Wilkie Delgado Correa* - Cubainformación.- ¿Verdad que no es entendible que los asuntos de las relaciones diplomáticas y el de la Base Naval, no sean tratados de igual forma cuando ambos son “alas de una misma paloma” de las políticas de los Estados Unidos y Cuba?
Pienso que la mayoría de los gobiernos del mundo han estudiado con cierta profundidad el contenido de la Ley Helms-Burton y han tenido conciencia del peligro que entraña para sus propios países y, en consecuencia, se han alineado a favor de Cuba en la Asamblea General de la ONU a la hora de votar contra el bloqueo.
La mencionada ley es un mamotreto judicial que en forma descarnada refleja un manifiesto político imperial de los Estados Unidos que no tiene precedente en la historia moderna contra país alguno.
Por todo lo anterior, la lectura acuciosa y completa de este engendro puede servir para despertar una conciencia antimperialista y anti yanqui, pues revela que esa nación no tiene límites en su injerencia y daños causados a un pequeño país desde el mismo inicio de su independencia y, por supuesto, después del triunfo de la revolución cubana de 1959..
Fue en Enero de 2012 que dirigí este mensaje al New York Times sobre la Base Naval de Guantánamo.
Estimado señor Director:
Recientemente fue publicado en ese diario The New York Times el artículo titulado Entreguemos Guantánamo a Cuba, firmado por Jonatah M. Hansen, profesor de estudios sociales en la Universidad de Harvard, Massachusetts, que demuestra que ese órgano es capaz de abrirse a temas que, cuando los valora a la luz de de su misión mayor en lo que respecta a información seria, aunque sean escabrosos históricamente para su país, los publica tomando en consideración su responsabilidad editorial. Así lo demostró en el pasado siglo con la entrevista de Herbet Matthews a Fidel en la Sierra Maestra, por lo cual es reconocido en la historia del pueblo cubano.
Espero, señor Director, que acoja los criterios de este académico cubano, que sólo aspira a exponer elementos que deben ser de interés para los lectores de NYT. Desgraciadamente, cuando se trata de países y pueblos, hay males que se prolongan más allá de toda lógica y necesidad humana y social. Así que no me queda más remedio que escribirle en torno a este tema, a la vez nuevo y viejo, de la hoy famosa Base Naval de Guantánamo, que no lo es tanto por lo ilegal que siempre han sido su origen y permanencia hasta la actualidad, dentro de circunstancias históricas concretas, sino por el hecho jamás ocurrido antes, al menos con la connotación que ha tenido, de construirse una cárcel en una Base Naval, que bien puede considerarse como una penitenciaría de carácter internacional por los cientos de prisioneros de distintas nacionalidades y los más variados orígenes y residencias, que procedían de decenas de naciones, incluyendo las occidentales aliadas de los Estados Unidos.
En fin, hoy sabemos que la Base Naval de Guantánamo, además de eso, es una cárcel desde el 2002, y que el presidente Obama prometió desmantelar en un año y aún se mantiene a pesar de criterios diversos que recomiendan ponerle fin por las condiciones y tratamiento dados a los prisioneros, y por los cuestionamientos a la luz del derecho norteamericano e internacional.
Ahora debemos conocer por qué razones esa Base Naval de Guantánamo surgió y por qué se ha mantenido, lamentablemente, hasta la actualidad. Y una caracterización de algunos elementos geográficos, históricos y otros, permitirá una mejor comprensión de este asunto.
La Base Naval ocupa una superficie de 117,6 kilómetros cuadrados, con 49 de tierra firme, 38,8 de agua y 29,4 de terreno pantanoso. La Base está limitada por una cerca perimetral de 28 kilómetros de longitud.
Guantánamo es una bahía de bolsa, una de las más grande de su tipo en el mundo, que tiene una longitud de 5,2 kilómetros, profundo calado, 20 cayos interiores y capacidad para albergar al mismo tiempo más de 40 buques.
Los norteamericanos utilizaron esta bahía para desembarcar en Cuba en 1898 durante la guerra imperialista que libraron contra España. El patriota Manuel Sanguily, al conocer del hecho, afirmó visionariamente: “Los norteamericanos han visto a Guantánamo, y jamás renunciarán a poseerla”.
