Estoy entre quienes han tenido el privilegio de haber conocido a sus cuatro abuelos y de disfrutarlos a todos hasta la edad adulta. Mi abuela Dora —la que más vivió—, fue bisabuela tres veces y, además de contribuir al cuidado de sus tres nietos, apoyó el de las dos bisnietas mayores durante alrededor de una década. Mi madre, que también lo hizo, ya ha tenido en sus brazos a su primera bisnieta.