Odalys Buscaron* - Prensa Latina.- La crisis de deuda y los aprietos financieros que socavan la estabilidad del euro y de Europa sacaron a flote la incapacidad de las estructuras comunitarias ante las contingencias y una aguda fragmentación de intereses.


A estas alturas de los acontecimientos ninguno de los dirigentes europeos pone en dudas el fracaso de las políticas llevadas a cabo para capear los efectos de la recesión iniciada en 2008.

El deterioro de la situación y las posibilidades reales del contagio por toda la Eurozona impone a los gobiernos de los Veintisiete abrirse a una estrategia común más allá de los disensos.

Al reconocer tal realidad, el ministro de Exteriores de Alemania, el liberal Guido Westerwelle, afirmó esta semana que Europa atraviesa la más dura prueba de resistencia de los últimos 60 años y necesita hacer más esfuerzos "que den y que no resten", hasta reconducir la situación actual.

Hay que abordar "los déficit existentes en la construcción de los actuales Tratados" y avanzar hacia una auténtica "unión política", con esfuerzos adicionales, pues hasta hoy han sido insuficientes, admitió el diplomático europeo.

La falta de acuerdos en torno a la ampliación del llamado Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), como mecanismo de coordinación de los 17 países de la zona del euro, para auxiliar a los necesitados de recursos frescos muestra una de las debilidades del proyecto comunitario.

El caso griego, visto como el laboratorio de la crisis financiera y fiscal y escenario de la aplicación de la impopular política de austeridad impuesta por organismos internacionales, puso a prueba la "solidaridad" en las filas de la Unión Europea (UE).

Sigue ausente una solución rápida, eficaz e incondicional para salvar a Grecia de la bancarrota, en momentos en que hasta el propio titular del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, reconociera que la crisis del Viejo Continente es sistémica y amenaza la estabilidad económica global.

Luego de meses de dilación y de tortuosas negociaciones, la UE anunció que el sexto tramo del primer rescate aprobado (en mayo de 2010) estará disponible apenas a inicios de noviembre, a solicitud de la troika (UE, FMI y Banco Central Europeo).

Al parecer los acreedores quieren estar seguros de que el Gobierno del primer ministro, George Papandreu, llevará hasta el final el programa de austeridad pactado con ellos a cambio de los créditos.

Se supone que la postergada cumbre del 23 de octubre defina una estrategia anticrisis y destrabe finalmente las ayudas pendientes a la nación helena, de lo contrario, como advierten expertos, la crisis en cadena conducirá a Europa a una hecatombe más grave y profunda que la vivida hace tres años.

Tras Grecia se mueven en la cuerda floja España, Irlanda, Italia y Portugal, sin incluir a otros países europeos afectados por el estancamiento y el desempleo, la mayoría comprendidos entre los eslabones más débiles de la Unión.

Son éstos precisamente blancos perfectos de la especulación de los grandes bancos, las aseguradoras, los fondos de pensiones y otras estructuras financieras, observó con acierto el profesor Eric Toussaint.

Pero ningún país europeo, como Alemania y Francia, por ejemplo, está inmune ante las apetencias del mercado, agregó el estudioso. Tanto es así que al interior del gobierno alemán se realizaron ajustes en las previsiones de crecimiento.

La primera economía europea crecerá en 2011 un 2,9 por ciento y apenas un 0,8 por ciento en 2012, advirtieron asesores del gobierno de la canciller, Angela Merkel.

Contra reloj la dirigencia europea presentó esta semana la propuesta de recapitalizar a los bancos, mediante un auxilio al capital, entre otras decisiones que anunciará en la cita cimera de este mes, en busca de restaurar la confianza en el euro y revertir el carácter sistémico de la crisis en el Viejo Continente.

El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, llamó a un consenso en torno al desembolso del dinero a Atenas, a la recapitalización de la banca comunitaria y al fortalecimiento del fondo de estabilidad financiera, destinado presumiblemente a los países con problemas de liquidez.

Con igual tónica, la canciller alemana recalcó que todos los países de la Unión debían implicarse en la crisis de la deuda, en momentos en que Francia, por ejemplo, rechaza una inyección a sus bancos con recursos del FEEF y Eslovaquia se niega a "pagar una deuda de los más ricos".

