Iba a comenzar mi andadura después de leer el poema de José Coronel Urtecho titulado “No volverá el pasado”, me había detenido en algunos de sus versos para reflexionar sobre lo que Nicaragua había sido en tiempos pasados, “Solo de ti depende que sea tuyo ahora”, “… Ya nadie en Nicaragua será engañado”, y me inquietó de tal manera que decidí llevarme el cuadernillo en el que lo guardaba. Al cerrar la puerta encontré a los obreros adoquinando la calle y arreglando la casita de enfrente, me vinieron a la boca las 4 palabras, “No volverá el pasado”, y di mi saludo a los 5 que hacían nuevos los lugares de la vida vecinal: “¡buenos días, compañeros!”, “¡buenos días!” respondieron. Me acordaba de aquel tiempo en que trabajaba como ellos, … no, no, las condiciones eran mucho peores, hambre, silencio frío, dolor en la conciencia, hasta que al finalizar un día dije para mi, “no volverá el pasado”. ¿Cuántos como yo habrán acabado diciendo “ha sido el último día, no me someteré como una bestia aunque me muera de hambre”, y no volvieron?, ¿se imagina usted en qué circunstancia se vieron?, ¿cómo de duro sería el pasado?, 1 decide ensoledad, corre al futuro, ahora los compañeros en su trabajo son el resultado de aquél ánimo adquirido en muchos, en miles, son el verso decidido que en el poema de José Coronel Urtecho hace el número 9: “La vieja historia se acabó, ya no puede volver”.