Andrés Marí - Cubainformación / Fundació Vivint.- Cuba y los sueños, Cuba con su gente, Cuba frente a sus detractores, Cuba sin su asfixia, Cuba participando en el cambio del mundo, Cuba persiguiendo a los demonios. Todo insertado en una novela recién publicada, ‘El soroll de las abejas’, que da mil vueltas alrededor del personaje central: Ariel, también llamado el bogotano, el negro, el cubano, el indio y todos los gentilicios con que son nombrados los que son menospreciados en un orden establecido por el gran poder de la ley, la ley que se engulle el más sagrado de los derechos humanos, el fundamental, el derecho a una segunda oportunidad para la historia donde sea posible derrumbar la estaca del Neolítico, aquella que nos separa entre los que la sostienen, los paralizados y los que la empujan para que caiga. Pero que no caiga en el espejismo de los propietarios ni en las fantasías de los desposeídos. Tampoco junto a los santos ni junto a las bestias. Que caiga, y con mucho ruido, allí donde pueda convencerse a la naturaleza humana para que ella también luche contra la maldad.