Ismael Sánchez Castillo* - Cubainformación.- Hoy no deja de sonar en mi cabeza esa canción de Victor Jara, Zamba del Ché, en la que decía “que los derechos humanos, se violan en tantas partes…” Hoy 10 de diciembre se conmemora el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

No se tardará en publicar, un año más, una lista de países que según EE.UU., siempre el imperio, no dan garantías en el cumplimiento de los tan voceados derechos. Sin necesidad de ver el listado de naciones, estoy convencido que aparecerán algunas que no lo merecen y otras que se lo han ganado a pulso figurarán como garantes de los derechos de la humanidad.


Recientemente desde el programa cubano de alfabetización para Sevilla “Yo, sí puedo” tuvimos la oportunidad de colaborar en el Informe sobre la situación de los Derechos Humanos en la Provincia de Sevilla 2010 que realiza el Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla.

Hablamos de un programa que el gobierno de la República de Cuba ha puesto a disposición de los más desfavorecidos del mundo, también de los que viven en los países del “Norte”. El “Yo, sí puedo” y por ende Cuba aspira a reforzar sus compromisos con la garantía de los derechos humanos en un espíritu de cooperación y transparencia demostrada. Compromiso para con los que históricamente no tienen derechos, para con los considerados ciudadanos de segunda, para con los excluidos.

La protección y promoción de los derechos humanos es una máxima para el citado programa. El cumplimiento de las obligaciones en esta materia respecto a los derechos civiles y políticos de los ciudadanos, los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales queda latente en cada videoclase que nuestros participantes visionan.

El programa “Yo, sí puedo”, desde su propio título coloca al ser humano en el centro del proceso para contribuir así a la participación en la sociedad política: derecho a la participación política.

El derecho a la vida privada y familiar, el derecho a la salud, el derecho al medio ambiente o el derecho al ocio son tratados de forma transversal en las clases. Los participantes no sólo los conocen sino que se esfuerzan en reivindicarlos, no más deberes sin derechos…

La alfabetización es vía de acceso a la igualdad plena, a la información y al desarrollo de las potencialidades de los seres humanos en la búsqueda de explicaciones al mundo en que viven, para contribuir a transformarlo: Derecho a la información.

El Yo, sí puedo en Sevilla cuenta con un trabajador social que informa a participantes de sus derechos y exige a administraciones públicas y privadas el cumplimiento del mismo: Derecho a los servicios públicos de protección social.

Uno de los principales derechos recogidos en la Declaración Universal es el de la educación. El Instituto Pedagógico Latinoamericano y caribeño (IPLAC), institución cubana que radica en La Habana, desarrolló en el año 2001 el método de alfabetización “Yo, sí puedo”. Este novedoso programa, que recibió en el año 2006 el Premio Rey Sejong de la UNESCO por su gran contribución a la alfabetización de diversos países, plantea una concepción de carácter integrador, propiciadora del diálogo constante (dialógica), la reflexión oportuna ante temas y situaciones de carácter objetivo y subjetivo (reflexiva) y facilitadora del debate y la discusión (problematizadora).

El IPLAC realizó en el marco de Naciones Unidas un ofrecimiento al mundo del programa “Yo, sí puedo” para la erradicación del analfabetismo, que alcanza los 775 millones de personas.

En la ciudad de Sevilla, según estudio integral sobre el nivel de instrucción de la población, existen más de 35.000 personas que no saben leer y escribir.

Así, es de sumo interés para la ciudad de Sevilla la realización de una campaña de alfabetización y mejoramiento de las habilidades lecto-escritoras de la población, para lo cuál es idóneo el programa “Yo, sí puedo”.

La Fundación DeSevilla, entidad que aplica en la capital hispalense el citado programa, viene trabajando activamente en la mejora de la ocupabilidad de los alfabetizados que tuvieran además la condición de desempleados bajo convenio con la Delegación de Economía y Empleo del Ayuntamiento de Sevilla promoviendo la inserción y la igualdad de oportunidades de los colectivos menos favorecidos siendo un objetivo la alfabetización como puerta de acceso al empleo: Derecho al trabajo.

Alfabetización y cultura van de la mano. La primera constituye, sin duda, una puerta de acceso a la segunda. No obstante, bien es cierto que se puede ser culto siendo analfabeto pero también es imposible ser una persona libre sí no se es culta: Derecho a la cultura.

¿Seguimos? ¿Quién pisotea los derechos humanos?

Mientras termino esta nota sigue sonando en mi cabeza la canción de Victor Jara, Zamba del Ché, “que los derechos humanos se violan en tantas partes…”

*Coordinador del Programa cubano de alfabetización para Sevilla “Yo, sí puedo”

Sevilla, 10 de diciembre de 2010.

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