Ramón Pedregal Casanova.- He visto en los soldados un sentido espiritual admirable. Hablando con muchos de ellos, les he oído decir que la justicia estaba con ellos y que por eso vencían siendo tan inferiores. ¿Cómo ha conseguido inculcarles estos principios?
Sandino: Hablándoles muchas veces sobre ideales de la justicia y sobre nuestro destino, inculcándoles la idea de que todos somos hermanos. Sobre todo, cuando el cuerpo desfallece es cuando he procurado elevar su espíritu. A veces, hasta los más valientes decaen. Es necesario conocerlos, seleccionarlos. Y alejar el temor, haciéndoles ver que la muerte es un ligero dolor, un tránsito.
- Recuerdo haberle hecho referencia en algún momento al sentido histórico de Napoleón y Bolivar.
Sandino: ¡Ah, Napoleón! Fue una inmensa fuerza, pero no hubo en él más que egoísmo. Muchas veces he empezado a leer su vida y he tirado el libro. En cambio, la vida de Bolivar siempre me ha emocionado y me ha hecho llorar.
… - Déjeme que le abrace -me dice en una ocasión Sandino-, en vez de darle la mano. Este es nuestro saludo.
Del libro Con Sandino en Nicaragua la hora de la paz. Publicado en 1934. Autor Ramón Belasteguigoitia.