Uno de los partidos políticos de la coalición gubernamental eslovaca de centro derecha se mostró reticente a apoyar la ampliación del fondo de rescate al entender que su país (en la Eurozona desde 2009) es demasiado pobre como para pagar los errores de sus socios.

La confianza solo puede restaurarse con un despliegue inmediato de todos los elementos necesarios para solucionar la crisis, aconsejó el titular de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso Barroso.

El primer ministro británico, David Cameron, quien percibe con preocupación un potencial efecto de la crisis europea en la economía británica, conminó a los estados que conforman la comunidad del euro a adoptar una responsabilidad colectiva para evitar otra debacle económica.

Cameron declaró recientemente que la situación económica mundial es muy precaria y que la Eurozona contribuía probablemente a más incertidumbre y falta de confianza.

Precisamente estadísticas recientes sitúan la tasa de desempleo en Reino Unido en 8,1 por ciento (2,57 millones de personas), la más alta en casi dos décadas.

El jefe del ejecutivo británico -una alianza de conservadores y liberales- dejó en claro de paso que continuará con los ajustes presupuestarios y las reformas para reducir el déficit.

En Grecia, el gobierno probablemente conseguirá apoyo del Parlamento en la votación del próximo 20 de octubre a otras medidas adicionales de recortes de gastos, reducción de salarios, nuevos impuestos y eliminación de empleos.

Al defender los compromisos pactados por Atenas para evitar una quiebra total del Estado, el ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, alegó que la nueva escalada de recortes es un requisito previo y necesario para el desembolso de la ayuda externa. Se refirió al paquete de ajustes salariales en el sector público y el envío a "reserva" de unos 30 mil empleados, medida que rechazan los sindicatos y expertos en derecho laboral.

La destrucción masiva de puestos de trabajo, como califican los sindicatos al plan gubernamental, exacerbó la ira popular en un amplio espectro de sectores económicos y sociales en la nación mediterránea.

Paros de 24 y 48 horas se extendieron en el transporte público, taxis privados, aduanas, aeropuertos, servicios comunales, empresas de electricidad, entes petroleros, bancos, escuelas, universidades y hospitales, en defensa del empleo.

La Confederación General del Trabajo (GSEE) y la Confederación de Empleados Públicos (ADEDY) concertaron una huelga general el 19 de octubre en rechazo a las políticas de recortes.

Para Nikos Kioutsoukis, secretario general de la GSEE, "Grecia se está sacrificando por el bien de los bancos europeos y el gobierno está enviando a los trabajadores a la guillotina en vez de protegerlos".

LOS INDIGNADOS EUROPEOS

Frente a un panorama mundial desalentador y los presagios de otra recesión, la población europea en voz de los sindicatos intensifica las movilizaciones en contra de las políticas de austeridad y la decisión de las elites políticas de salvar a los bancos.

Toda Europa está implementando el mismo tipo de política. Es exactamente el mismo esquema neoliberal que produce una degradación de las condiciones de vida y resultados económicos muy pobres en términos de crecimiento, aseguró Éric Toussaint , autor de "La deuda o la vida".

Las organizaciones que se han incorporado al variopinto movimiento de los indignados en Europa reprochan que los gobiernos quieran inyectar más dinero en los bancos, en tanto no dan un paso atrás con los drásticos recortes de gastos, podas salariales y destrucción de empleos.

"Contra el gobierno de los bancos y de las finanzas", la ola de indignados se expandió en las últimas semanas por numerosas ciudades italianas como Roma, Bolonia, Nápoles y Florencia.

Otras urbes secundarán el 15 de octubre las demostraciones en España, Grecia, Bélgica, Italia y Francia, en una jornada mundial simultánea de indignados en reclamo de cambios a escala planetaria.

La red "Cambio Global" ("Global Revolution") a través de su sitio en Internet 15october.net y las plataformas sociales de Facebook y Twitter confirmó movilizaciones a lo largo del planeta en 79 países, desde Los Ángeles, San Francisco, Montreal, Bruselas, Copenhaghe, Londres, París , Roma, Helsinki, Kuala Lumpur, Tokio hasta Sydney.

El desencanto con las políticas imperantes y un anhelo en una democracia real, consagrada a la defensa de los derechos humanos, unen a millones de personas en el mundo.

* Jefa de la redacción Europa de Prensa Latina.

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