Por esto es por lo que digo que todos los hombres tienen un sentido de la conmiseración: he ahí un hombre que de pronto advierte que hay un niño a punto de caerse a un pozo. Sin excepción, tendrá una sensación de alarma y compasión. Y esto no es porque tenga el propósito de lograr el favor de los padres del niño o porque busque la aprobación de su vecino y de sus amigos, o porque tema que le culpen si no lo rescata. De este modo vemos que ningún hombre carece de un sentido de la compasión, o de un sentido de vergüenza, o de la cortesía, o del bien y del mal. El sentido de la compasión es el inicio de la humanidad, el sentido de la vergüenza es el comienzo de la rectitud, el sentido de la cortesía es el inicio del decoro y el sentido del bien y del mal es el inicio de la sabiduría. Todo hombre posee dentro de sí estos cuatro comienzos, de la misma manera que tiene cuatro extremidades. Puesto que todo el mundo posee dentro de sí estos cuatro comienzos, el hombre que se considera incapaz de ejercerlos se está destruyendo a sí mismo.
Del sabio chino Mencio (siglo IV a.C). Se encuentra en Historia judía, religión judía. El peso de tres mil años. Autor Israel Shahak. Machado Libros.