Todos los regímenes europeos y el inglés y el estadounidense, los mismos que protegen con todo su empeño la existencia de la entidad colonial, ofrecen a sus públicos las declaraciones de sus cumplidores asesinos porque son el ejemplo que les gusta a esos gobernantes. Que cuidadosos son con sus huestes, los reciben, los saludan, los disculpan porque tienen que hacerles sentir acogidos, de lo contrario será el criminal el que los acuse a ellos de defender a los “terroristas”. ¿Se imaginan que algún individuo de esos a los que les dan dinero y las armas, que visten, calzan y capturan niños Palestinos, o los asesinan porque es su gusto, o les tiran bombas o asaltan sus casas y roban sus pertenencias, un día se levantasen con la cabeza humana pensante en justicia y se sintiesen compungidos por haber asesinado a una criatura de 5, 7, 10 años?, ¿se imaginan? No, no sucederá, todavía tardarán en pensar y en sentir el sentido de la igualdad. Sus sacerdotes, sus gobernantes, sus pagadores, sus educadores, sus propagadores propaganderos los sumergen, inmersión lo llaman, y no han visto nunca nada que los cuestione. Los mesiánicos ortodoxos, borrachos de endiosamiento, de inhumanismo o irracionalismo les ordenan con su biblia en la boca que asesinen, que no tengan piedad, que no dejen ni siquiera un niño de pecho. Y ahí los ve usted, empezando por sus gobernantes y siguiendo por sus educadores, alentando a sus pupilos a matar, comunicando a viva voz sus fines criminales, de lesa humanidad, y la tropa de orígenes extraños a Palestina cumplen con saña el encargo de asesinar niños y demás pobladores.