Raúl Antonio Capote - Original en Granma


Los mercenarios intentan subir la parada, llamar la atención, a cambio de una miradita de aprobación de sus amos.

En una audiencia sostenida sobre Derechos Humanos con el Parlamento Europeo, los contrarrevolucionarios Rosa María Payá y José Daniel Ferrer solicitaron reforzar la política de cerco económico contra su propio país.

Ambos personajes no requieren mucha presentación, son bien conocidos en la Isla por sus posiciones extremas y oportunistas, forman parte de la llamada «oposición» tarifada, que se caracteriza por pedir más medidas coercitivas, recrudecer el bloqueo, e incluso la agresión militar para derrocar al Gobierno.

En línea con sus patrones, ahora pretenden aumentar la presión, sumando a Europa en el empeño de asfixiar al pueblo de la Mayor de las Antillas.

Rosa María Payá, cuya organización Cuba Decide recibe fondos de la administración estadounidense, afirmó que el Gobierno cubano «ha sumido a los cubanos en el hambre y la miseria», mientras Ferrer recurre al viejo y gastado expediente de la «situación crítica de los presos políticos».

Nada nuevo bajo el sol. Alineados con Washington buscan lo de siempre, debilitar a la Revolución y asegurar el llenado de sus hambrientos bolsillos, en peligro por las restricciones de fondos decretadas por la Casa Blanca.

Durante más de 65 años, los sucesivos gobiernos estadounidenses han mantenido y perfeccionado el bloqueo contra Cuba, unido al terrorismo, la agresión directa –recordemos Girón– la guerra cognitiva y comunicacional, y la creación y sostenimiento de la contrarrevolución interna.

A ello se suma el incremento de la campaña contra la cooperación médica cubana y la inclusión de la Isla en la lista creada por Washington de países patrocinadores del terrorismo.

Esta política causa sufrimiento y muerte. Cada vez que falta un medicamento que puede salvar la vida de un niño, cuando no se puede aliviar el dolor de un enfermo terminal, cuando nos falta la electricidad y escasea el transporte, ¿a quién debemos señalar?

Recordemos que la misma Rosa María Payá calificó, en su momento, de inadmisibles las medidas justas, pero tomadas de manera tardía, por la administración Biden, entre ellas la eliminación de Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo.

Nada que contribuya a aliviar o mejorar la vida de los cubanos es válido para Payá, recién nominada como candidata a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por Washington. Toda una contradicción, dada su trayectoria.

Resulta increíble cuánto de perverso tiene el alma de quienes, por dinero, son capaces de causar tanto dolor a su propia gente, a sus vecinos, a quienes compartieron con ellos aulas, sitios de juego, espacios familiares. Tales actitudes son inaceptables para un país que ha convertido la solidaridad, el humanismo y la justicia en la espina dorsal de su existencia como pueblo.

Los mercenarios, porque no existe otra forma de llamarlos, intentan subir la parada, llamar la atención. Ahora exigen a Europa suspender el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación con Cuba, sumarlos al castigo a cambio de una miradita de aprobación de sus amos.

La Columna es un espacio libre de opinión personal de autoras y autores amigos de Cuba, que no representa necesariamente la línea editorial de Cubainformación.

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