Camiseta a rayas blancas y azules claras, pelo rubio amontonado sobre el casco que debería contener el cerebro, mirada con ojos secos, duros, fijos, cara escurrida rosacea, y cuello endurecido por nervios que le salen a los lados, un momento después y abre los labios para vocear su bilis, ha tocado la tecla del trastorno, es la imagen de alguien que insulta ante las cámaras a una mujer a la que va a buscar expresamente. El insultador suelta un escupitajo y a esa bajura, la gente que se para le reconoce, es un deshecho que grita revuelto en el fondo del pozo de aguas sucias, desde la defecación.