Jim H.P. - Cubainformación.- Un fantasma recorre el siglo XXI: el fantasma del socialismo, del ecologismo, del feminismo, del antiimperialismo. Todas las fuerzas de la vieja élite mundial se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: Estados Unidos y el G-20, la OMC y el Banco Mundial, los neoliberales en Europa y los reaccionarios en latinoamérica.


¿Qué partido de oposición no ha sido motejado de socialista-populista por sus adversarios en el Poder? ¿Qué partido de oposición, a su vez, no ha lanzado, tanto a los representantes más comprometidos de la oposición como a sus enemigos gubernamentales, el epíteto zahiriente de socialista-populista?

De este hecho resulta una doble enseñanza:

Que el socialismo del siglo XXI está ya reconocido como una fuerza por todas las potencias económicas e imperiales.

Que ya es hora de que los socialistas del siglo XXI expongan a la faz del mundo entero sus conceptos, sus fines y sus aspiraciones; que opongan a la leyenda del fantasma del socialismo una voz global de la propia revolución."

Con perdón del el autor del Manifiesto Comunista, Karl Marx, me he atrevido a trasladar la famosa introducción de aquel famoso panfleto de 1848 al contexto de nuestra época a fin de presentar humildemente una triple faceta de este propósito:

1) Que el ideario marxista aún no ha sido completamente enterrado por la historía (como así lo quizo ver, ciegamente, Fukuyama y su Fin de la Historia). Es evidente que las nuevas crisis que nos afectan son producto de todo un macro-sistema económico, social, político y jurídico concreto: el capitalismo neoliberal (más por capitalista que por neoliberal, fíjense ustedes). El levantamiento zapatista (1994) y la batalla de Seattle (1999) marcaron un nuevo rumbo en las luchas sociales que ocuparían el nacimiento del siglo XXI y la sensación de que el triunfo "democrático" de los países capitalistas tras el desplome soviético no acababa con los problemas de subsistencia de los más pobres y débiles de la Tierra.

Marx hablaba de una enorme brecha que se iría abriendo más y más con el avance del capitalismo. Una brecha que acumulaba la riqueza en unas pocas manos. Una brecha que se abría entre ricos y pobres. Los primeros irían haciéndose cada vez más ricos, los segundos cada vez más pobres, por la propia dinámica implícita en el sistema de acumulación capitalista. A día de hoy, a esta afirmación realizada por el padre del socialismo científico se le ha acusado de falacia, al oponernos a ella una sociedad occidental con una amplia clase media que disfruta de todas las comodidades básicas cubiertas. Cierto es que la brecha nunca creció en nuestra sociedad adscrita a los países del centro (en el lenguaje de I. Wallerstein, los países dentro del sistema-mundo se clasifican en países del centro, centro-periferia y periferia, según su importancia geoplítica y económica), pero es que el capitalismo se quedó tampoco en occidente. El capitalismo se expandió a nivel mundial, permitiendo así el saqueo constante, la externalización y la destrucción de las propiedades y recursos indígenas y rurales de todas las partes del globo.

En otras palabras, la brecha entre ricos y pobres SÍ que ha aumentado, pero no a nivel nacional, sino a nivel internacional. La apertura del flujo económico entre los países del mundo ha aumentando en paralelo al cierre del flujo social entre ellos. La conciencia ante una ascendente explotación masiva y global está ciega ante la igualmente ascendente visión nacionalista, xenófoba y chovinista de los países europeos y norteamericano. Estamos afirmando por lo tanto dos cosas sobre las que Marx ya venía diciendo: la certeza de que realmente la acumulación de capitales ha provocado que la riqueza se encuentre cada vez más en menos manos, y que vivimos en cierto sentido como seres alienados, ahora de un modo más sutil y global, por el cual no somos capaces de tener una verdadera conciencia de clase y de problemática mundial.

Más cosas podría seguir rescatando a la actualidad del pensamiento marxista, pero que quede claro que Marx no es la última voz. Él hizo un gran aporte a la lucha trabajadora internacional, y se le reconoce su importancia en el ámbito de la Izquierda revolucionaria, pero sobre esa base se ha levantado todo un élenco de autores, activistas, movimientos, asociaciones, partidos, etc. Que han contribuido al enriquecimiento del socialismo hasta nuestros días. Marx no elaboró un dogma, pero tampoco es justo dejarlo caer en el olvido y considerarlo como "superado". Nada más lejos de la realidad, pues las viejas cuestiones sobre el capitalismo aún siguen sin encontrar respuesta, y es el camino de nuestras luchas de hoy en día las que, aglutinandose y definiendo su forma, deben conseguir alcanzar ese horizonte de justicia e igualdad deseados.

2) Que en nuestro presente existe un poder tan grande que es conocido como El Cuarto Poder. Nos referimos, claro está, a la enorme influencia de los medios de comunicación. Cuando lo estudiamos detalladamente nos damos cuenta de que la principal función de los Mass Media está en la de generar (y no expresar) la opinión de la mayoría ciudadana. Se convierte por tanto, en un instrumento de culturización al servicio de los grandes poderes políticos y económicos. Seleccionar las noticias, sobredimencionar los problemas, alterar la información, reducir el lenguaje al simplismo máximo, reducir al adversario en una única figura visible, promover la efeméridad de lo que es noticia, para que quede como moda banal y pasajera, etc. Quien haya leído los puntos de Goebbles (Ministro de propaganda Nazi) encontrará una siniestra similitudo en la Alemania Nacioanlsocialista con los medios de comunicación de masas que consumimos a diario. El sociólogo Pierre Bourdieu ya apuntaba esto en el libro Sobre la Televisión, en el que, entre otras cosas, nos mostraba como la exaltación nacionalista de los habitantes de un país era alimentada por la actividad  (des)informativa de los medios.

