Pedro Prieto - Cubainformación.- Imagino a una flotilla de barcos de Miami viajando desde Key West a llevar alimentos y medicinas a los cubanos. Ya tengo que ejercer mucho la imaginación, porque primero serían detenidos por la guardia costera estadounidense, por romper el embargo y las leyes de Helms-Burton y Torricelli. Pero imaginemos que obviamos este pequeño asunto. Imaginemos que el ejército cubano asalta a esa flotilla en aguas internacionales, asesina a una o dos decenas de pasajeros desarmados e hiere a otros más, sin identificar, captura los barcos y se los lleva a algún puerto cubano, manteniendo secuestrados a los pasajeros que han sobrevivido al ataque militar.



Me pregunto si la reacción del gobierno estadounidense sería la de “pedir una investigación de los hechos de forma imparcial, para poder sacar conclusiones del incidente.

Me pregunto si la legión de periodistas del pesebre y del abrevadero y de sus directores de opinión en prensa, radio y televisión, hablarían de ciudadanos “retenidos” o de ciudadanos SECUESTRADOS. Si el segundo de la Embajada de España diría que los españoles confinados “están bien” en sus respectivas jaulas y que espera “poder sacarlos pronto”, si le firman a un oficial cubano un pliego de descargo. Me pregunto si se permitiría al embajador de Cuba en Madrid salir en el primer telediario después del incidente a decir con supina arrogancia que la flotilla era en realidad un grupo terrositas lleno de armas que amenazaba la seguridad de Cuba. Me pregunto si el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, se conformaría con una declaración de dijese que “lamenta lo ocurrido” sin citar el nombre de Cuba, para “calmar los ánimos”. Me pregunto si la Unión Europea se daría por satisfecha diciendo que “lamenta lo ocurrido” y que “hay que hacer una investigación” (o abrir una comisión; elijan ustedes la cínica creación de algo que no sirve para nada) por el hecho de que algunos de sus diputados europeos hayan sido secuestrados en aguas internacionales y enchironados en Cuba.

Me pregunto como ese miserable y artificial país, de ese imposible país, creado con un movimiento prevaricador de la ONU de los años 40 del siglo pasado, puede vivir sin problemas económicos y sin que nadie le diga como “tiene que hacer los deberes”, como por otra parte se hace con el Estado griego y con el español y con el portugués y que ese miserable Estado de apenas 6 millones de habitantes puede permitirse mantener un ejército cinco veces más costoso que el español (quizá sean diez; son cifras todavía más opacas que las de las inversiones del ejército español), siendo los españoles 46 millones y los israelíes 6 millones. Y sin problemas económicos.

Al parecer, Israel no está nunca en tela de juicio. Al parecer, a Israel nadie le puede escrutar ni un solo movimiento. Los locutores de radio cuidan en extremo sus palabras al hablar de este genocidio salvaje. Los locutores de televisión, bustos parlantes, se limitan a leer los guiones impuestos y a pasar una y otra vez videos sin credibilidad, al más puro estilo Goebbeliano, para convertir su basura mil veces repetida en verdad: que los ciudadanos iban armados y que robaron armas a los piratas asaltantes (yo seguramente lo hubiera hecho también, si me asalta alguien en aguas internacionales y puedo).

No hay retirada de embajadores, salvo la tímida de Turquía, que tiene millones manifestándose en las calles airados. No hay sanciones. Imposibles las sanciones ¿por qué, si es un país tan minúsculo? ¿Qué tiene ese pequeño y ya tan odiado minúsculo país para actuar con esa arrogancia? ¿Por qué luego les molesta que se generalice la idea de que controlan medios y controlan economías en todo el mundo, si lo que se ve es precisamente eso?

