Por Arthur González - Mientras Bruselas, la capital de Bélgica, vive las consecuencias del mayor escándalo de corrupción en el Parlamento Europeo y aumentan las voces que exigen reformar las normas que regulan los grupos de presión en las instituciones de la Unión Europea, la Cámara de Representantes del Reino de Bélgica, sucumbe ante las solapadas presiones de Estados Unidos para que aprueben una resolución que condene a Cuba, por las inventadas violaciones de derechos humanos, que pretenden lesionar las relaciones con la Isla.