…, los nazis pusieron a disposición de los expertos en propaganda dirigidos por Goebbels toda la enorme fuerza burocrática del Estado alemán férreamente controlado, poniendo en funcionamiento “Los principios de la propaganda fascista:
Principio de simplificación y del enemigo único. … Individualizar al adversario en un único enemigo.
Principio del método de contagio, reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo.
Principio de transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo al ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias inventa otras que las distraigan”.
Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
Principio de la vulgarización. … Cuanto más grande sea la masa a convencer más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad. Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Principio de verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias. Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario. Principio de la transfusión. Difundir argumentos que pueden arraigar en actitudes primitivas. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que piensa “como todo el mundo”, creando una falsa impresión de unanimidad.