Ramón Pedregal Casanova.- “... Pero fue imposible salvar a la Gran República. Estaba podrida hasta la médula. Hacía tiempo que la lujuria de las conquistas había hecho su obra; el aplastamiento de los inermes fuera de sus fronteras la había enseñado a soportar con apatía esas mismas cosas en su propio suelo; multitudes que habían aplaudido la supresión de las libertades de otros pueblos, vivieron para sufrir en sus propias carnes el error. El gobierno estaba, de manera irrevocable, en manos de los prodigiosamente ricos y de sus parásitos; el sufragio se había convertido en máquina que ellos empleaban a su antojo. No existían más principios que el comercialismo, no existía otro patriotismo que el de bolsillo.” Fragmento de “Cómo se llegó a la dictadura”. Se publicó en Letters from the Earth, y se encuentra en el libro “Mark Twain, cronista de su época.” Editado por Fondo Cultural del Alba.