Los tribunales ingleses pusieron en libertad a Pinochet. Fue el que dirigió el golpe de Estado en Chile y lo mando al fusilamiento, las cárceles y el exilió. Pero el dirigente criminal compartía todo, y digo todo, con la otra de su clase, Margaret Thatcher. La Thatcher acabó con la resistencia sindical inglesa, arrasó con su escuela liberal, y llevó la guerra a su colonia de las islas Malvinas. Tan unidos estaban Pinochet y la representante inglesa, el fascismo y la monarquía del antiguo imperio inglés, que los Tribunales ingleses dictaminaron la libertad del asesino cuando se pedía su encarcelamiento por los crímenes de genocidio de los que era responsable. Y volvió a Chile para ser recibido por el fascio al pie de la escalera del avión. La burla golpeó el corazón de la justicia.