La culpa no es de ellos, de los israelíes sólo. Es, sobre todo, de los cómplices y consentidores gobernantes occidentales, timoratos, palanganeros, lacayos del Estado de Israel. La culpa es de los corruptos líderes árabes que también mantienen relaciones con este Estado que mantiene los dos campos de concentración más grandes del mundo: el de Gaza, de 4*40 Km. y los campos desparramados de Cisjordania, de dónde cinco millones de palestinos solo pueden salir cuando se le antoja dar un pase al israelí de turno. Donde sus alimentos y medicinas son administradas (o denegadas, en muchos casos) por sus carceleros a discreción. Donde sólo se puede salir para realizar trabajos esclavos en las fábricas de Schlinder israelíes y sólo les falta en los puestos de control un cartel encima que diga “Arbeit match frei” (el trabajo os hará libres), pero a falta de cartel, se les obliga a desnudarse y a pasar por servicias infinitas a hombres, mujeres, niños y ancianos. Donde los carceleros pueden disparar a placer sobre los confinados desde el aire, con la misma impunidad y displicencia con que el oficial de la película “La Lista de Schlinder” dispara a la cabeza a un prisionero judío para practicar el tiro. Donde no hacen falta cámaras de gas, porque sus bombas pueden vaporizar directamente en cualquier lugar del campo de concentración a los que les de la gana. O los pueden achicharrar lentamente con productos químicos prohibidos.

De esto están orgullosos los líderes sionistas de Israel. De que “controlan” muy bien al “enemigo terrorista” y es terrorista, por definición, todo aquél que esta dentro de los campos de concentración que les han sido impuestos. Esto es lo que admiten, de forma cómplice y canalla, la mayoría de los dirigentes de los gobiernos peleles del mundo, atados por no se sabe bien que tipo de cuerda invisible a sus electos y selectos genitales (¿un invisible hilo financiero quizás? ¿Qué otra cosa podría ser, si no? Se admiten sugerencias)

Quizá es que algunos han decidido llegado el momento de que la evidencia del colapso financiero, que ha provocado la evidencia de que el mundo energético del petróleo, rey de los combustibles mundiales, ha llegado a su cenit y está en declive, va a salir a la luz sin remedio. Y para evitar que se piense en ello, un río revuelto bélico de proporciones gigantescas sea lo más adecuado.

Porque uno ve el mundo y los datos macroeconómicos indican que si la actividad económica crece, es porque crece el consumo de energía. Es conditio sine qua non. Si hay aumento de actividad económica, hay, seguro, aumento del consumo de energía en el mundo. No queremos saberlo, pero el PIB contamina y el aumento del PIB significa aumento de la contaminación. Algún estúpido ha tratado de engañarnos diciendo que hay países que son capaces de aumentar su PIB sin aumentar su consumo de energía o sus emisiones de gases de efecto invernadero.

 

Pero claro, eso lo hacen los tres países de listillos avanzados y muy desarrollados. Y lo hacen a base de derivar a países del tercer Mundo (del mundo pobre, subdesarrollado) las actividades más contaminantes y las más intensivas en consumo de energía, mientras mantienen el control de la producción, las patentes y los flujos de capital. Claro que así ya se puede. Se carga la mierda de más emisiones, de más contaminación, de más consumo de energía per capita….y al final, las zapatillas, las camisetas de algodón, el acero laminado, el cobre ya en hilo y limpito, los preservativos envasados al vacío, caen en nuestro lado y disfrute y la mierda se les contabiliza a ellos. Y encima se les acusa de que no saben hacer las cosas bien.

Así que volviendo al asunto de la economía y la energía, si hay más economía, se consume más energía. Relación biunívoca e incontestable.

Lo curioso es que la economía se hunde y curiosamente los titulares de los medios del pesebre y del abrevadero no encuentran relación causa-efecto alguna con la energía. Ganan en los titulares por goleada. Por el momento, se podría titular esta triste comparativa, en términos futbolísticos “Economía, 6; Energía, 0”

Curioso. Muy curioso. Resulta que vamos mal en la economía, porque gestionamos mal la economía. Se hunde la economía, porque no hemos sabido acelerar la economía. No se crea empleo, porque la economía no lo permite. La caída de la actividad económica, dicen otros, hace caer el empleo. El problema financiero es el déficit y a veces el déficit lo ha causado el problema financiero. Y así, infinitas referencias circulares economicistas, que obviamente nadie entiende y que por otra parte, parece que hasta ahora no han sido capaces de mover a la revuelta ciudadana contra tamañas insensateces y referencias circulares, simples, estúpidas y sin sentido racional alguno.

