Lorenzo Gonzalo - Cubainformación.- España se repite a sí misma ante el conflicto Saharaui.

Decir que España no tiene responsabilidades con esa porción del mundo es negar una realidad que la ha perseguido como un fantasma.


Las colonias, luego de adquiridas sus independencias, son porciones de tierra, donde queda un conglomerado humano con cultura propia. Una parte original de esa cultura les viene del colonizador, otra contiene sus vicios y la base se asienta en los elementos originarios. Al final los componentes constituyen un todo.

En las colonias los conquistadores, envalentonados por la ausencia relativa de la autoridad que los gobernaban, cometieron actos de crueldad y en el diario vivir aplicaron con exageración los malos manejos de sus administraciones.

El Sahara Occidental, llamado hoy República Árabe Sarahaui Democrática, fue un territorio español por un tiempo y considerada a conveniencia una provincia española, hasta mediados de los años setenta.

Esa porción de territorio ha sido reclamado por Marruecos desde hace décadas y Argelia también se considera con derechos sobre esa porción del Sahara. Mauritania es otra historia y también parte de lo mismo.

España se deshizo de ese territorio por la época que señalamos, entregándosela a Marruecos sin tener en cuenta a los ocupantes de ese territorio. Fue una decisión de facto, por razones de geopolítica y fundamentada en los beneficios militares que Marruecos representa para España en particular y la OTAN en general. Esto ha ocasionado problemas graves, porque sus ocupantes originarios reclaman la independencia, que de hechos fue propuesta por la ONU a mediados de los años sesenta.

Últimamente han surgido conflictos más graves porque, como en oportunidades anteriores, Marruecos ha querido imponerse por la fuerza.

La Secretaría de Relaciones Exteriores de España ha declarado reiteradas veces, que no asumirá una actitud que pueda originar roces con Marruecos.

No es la primera vez que España prefiere, por tozudez, desentenderse de un territorio, antes que negociar soluciones con quienes en gran medida, han sido víctimas de sus malas políticas.

Entregando el territorio saharaui a Marruecos en vez de buscar avenidas adecuadas a los intereses de quienes los ocupaban, tiene antecedentes en la Cuba del Siglo XIX.

El desconocimiento de una población que había creado sus propios elementos culturales, con intereses económicos claros y sentimientos territoriales evidentes, originó en la Cuba del Siglo XIX un movimiento, exigiendo su reconocimiento como territorio con derechos políticos. Surgieron por entonces fuertes propuestas para participar en las Cortes, reclamos autonómicos y finalmente exigió la independencia, la cual también hubiese podido ser de variadas formas.

España se hizo de oídos sordos. Tenazmente sostuvo negativas reiteradas, más cercanas a la terquedad que al razonamiento. Estados Unidos, que ya se anunciaba como una potencia en condiciones de competir con Europa en términos de dominio e influencias territoriales, no fue considerado como la realidad ineludible que ya se vislumbraba. Finalmente ocurrió lo previsible: Estados Unidos desafió a Europa, declarándole la guerra a España y en pocos días la obligó a rendirse oprobiosamente. A la hora de la capitulación, España cedió por la fuerza lo que debió ser fruto de la ponderación: Cuba fue traspasada a Estados Unidos.

Con el territorio saharaui ocurrió otro tanto. La dependencia española de los designios europeos, apremiados estos por el dominio internacional estadounidense que se anunciaba desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial, recurrió a la decisión más fácil: se deshizo del territorio saharaui con la misma impunidad que lo ocupara años antes.

Repitiendo la historia cubana del anterior siglo, prefirió entregarlo por razones de “alta política hemisférica” a Marruecos, uno de los enemigos naturales de los pobladores de esa región.

Decir que no harán nada, en medio de conflictos que ocasionan víctimas inocentes, porque eso podría originar una posible confrontación diplomática con Marruecos, no responde realmente a una política seria, donde se asuman las responsabilidades que el pasado exige del colonizador supuestamente transformado a la modernidad.

No se trata de romper relaciones con Marruecos, sino de investigar adecuadamente las acusaciones que pesan sobre ese país.

Haber abandonado la ocupación, entregando el territorio, constituye una fuente de conflicto que razonablemente, sin premuras y sin temor a las consecuencias, obliga a convertir a España en un factor de solución y no en un elemento más de discordia.

*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en los EEUU y subdirector de Radio Miami.

(www.radio-miami.com)

http://www.auto-hermes-sxxi.net/index.html

http://martianos.ning.com

http://auto-hermes.ning.com/

www.cubainformacion.tv

Mundo
Hombres serbios sostienen un cartel con fotografías de las víctimas de la campaña aérea de la OTAN de 1999 contra Serbia y Montenegro en la ciudad de Nis, el 24 de marzo de 2019 (Foto: AFP)...
Jorge Elbaum - Tomado de Rebelión - Fuente original: CLAE.- La propaganda bélica es tanto más eficiente cuando existe una carencia relativa de pensamiento crítico y logra instalarse una explicación única, des...
Cubavisión Internacional.- Hoy en Mundo 20/20: Impacto de la guerra de Ucrania en precios de hidrocarburos Pandemia y geopolítica energética EE.UU. y la prohibición del petróleo ruso Consecuencias del boicot a Rusia...
Lo último
La Columna
La Revista