Este domingo 18 de diciembre, la 44 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano dejó de ser noticia, aunque sus huellas, como las de cada una de las precedentes, conforman una trayectoria de enriquecimiento cultural que nació en el año 1979. Porque —además de la proyección de filmes, que ya de por sí es todo un acontecimiento—, el evento es fuente de intercambios y encuentros de diversa índole que ahondan en tendencias, academias e historia.