Y nadie mira a la producción mundial de energía. ¿Es el huevo de la llegada a un tope mundial de la producción de energía lo que ha frenado el crecimiento económico, o es la gallina de la actividad económica, que decrece y por tanto hace que se consuma menos energía? A juzgar por los titulares en los medios de este gran pesebre y abrevadero de ideas, desde luego, se trata, ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE de la gallina de una actividad económica, que hace caer la necesidad de consumir más energía y no al revés. Pero ¿por qué no vemos algunos detalles?

Por ejemplo, el alza del precio del petróleo (que mueve el 98% del transporte mundial), ¿fue antes o después del colapso financiero de agosto de 2008?



Por ejemplo, la dramática estabilización de la producción mundial del petróleo (cuadro de la derecha, abajo) que es el que mueve al mundo y representa 73-74 millones de barriles diarios de los 85 millones diarios que consumimos o la paralización del ritmo de crecimiento de todos los líquidos combustibles (cuadro de abajo a la izquierda), ¿comenzaron antes o después de la crisis financiera de agosto de 2008? (Aunque luego se vea que la crisis provocó desde luego una caída adicional de la producción mundial)



Por el momento, seguimos empeñados y centrados en que la economía no arranca y va cayendo en fosas cada vez más profundas, porque la economía no funciona o porque los economistas y los políticos (ahora ya son la misma cosa), no han sabido gestionar bien la economía. Referencias circulares por doquier. El partido va por “Economía, 9; Energía, 0” y aquí no pasa nada.

Hemos entrado en el mundo del decrecimiento por narices, no el voluntario que algunos llevábamos predicando, sin éxito alguno, desde hace varios años. Y vivimos ya inmersos en las revueltas que este forzamiento provoca en las almas simples: al que le tocan su chiringuito, se rebela como una fiera. En caso de crisis, todos los demás son prescindibles. Él o ella, por supuesto que no. Este es el Estado del yoísmo, que es un estado de permanente egoísmo e individualismo, ensalzado hasta la paranoia por filósofos de tres al cuarto y vendedores de ilusión a comisión.

Sean o seamos funcionarios, sean diputados a los que se les amaga con quitarles el coche oficial; sean ONG’s que se quedan sin ayudas gubernamentales (estas cosas tiene el vivir en una contradictio in termini). El estado del Bienestar (o lo que considerábamos que era eso), resultó que era un estado insostenible; un estado de un relativo bienestar a costa de muchos malestares ajenos que no quisimos ver. Los policías amenazan con no patrullar si les quitan los pluses. Las enfermeras amenazan con no cuidar enfermos con el moderno sistema de usar y tirar todo el material sanitario, que ahora se restringe. Los empresarios quieren ayudas y primas (y curiosamente a veces hasta las consiguen) para supuestamente crear empleo, mientras vomitan trabajadores por millones. Los bancos solicitan más ayudas, mientras declaran indecentes ganancias. Las cajas muestran sus intestinales cuentas, desbancadas por la orgia de concesiones a amiguetes para obras faraónicas y sin sentido, pero con jugosas comisiones. Los transportistas también quieren ir a la huelga. Y los taxistas. Y hasta los intermediarios se rasgan las vestiduras y dicen “¡donde vamos a llegar, que ya no puedo ni intermediar!”

Los agricultores, están desaparecidos y las pocas veces que aparecen, van montados en tractor al Ministerio de Agricultura a pedir más ayudas. ¿Dónde fue a parar la industria? ¿Qué producimos hoy que sea realmente imprescindible para la vida?

El sector servicios pide ayuda. Unos servicios de tercera división, comparados con los oferentes de servicios como los “brokers” de Londres, que son capaces de dar la vuelta como a un calcetín a un país entero, a base de arrimarle o retirarle determinados fondos especulativos, si no se ponen de rodillas y juran que devolverán capital más intereses al 15% anual. Por supuesto, con todas las garantías jurídicas que no tienen los pequeños ahorradores de CajaSur. La iglesia, retira del Padrenuestro el perdón de las deudas y lo sustituye por el perdón de las ofensas, mientras se gasta un riñón en pedir dos riñones en la casilla de donaciones de Hacienda. Este es el circo en que nos movemos. Todos contra todos. Pero todos seguimos en la creencia que “esto durará poco y luego, habrá recuperación y a crecer otra vez como antes”.

