Mercedes López-Lanuza Bathelemy*


La desaparición física del ser humano genera pena y dolor. Comienza la retrospección al pasado, recordando las huellas que dejaron en el camino de la vida, aquella que les tocó vivir.

Desdichadamente, recibimos la noticia sobre el deceso de una camarada, compañera, hermana de lucha. Angelita como les llamamos cariñosamente dijo adiós con el patriotismo inmaculado, su residencia en el exterior nunca fue óbice para defender, su suelo, su país, su Revolución Cubana. 

Militó como revolucionaria en las actividades correspondientes cumpliendo como todo buen cubano el deber que le tocó vivir desde las trincheras foráneas. 

Pertenecía a la Asociación Desembarco del Granma de cubanas y cubanos en el País Vasco.

No es el simple hecho de convertir en buenas las personas cuando viene el inexorable espectro que nadie puede esquivar. Lo que es obligado es recordar sus valores, lo genuino por no perder su identidad, e integridad, permeada de cubanía y alegría.

Ángela fue una buena deportista, según testigos que compartieron cancha en Cuba y en tantos eventos deportivos. Jugó en el equipo softball como receptora. 

Con este pequeño pero sentido relato, quiero conjuntamente con todas y todos los que las conocimos o tienen referencias, rendir nuestro más sincero homenaje a una de los nuestros. DEP.

 Parafraseando a Martí digo que Angelita no será enterrada en lo oscuro a morir como un traidor. Angelita ha muerto de cara al sol con su bandera cubana.

¡Que la tierra te sea leve compi!!

 

*Presidenta de la ONG AWON IYAAMI, cubana residente en Asturias.

 

La Columna es un espacio libre de opinión personal de autoras y autores amigos de Cuba, que no representa necesariamente la línea editorial de Cubainformación.

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