Ramón Pedregal Casanova.- El Son, la Polka, la Marimba, cohetes, petardos, unas y otros, todo mezclado, metiéndose por el aire y conduciéndose con el griterío, fiesta y más fiesta, instrumentos de viento, violines o acordeones, bombos, tambores, y voces subiendo y bajando por toda la escala musical, ritmos que no acaban nunca su cabalgar, bate que bate que bate que bate, y salta, muevelo todo, y siguen explotando cohetes, no pares, ¿no se cansa nadie? Se me ocurrió preguntar a quien tenía cerca que no paraba de bailar, y riéndose me contestó: “Aquí no se da tregua al enemigo. En el trabajo y en la canción vive la nación”. No pregunté más, el hombre se perdía entre el montón de gente.