase no les sirven, las destruyen ellos mismos. Inventan una legalidad, inventan una constitución, inventan un parlamento. Cuando digo inventan una constitución, digo: inventan una constitución burguesa, porque las revoluciones socialistas establecen sus propias constituciones y sus propias formas de democracia.
Pero, ¿qué hacen los explotadores cuando sus propias instituciones ya no les garantizan el dominio? ¿Cuál es su reacción cuando los mecanismos con que han contado históricamente para mantener su dominio les fracasan, les fallan? Sencillamente los destruyen. No hay nadie más anticonstitucional, más antilegal, más antiparla-mentario y más represivo y más violento y más criminal que el fascismo (APLAUSOS).
El fascismo, en su violencia, liquida todo: arremete contra las universidades, las clausura y las aplasta; arremete contra los intelectuales, los reprime y los persigue; arremete contra los partidos políticos; arremete contra las organizaciones sindicales; arremete contra todas las organizaciones de masa y las organizaciones culturales. De manera que nada hay más violento ni más retrógrado ni más ilegal que el fascismo.
Y nosotros hemos podido ver en este insólito y único proceso cómo se manifiesta esa ley de la historia, que los reaccionarios, los explotadores en su desesperación, apoyados fundamentalmente desde el exterior, generan y desarrollan este fenómeno político, esa corriente reaccionaria que es el fascismo”.
Y Fidel pasa a explicar la lucha previsible entre los explotadores y los explotados en la sociedad chilena:
“Pero también se dice que no hay nada que enseñe a los pueblos tanto como un proceso revolucionario. Todo proceso revolucionario enseña a los pueblos en unos meses lo que a veces dura decenas de años en aprender.
Hay una cuestión: ¿Quién aprenderá más y más pronto? ¿Quién tomará más conciencia y más pronto? ¿Los explotadores o los explotados? ¿Quiénes aprenderán más rápidamente en este proceso? ¿El pueblo o los enemigos del pueblo? (EXCLAMACIONES DE: "¡El pueblo!") "
¿Y están ustedes completamente seguros, ustedes que son protagonistas, que son actores de esta página que escribe su patria; están completamente seguros de que ustedes han aprendido más que sus explotadores? (EXCLAMACIONES DE: "¡Sí!")
Permítanme entonces discrepar en este caso no del Presidente sino de la masa (APLAUSOS). Mañana dirán en algún cintillo, en algún lugar del mundo las agencias: "Discrepa Castro de la masa." Discrepamos de una apreciación de la situación.
Y en esta especie de diálogo sobre cuestiones científicas e históricas, nosotros podemos decir que no estamos completamente seguros de que en este singular proceso el pueblo, el pueblo humilde —que es la inmensa mayoría del pueblo— haya estado aprendiendo más rápidamente que los reaccionarios, que los antiguos explotadores.
Pero hay, además, algo: los sistemas sociales que las revoluciones están cambiando llevan muchos años de experiencia, ¡muchos años de experiencia! Acumularon experiencia, acumularon cultura, acumularon técnicas, acumularon trucos de toda especie para actuar frente a los procesos revolucionarios. Y mientras, se presentan a la masa del pueblo, que no tiene esa experiencia, que no tiene esos conocimientos, que no tiene esas técnicas, se enfrenta con toda la experiencia y las técnicas acumuladas de los otros. Y si ustedes desean que nosotros seamos francos... Y hemos dicho que nosotros no podemos expresar una mentira. Podemos equivocarnos, hacer una apreciación falsa, pero jamás decir algo que no creamos. Y nosotros creemos sinceramente que el aprendizaje de la parte opuesta, el aprendizaje de los reaccionarios ha ido más rápido que el aprendizaje de las masas (APLAUSOS). La reacción, la oligarquía está mucho más preparada de lo que estaba la de Cuba, mucho más organizada y mucho más equipada para resistir los cambios, desde el punto de vista ideológico. Han creado todos los instrumentos para librar una batalla en todos los terrenos frente al avance del proceso. Una batalla en el campo ideológico, una batalla en el campo político, una batalla en el campo de masas —fíjense bien— ¡una batalla en el campo de masas contra el proceso!
Y Fidel sintetiza y concluye:
“A nuestro juicio el problema de la violencia en estos procesos —incluido el de Cuba—, una vez que se ha instaurado el régimen revolucionario, no depende de los revolucionarios... Pero no son los revolucionarios los que en esas circunstancias crean la violencia. Y si ustedes no lo saben, seguramente que la propia vida se encargará de demostrárselo (APLAUSOS).
