“Pocas ciudades en el mundo detentan una potencia emocional y una riqueza espiritual tan densa
como Jerusalén. Su privilegio exclusivo de ser el punto de encuentro de las tres grandes religiones
monoteístas no ha cesado de atraer sobre ella el atento fervor de los musulmanes, de los cristianos
y de los judíos. No estaba en su destino convertirse en el objeto y después en la víctima de las ambiciones israelíes. Su triple vocación religiosa la predispone a una especie de ecumenismo, incompatible con su situación actual de ciudad ocupada.”
Comienzo del Capítulo I. El Estatuto de Jerusalén, del libro Coloquio de Juristas Árabes sobre Palestina.
Argel, 22-27 de Julio de 1967