Esta base, por lo tanto, es producto de un despojo a la soberanía de Cuba que luego se concretó en forma de un “arrendamiento” gracias a una impuesta Enmienda Platt, como apéndice de la Constitución en 1903 y reforzado en 1934 por el Tratado de Relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.
Desde el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, Cuba ha reivindicado su derecho a la devolución de ese territorio para el ejercicio pleno de la soberanía en todo el territorio nacional. Y se basa en principios jurídicos nacionales e internacionales.
Primero, porque el Tratado de Relaciones entre Cuba y los Estados Unidos firmado en 1934, supuesto fundamento legal para el mantenimiento de la Base Naval, no conserva su validez y es obsoleto desde 1959 en que Cuba repudió dicho tratado. Por ejemplo, una de las razones de aquel tratado expresa “el deseo de fortalecer los lazos de amistad con el pueblo de Cuba”. Y es conocido que desde 1960, los Estados Unidos rompió sus relaciones diplomáticas con la República de Cuba, organizó, financió y apoyó la invasión de Girón en 1961, y ha sometido al país a un bloqueo económico, comercial y financiero que dura más de 50 años, así como cientos de agresiones y la aprobación de leyes injerencistas y anticubanas.
Segundo, el artículo 62 de la Convención Internacional sobre Derechos de Tratados, especifica que: “Un cambio fundamental en las circunstancias que hayan ocurrido con posterioridad a las existentes al momento de concertar el contrato, lo hace anulable”.
Cuba, consecuente con su posición de principios de rechazo al despojo del territorio nacional que usurpa la Base Naval, no ha hecho efectivos en los años transcurridos desde 1959, ningún cobro por el pago por concepto del arrendamiento de la Base, cuyo monto es irrisorio, de poco más de 4 000 dólares anuales. ¡Qué barato le resulta este producto de un despojo neocolonial a la potencia ilegalmente usurpadora! Mejor es decir que le resulta gratis, pues Cuba desde esa fecha nunca ha cobrado ni cobrará dichos cheques, por un acto de dignidad ante la usurpación por la fuerza de esa parte del territorio nacional.
Uno solo de los prisioneros de la cárcel de Guantánamo le cuesta muchas más veces al año que el supuesto pago, no cobrado, por el arrendamiento de todo el territorio en que se asienta dicha Base Militar.
Señor Director, el hecho de que en la actualidad la Base Naval sea un centro internacional de prisión, añade una violación y una provocación más, pues el convenio original de 1903 definía sólo el arriendo para el “establecimiento de estaciones carboneras y navales”, y nunca para esos fines de ahora, que han hecho de Guantánamo un territorio tristemente célebre a nivel internacional por el asiento de una prisión impugnable y condenable.
Una razón fundamental de Cuba está contenida en su Constitución. En la Carta Magna se expresa: Artículo 11: La República de Cuba repudia y considera ilegales y nulos los tratados, pactos, concesiones concertados en condiciones de desigualdad o que desconocen o disminuyen su soberanía e integridad territorial”.
En conclusiones, la Base Naval de Guantánamo fue usurpada hace casi ciento diez años, y convencionalmente se acepta a nivel internacional que todo tratado indefinido debe expirar en ese plazo máximo. Fue parte de un tratado impuesto por la fuerza y bajo determinadas circunstancias neocoloniales en las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Esas circunstancias cambiaron totalmente por la política de hostilidad contra Cuba de los Estados Unidos después de 1959, y por la política soberana e independiente de Cuba que desde esa fecha ha repudiado esa concesión espuria, ha exigido el cese de esta usurpación y la devolución del territorio a la soberanía del país, se ha negado a cobrar ni cobrará ni un centavo del pago del supuesto arriendo y real despojo.
Pero existen muchas más razones para que el Gobierno de los Estados Unidos, tomando en consideración los justos intereses del pueblo norteamericano, y los reclamos nacionales e internacionales, cierre la cárcel existente en Guantánamo desde hace una década y cese la presencia de la Base Naval en Guantánamo y se restituya ese territorio a su legítimo dueño, el pueblo de Cuba. El día en que tal hecho ocurra se habrá dado un paso trascendente en la historia de nuestros dos pueblos.