Pues nada, que con su pan se lo coman. Sigan enviciados en que la economía todo lo puede. Que con billetes verdes se puede perforar en busca de más energía hasta el centro de la Tierra. Que se pueden hacer lanzaderas con billetes de 500 Euros para ir a la Luna a por más energía y así seguir creciendo, seguir creando empleo (¡ah, que letanía ésta del empleo a toda costa, que ahora se llama mantra !). Sigan creyendo que esto aguantará lo que le echen. Sigan creyendo que esto lo arreglará Rajoy. Sigan creyendo que esto es cuestión de “hacer los deberes” (¡quien demonios exige hacer los deberes a un gobierno supuestamente soberano?)

Decía un amigo, que la deuda mundial alcanza los 600 billones de Euros. Y que el PIB mundial son 60 billones de Euros. Pues muy bien. Sigan así, sin hacer cuentas de la vieja. Sigan sin preguntarse como el mundo va a pagar diez años de su vida exclusivamente (sin hacer ninguna otra cosa, ni siquiera comer) para resolver esa deuda. Sigan sin preguntarse QUIENES SON LOS ACREEDORES de esas cantidades. Sigan, sigan. Sigan pensando que España que se ha apretado el cinturón 17.000 millones de agujeros, va a recuperar la confianza de los “Mercados” (¿Quién demonios serán los “Mercados”?), cuando la deuda teórica es, creo, no me hagan mucho caso porque hay deudas de todo tipo, de unos 300.000 millones. Qué más da. Sigan así. Sin exigir la vuelta de Torquemada para poner en la pira a los ACREEDORES de esas teóricas inmensas deudas nacionales y mundial, por haber realizado la mayor usura que jamás conoció el universo y seguir insistiendo en que tienen derecho a exigir “pasar la lección” o a obligar a hacer los deberes a gobiernos teóricamente soberanos. Sigan sin cuestionarse a fondo el sistema, peleándose entre ustedes por las migajas del negocio: ¡son los funcionarios, que sobran! Dicen unos. Otros creen que sobran los publicistas (seguramente tienen más razón que los primeros). Y otros creen que sobran los bancos especuladores y las cien mil sucursales de San Luis en cada esquina de cada manzana o cuadra del país. Otros que sobran los agricultores subvencionados. Otros que sobran los parados a los que no habría que dar de comer. Otros que los jubilados viven como reyes a costa de los dos que trabajan. Así, todos contra todos. Justo como quieren esos ACREEDORES, que nunca aparecen. Como quieren los MERCADOS, que no se sabe nunca quienes son. Como les gusta a los especuladores de la bolsa, que en un golpe hacen subir al Santander 15.000 millones de Euros y en otro le bajan 12.000 millones, todo ello en una semana. En Bangkok,, por lo menos quemaron la bolsa, pero los medios del pesebre y del abrevadero solo hablaron un poquito de las revueltas de los peligrosos hombres de la calle contra los MERCADOS y lo justificado que fue que tuvieran que cargarse a cien de ellos para “pacificar” el centro comercial de la ciudad, que es el nuevo templo de Jerusalén financiero.

Por ello, me parece doblemente curioso que a los griegos se les mire con lupa y a los israelíes, país de 6 millones, cuyo presupuesto militar, como decía, es varias veces superior al español (a ojo, porque obviamente no dan datos), nadie les pregunte por su deuda o les pregunte que quien les dona tanta cantidad de recursos para seguir destrozando Oriente Medio. Curioso que un palestino de Foz do Iguazú tenga que pasar por terrorista si envía 5.000 dólares a sus familiares en Ramallah y luego haya esa orgia libre e incontrolada de desvíos mil millonarios a ese Estado imposible, que nadie se atreve ni a mencionar.

Esa es la bicha que nos tenía a todos sometidos y parece que empieza a da muestras de agotamiento. Por hoy, ya está bien.

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