Wilkie Delgado Correa* - Cubainformación.- Quiso el destino que el Papa muriera, después de un largo periodo de convalecencia, después de aquella especie de despedida, ocurrida el día anterior, que fue  su participación y traslado en su móvil alrededor de los miles de creyentes agrupados en la Plaza vaticana.


En esta ocasión recuerdo que hace seis años publiqué en varios portales de países, en 02/05/2019, el artículo titulado Carta abierta al Papa Francisco sobre Semanas Santas futuras y remitido al Papa. Fue una carta larga y con muchas reflexiones, de la cual retomo solo unos párrafos. Hoy puedo expresar que el Papa Francisco ha tenido una trayectoria y una actuación que ha concitado el respeto y agradecimiento a nivel mundial.

Veamos estos fragmentos de la carta: “Papa Francisco, existen razones para imaginarle sufriente y sufriendo constantemente por los males infinitos que parecen asolar a la humanidad y que no tendrán consolación y cura en este mundo terrenal solamente con plegarias, peregrinajes y apelaciones a las buenas intenciones para remediar esa especie de despiadada crucifixión y muerte de millones de personas, frágiles, desvalidas y condenadas por un destino atroz. Sepa Ud. que se le admira por esa visión suya integral de los problemas esenciales de nuestro mundo en que se funden lo material y espiritual de los seres humanos.

Empezaré con la propuesta y acto seguido con los argumentos que le sirven de fundamento. Se trata de que Ud. y sus representantes en el mundo, convoquen a todos sus fieles, que son millones en el planeta, y entre los cuales se encuentran también millones de individuos millonarios y pudientes en distintas cuantías, para que donen todos los años parte significativa de sus riquezas, desde dinero, joyas, viviendas, tierras, etc., y cuya donación tenga el tamaño de su fe cristiana para sufragar cada año en algunos o todos los países los panes y los otros alimentos que tengan el tamaño del hambre de los pobres, y, además, proveerles de calzado y vestido, de salud y educación, y por supuesto de hogares. En fin, elevar a los pobres hasta un sitio donde puedan resplandecer y cultivar sus valores espirituales mientras viven dignamente. Recursos físicos y financieros hay suficientes en este mundo, y están guardados, sería mejor decir, sepultados en los bancos y en cuanta cajas fuertes existen, para que cada año, o cada día del año, o para Semana Santa, sean librados de la cruz material y espiritualmente tal vez millones de seres humanos, salvadas sus vidas terribles, curados, alimentados, educados, como Jesús manda e hizo durante su vida terrenal. No es sueño, Papa Francisco, inténtelo a ver, y seguro que atraerá y le seguirán los representantes de todas las religiones del mundo, y quizás muchos gobiernos también. No es fácil, Papa Francisco, pero tampoco imposible. La resurrección puede ser ahora, si es que sus fieles poseen tan siquiera un átomo de fe en sus conciencias y un gen de generosidad dadivosa en su corazón y comportamiento espiritual, social y humano.

Observando y escuchando el acto reciente del vía crucis en conmemoración de la Semana Santa en el Coliseo Romano, con el relato y plegarias consiguientes que acompañaron cada una de las estaciones de Jesús crucificado, hasta su muerte, bajada de la cruz, sepultura y resurrección, pensaba que dichas reflexiones, así como las suyas, debían publicarse en todas partes por la realidad injusta en que viven los pobres, por las condiciones de vida inhumanas en que se les mantiene, por las denuncias del tratamiento y políticas aplicados a los casos colectivos o personales de los emigrantes, y que todos cargan, no solo las cruces de una existencia apabulladora, sino que encuentran muros infranqueables o proyectos de construirlos mucho más herméticos, y todas las discriminaciones existentes o inventadas para poner valladares en las relaciones sociales. ¡Y qué decir de las guerras, o de los que amenazan con ellas, o de los que ejercen represalias y bloqueos contra pueblos enteros o, sea, millones de personas condenados por la soberbia de poderes imperiales! En fin, en esa narración  y en sus palabras están implícitas las denuncias de naturaleza social, política, humana, filosófica y religiosa del mundo actual.

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En conclusión, Papa Francisco, reciba Ud. mis afectos y respetos, hay en el mundo suficientes agradecidos que pueden seguirle en las ideas y en las obras, en los sueños y realidades del género humano, es hora de la purificación de los templos y separar de ellos a los mercaderes y corruptos, de convocar a los ricos de todas las edades, a convocar a los obreros desocupados de las viñas, de curar a los enfermos de toda índole y de multiplicar los alimentos para saciar el hambre, de abrirles los ojos a quienes se niegan o no pueden ver, y de educar para la paz, la virtud y la felicidad a toda la humanidad. Es hora de demostrar que con los pobres de la tierra se quiere y se puede echar la suerte.

 

Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Premio al Mérito Científico del MINSAP por la obra de toda la vida.

 

 

 

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