Espero de Ud. la acogida a los criterios vertidos en esta carta, pues la verdad nunca podrá lesionar los intereses legítimos de un país y su pueblo y porque el asunto tratado, de no resolverse acorde a principios elementales de justicia, continuarán lesionando el prestigio de los Estados Unidos, del cual debe ser garante decisivo su Gobierno y las instituciones representativas del país.
Agradeciendo su interés, quedo atentamente y en espera de su respuesta.
Todo eso del uso indebido de la Base Naval como cárcel execrable después el 11 de septiembre, se agrava ahora con el uso como cárcel o albergue para los migrantes en número de miles que Trump ha decidido confinar allí.
Retomando el análisis de la ley Helms-Burton, en una de sus secciones titulada “La política de los Estados Unidos es la siguiente:” se señala las 16 normativas o presupuestos en que se asienta. Comentaremos dos de ellos.
Sobre las RELACIONES DIPLOMÁTICAS. La normativa número 13) afirma: Considerar el restablecimiento del reconocimiento diplomático y apoyar el reingreso del Gobierno de Cuba en las organizaciones interamericanas cuando el Presidente determine que exista un gobierno democráticamente electo en ese país.
No imaginaron nunca los redactores de la Helms-Burton que pifiarían, pues nunca pensaron, en el hecho y significación que tiene que los presidentes Barack Obama y Raúl Castro restablecieran las relaciones diplomáticas y la apertura de embajadas en sus países. E incluso más significativo fue que el presidente Obama y su familia visitaran La Habana, Cuba, con una estancia distendida en el país. Así que de esta forma quedó burlada y cuestionada la Helms-Burton.
Sobre LA BASE NAVAL DE GUANTÁNAMO. La normativa número 12) expresa: Estar listos para iniciar negociaciones con un gobierno electo democráticamente en Cuba a fin de devolver a ese país la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo o de renegociar el acuerdo actual en condiciones mutuamente aceptables.
Como se puede constatar y valorar racionalmente si fue posible restablecer relaciones diplomáticas y embajadas, con el presupuesto de un gobierno legítimo en Cuba, ¿cómo entender la no aceptación hasta ahora de “NO ESTAR LISTOS” para iniciar negociaciones sobre la Base Naval de Guantánamo?
Y algo más importante es que hasta la Ley Helms-Burton tuvo que reconocer dos cosas: 1. Que el territorio de la Base Naval es parte del territorio bajo la soberanía de Cuba. 2. Afirma “Estar listos” y que no hay obstáculo enrevesado para la devolución del enclave a Cuba o establecer un nuevo tratado.
¿Verdad que no es entendible que ambos asuntos, el de las relaciones diplomáticas y el de la Base Naval, no sean tratados de igual forma cuando ambos son “alas de una misma paloma” de las políticas de los Estados Unidos y Cuba?
Finalmente la ley Helms-Burton en su concepción integral viola el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en cuyo texto se expresa:
Artículo 1.1: “Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural”.
1.2: “Para el logro de sus fines, todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales, sin perjuicio de las obligaciones que derivan de la cooperación económica internacional basada en el principio de beneficio recíproco, así como del derecho internacional. En ningún caso podrá privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia”.
¿Cómo se explica entonces, que si la libre determinación es un derecho inherente al pueblo cubano para ejercer su autoridad soberana dentro de los límites territoriales de Cuba, en los asuntos diversos de su vida material y espiritual, pueda existir la pretensión descabellada e ilegítima de otro pueblo o gobierno o congreso extranjero de transgredir y violar ese derecho y principio? Sólo una política demencial y prepotente de un imperio, lo explicaría.
Otro principio violado y desconocido por la Ley es el de la soberanía, o sea, el derecho de un pueblo al ejercicio de la suprema autoridad sobre el territorio en que se asienta.
En conclusión, en este mundo existen muchas cosas que deben cambiar, y todo el mundo espera que también cambie los Estados Unidos.
Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Premio al Mérito Científico del MINSAP por la obra de toda la vida.
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