Es cuanto menos preocupante ver como, por ejemplo, en España, la mayoría de los Mass Media están manejados por tan solo tres grupos empresariales, a saber: Prisa, Planeta y Vocento. Huelga decir que como grandes empresas que son, la política imperante de estas será inevitablemente neoliberal. Por supuesto, aquello que publiquen tendrá que ir a la zaga de esta política, con algún que otro articulito rojillo para que se vea lo plurales que son. Lo peor es que casi toda la población española este tema del oligopolio informativo, o no les preocupa, o directamente lo desconocen. Por supuesto, cuando hablo del caso español (el que mejor conozco), se puede extrapolar al caso estadounidense, o el francés, o el inglés, o casi cualquier país que señalen en el mapa.

La luchas sociales a día de hoy, desde los medios informativos, están desprestigiados o silenciados. Al que fue un guerrillero por la libertad hoy lo hacen terrorista, al que busca constantemente la justicia para los más desfavorecidos hoy lo hacen populista, al que se le silencia de palabra y se ve obligado a usar la fuerza hoy lo hacen violento y radical. Resignarse a seguir en la lucha con el argumento de que "hagamos lo que hagamos siempre nos van a sacar mal" es perder de antemano, es no preguntarse que alternativas tenemos, es no ver quienes están detrás de todo. La lucha social tiene el derecho y el deber de crear su propia cobertura informativa, de buscar la actitud democrática en los medios. Quien sepa comunicar la verdad que se anime a impartir una conferencia, quien se le de bien diseñar y mantener una página que cree una o escriba un blog, quien piense que tenga una opinión más o menos elaborada que publique un articulo, quien esté preparado que funde una radio libre, quien dibuje bien que pinte un mural o un graffiti, y así con todas las vías de comunicación que aún existen y a las que podemos optar.

 Puede que sea pretencioso de mi parte, pero creo que estaría bien hacer un llamamiento a todos los implicados en la lucha social a que unan sus esfuerzos por transmitir el mensaje combativo al mundo al menos una vez. "Es mejor un día como un león que cién como un borrego" (no me acuerdo del autor de esta frase, pero desde luego que es bien aplicable a nuestros tiempos). El individuo no algo "abstraible", el individuo está integrado en un contexto cultural y social concreto. Los medios llegan todos los lugares, pero nosotros somos también parte de esos lugares, nosotros podemos hacer llegar un mensaje si nos lo proponemos y le damos empeño a ello.
 
3) Que el socialismo del siglo XXI es un hecho. Independientemente de toda la oposición fanática, de toda la metralla mediática lanzada desde los países del centro y de los diversos organismos internacionales, el socialismo avanza. La reciente victoria del MAS en Bolivia, con la obtención de dos tercios del parlamento, es una prueba de ello. También lo es la creación del ALBA, que integra una alternativa económica para los para los países latnoamericanos frente al poder de Estados Unidos. Igual con la reciente voluntad manifestada por numerosos partidos políticos reunidos en Caracas de crear en un futuro cercano la V Internacional.

En los países del norte, varios partidos, entre ellos el Partido Comunista de España (PCE), han manifestado su compromiso con la nueva corriente del socialismo del siglo XXI.  ¿Podría ser esta corriente la que defina el curso de la historia en este siglo que empezamos? No soy profeta, desde luego, pero es probable que así sea. Este socialismo, en mi opinón, ha logrado conjugar las viejas luchas trabajadoras con las luchas indigenas de distintos países, asi como aglutinar las nuevas corrientes de pensamiento ecologista y feminista para los cuales el marxismo decimonónco no tenía respuesta. No quisiera parecer demasiado idealista. Por supuesto hablo en el plano teórico aquí, pero es deber de todos los socialistas hacer madurar lo que hemos "parido".

Las cosas que aún están mal debemos mejorarlas,  por supuesto, y los errores rectificarlos, pues es de sabios hacerlo. No me cansaré nunca, para aquellos que se empeñan en tumbar abajo cualquier repunte izquierdista, de repetir que el socialismo, como todo producto humano, es perfectible.

Hay que pararse a pensar, ante todos esos argumentos que pretende ningunear o restar de importancia las diversas revoluciones que se están dando en el mundo, sobre porque los diversos organismos nacionales e internacionales (llámese CIA, OMC, BM, EE.UU, HRW, y muchas siglas más) tratan de frenar esa marea de digna rabia que se ha levantado en todo el mundo, en especial en latinoamérica. ¿Es por el ejemplo que transmiten? ¿Es porque ponen en peligro la supremacía Euroamericana? ¿Por qué hace temblar a las fuerzas capitalistas del mundo entero? ¿Por todo a la vez?.

 El tiempo nos lo dirá, pero no viene solo, se construye entre todos. Las mentiras son palabras, y ante las palabras tendremos que presentar unos hechos que las barran. Es en la praxis donde se hace válida la teoría. Hay que ir deprisa pero despacio, con una mano en la utopía y otro en la tierra y, muy importante, sin dejar a nadie atrás, caminando hacia delante.

Y si se me permite, terminaré diciendo:

 ¡Socialistas, indigenas, mujeres, trabajadores y ecologistas del mundo, la lucha de todos es la misma lucha, uníos!

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