Octavio Fraga Guerra - Cubainformación.- La “cuerda” gime de dolor contenido. La voluntad de sus fibras por mantenerse “inamovible” no soporta tanta tensión y se parte. En dos, tres, en cientos, en miles de pedazos. La tierra grita que no puede soportar tanto dolor. La humanidad se resquebraja desde muchos frentes.


Un cambio climático que va a paso agigantado. Invasiones genocidas de las fuerzas de ocupación de la OTAN en nombre de “la libertad, la democracia y los derechos humanos”. El Sur que clama ayuda para paliar la hambruna que les azota.

Los pueblos del mundo que marchan indignados contra las políticas de ajuste neoliberal y reaccionario, son “recibidos” a hostias, porrazos y gases lacrimógenos. El paro sube a velocidades de vértigo, mientras los bancos y los grandes especuladores financieros siguen sumando números a sus cuentas familiares.

Los políticos y empresarios empapados hasta el cuello en el lodo de la corrupción, son reelectos para nuevos períodos de “gobierno”. Los medios de comunicación que siguen mintiendo soberanamente, van ocultando verdades impostergables. Apuestan por la telebasura, el reality show y la pasarela televisiva como el “cauce comunicacional del futuro”.

Los desahucios se multiplican en porcientos, sumando personas sin hogar al escenario salvaje de la urbanidad comprimida. Planes de ajuste económicos en sectores vitales como la educación, la salud, la cultura y la seguridad social, son los “mensajes tranquilizadores” de los políticos de turno.

La muerte por enfermedades curables, sigue imperando en este planeta de paralelos y puntos cardinales. El analfabetismo es la clave de la obediencia y la sumisión contralada.

Los ricos cada vez son más ricos, mientras la lista de pobres se exhibe incontrolable. La paz parece una utopía y la guerra, es la dueña de la ley y el “Santo sepulcro de los abrazos”.

La humanidad nos exige memoria, presente e historia. El silencio ha de ser desterrado. La “cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes”. Hemos de amar a la humanidad que nos exige tares apremiantes, para salvarla de nuestra propias incapacidades, de nuestra flaquezas.

Luchar por ella es un gran acto de amor, es un gesto de paz. Los hombres y las mujeres nobles de este mundo debemos hacer causa común contra la impunidad y el genocidio, que en nombre del “decoro”, anula a millones de personas para ser parte de esta tierra.

Silvio Rodríguez nos dejó esta pieza de urgentes verdades. Hagamos un alto en medio del camino para construir una nueva era en medio del abismo.

La era está pariendo un corazón

Autor: Silvio Rodríguez

Le he preguntado a mi sombra

a ver cómo ando, para reírme,

mientras el llanto, con voz de templo,

rompe en la sala regando el tiempo.

 

Mi sombra dice que reírse

es ver los llantos como mi llanto

y me he callado, desesperado,

y escucho entonces:

la tierra llora.

 

La era esta pariendo un corazón.

No puede más, se muere de dolor,

y hay que acudir corriendo

pues se cae el porvenir

en cualquier selva del mundo,

en cualquier calle.

 

Debo dejar la casa y el sillón.

La madre vive hasta que muere el sol,

y hay que quemar el cielo

si es preciso, por vivir,

por cualquier hombre del mundo,

por cualquier casa.

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