Y Fidel aborda el análisis de las estrategias posibles de los revolucionarios y los fascistas y de cuáles son sus armas:
“Ustedes viven un proceso muy especial, pero que no es nuevo en lo que se refiere a procesos de lucha de clases. La historia tiene incontables ejemplos. Están viviendo el momento del proceso en que los fascistas —para llamarlos como son— están tratando de ganarles la calle, están tratando de ganarles las capas medias de la población. (…)
Ahora, los revolucionarios son honrados, los revolucionarios son honestos, los revolucionarios no andan con mentiras, los revolucionarios no siembran el terror, no siembran la angustia ni inventan cosas truculentas y tenebrosas.
¡Ah!, pero los fascistas sí que no se detienen ante nada. Tratan de tocar cualquier sensibilidad, inventar la calumnia más increíble: tratan de sembrar el miedo, el temor, la intranquilidad en amplias zonas de las capas medias de la población: tratan de hacerles creer las cosas más inverosímiles: tratan de despertar los mayores temores en todos los órdenes. Tiene un objetivo: ganarse las capas medias. Algo más: utilizan los sentimientos más ruines y más bajos. El chovinismo —ese nacionalismo estrecho—, esos egoísmos, los tratan de desatar por todos los medios, ¡por todos los medios! El chovinismo, los egoísmos, las pasiones más bajas, los temores más infundados. No se detienen ante nada.
De manera que hemos visto en todo, todos estos días, cómo cualquier pretexto es utilizado para despertar un recelo, un temor, un resentimiento. Y en esa lucha son duchos, son hábiles. Y en estos instantes, desde nuestro punto de vista, de observadores de este proceso, vemos que el fascismo trata de avanzar y ganar terreno en las capas medias y tomar la calle. Algo más: trata de desmoralizar a los revolucionarios. En algunos lugares nosotros hemos visto a los revolucionarios algo así como golpeados; en algunos lugares los hemos visto incluso desalentados.
Si nosotros no fuésemos un hombre franco, si no fuésemos hombres que creyésemos en la verdad, no nos atreveríamos a decir esto”.
Y Fidel aborda algo espinoso desde el punto de vista social, que es la suma de fuerzas sociales y en particular de la llamada clase media de la población.
“Si quieren saber una opinión: el éxito o el fracaso de este insólito proceso dependerá de la batalla ideológica y de la lucha de masas; y dependerá de la habilidad, del arte y de la ciencia de los revolucionarios para sumar, para crecer y para ganarse las capas medias de la población (APLAUSOS
Fidel le ejemplifica a los chilenos el dilema de toda revolución. O sale triunfante o sale derrotada. Y expone las consecuencias de las derrotas.
“Los revolucionarios se mueven por motivaciones profundas, por grandes ideas. (…) Aunque, desde luego, los revolucionarios saben el destino de las revoluciones aplastadas. Para citar ejemplos, dos: la revolución de los esclavos de Roma, la revolución de Espartaco, aplastada por los oligarcas, costó la vida a cientos de miles de hombres que fueron crucificados a lo largo de los caminos que conducen a Roma; la revolución de los comuneros de París, ahogada ferozmente en sangre. Y se pueden citar varios ejemplos modernos. Cuando un proceso revolucionario se desata, por un lado surge el fascismo, con todos sus trucos y todas sus artes, todas sus técnicas de lucha, todas sus hipocresías, sus fariseísmos, sus tácticas de despertar el miedo, de usar la mentira, sus ruines e inescrupulosos métodos. (…) Saber, sí, ( los revolucionarios) lo caro que cuestan las derrotas a los pueblos. ¡Luchar por el ideal! ¡Luchar por la causa justa! ¡Luchar sabiendo que la razón está de su parte! ¡Luchar sabiendo que las leyes inexorables de la historia están de su parte! ¡Luchar sabiendo que el futuro les pertenece! ¡Avanzar con las masas! ¡Avanzar con el pueblo! ¡Avanzar con las ideas!¡Avanzar,sumando! ¡Avanzar creciendo! (EXCLAMACIONES y APLAUSOS.)
Todo este análisis de Fidel y las conclusiones derivadas de los fenómenos políticos e ideológicos vistos y sopesados, tuvieron su confirmación el 11 de septiembre de 1973 cuando el golpe de estado fascista liderado por Pinochet inició un triste y sangriento proceso retrógrado cuyas raíces aún se resisten a morir desgraciadamente.
Hoy en día en muchos países de Europa, en algunos de América Latina, y en particular en los Estados Unidos, bajo la égida de Trump, gozan de buena salud los amagos y embestidas, desde el poder o desde la llamada oposición democrática de derecha, de las doctrinas fascistas y nazistas expresadas en múltiples formas del quehacer social, político y jurídico.
Pero confiemos que un día vendrá en que las cosas tomen un mejor camino. ¡Ya lo veremos!
Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Premio al Mérito Científico del MINSAP por la obra de toda la vida.
La Columna es un espacio de opinión personal y libre de las personas autoras y no necesariamente tiene por qué representar la de Cubainformación