Por Manuel E. Yepe*/Foto Virgilio Ponce-Martianos-Hermes-Cubainformación.- El vigoroso desarrollo de las protestas contra el capitalismo mundial que, a nombre del 99% de la población, se hace sentir en muchas ciudades del mundo capitalista desarrollado provoca creciente consternación en las instituciones financieras del llamado “primer mundo”en la medida que gana nuevos adeptos.

Una adhesión particularmente significativa fue la que tuvo lugar recientemente en Nueva York cuando Ray Lewis, un capitán en retiro de la policía de Filadelfia, “harto de que los multimillonarios sigan haciendo crecer sus fortunas sobre la espalda de millones de personas empobrecidas”, se presentó sorpresivamente en la plaza Zuccotti, de Nueva York, un día de fines de noviembre, no para reprimir a los “indignados” sino para cerrar filas del lado de los manifestantes del movimiento Ocupar Wall Street (OWS) y exigir el fin inmediato de las detenciones.

Para la oligarquía estadounidense, y seguramente para las de otras latitudes, ha de haber sido motivo de alarma el hecho de que, junto a los indignados que han perdido sus empleos, sus casas o sus ahorros, comiencen a verse quienes hasta ahora los han reprimido por mostrar indignación contra el injusto sistema que las oligarquías encabezan.

Aunque al ex capitán de policía Ray Lewis el gesto le costó ser arrestado, esposado y encarcelado, también le reportó convertirse en uno de los integrantes más populares y queridos del movimiento OWS y en un símbolo del triunfo de la conciencia ciudadana sobre la estructura del sistema capitalista, que luchan contra la concentración de la riqueza y la iniquidad del poder en Estados Unidos.

El llamado de los indignados estadounidenses a ocupar Wall Street no se refiere a la calle neoyorquina de ese nombre sino a la madeja de la red capitalista que controla el mundo y ejerce control de la economía global.

A la luz de la intensificación de las protestas en todo el mundo contra los excesos del capitalismo, la revista británica The New Scientist encargó un trabajo a los periodistas Andy Coghlan y Débora Mac Kenzie que publicó con título de “La Red Capitalista que rige al Mundo” (The Capitalist Network That Runsthe World).

Los autores centraron su trabajo periodístico en el análisis por un trío de expertos en sistemas complejos del Instituto Federal suizo de tecnología en Zúrich que estudiaron las relaciones entre 43.000 corporaciones transnacionales y detectaronque1318 de ellas, principalmente bancarias, están interconectadas en complejos sistemas con un enorme poder financiero y constituyen el núcleo central que ejerce desproporcionado control de la economía global.

Estudios anteriores habían hallado que algunas corporaciones transnacionales poseen grandes segmentos de la economía mundial, pero incluían sólo un número limitado de empresas y omitían propiedades indirectas.

La idea de que unos pocos banqueros controlen la mayor parte de la economía mundial no es noticia para los indignados del movimiento OWS de Nueva York ni para quienes protestan en otras partes del mundo, pero el estudio del grupo suizo fue el primero en identificar empíricamente tal red de poder.

“La realidad es muy compleja. Hay que alejarse de los dogmas y de cualquier teoría conspirativa o de libre mercado. Nuestro análisis está basado en la realidad”,afirmó James Glattfelder, jefe del equipo de Zúrich.

A partir de la base de datos Orbis 2007, que lista 37 millones de compañías y los inversionistas de todo el mundo, el trío identificó las 43.060 corporaciones y sus cuotas de participación en la propiedad de acciones, vinculándolas entre sí. Luego construyeron un modelo que muestra cuales compañías controlan a otras a través de redes de accionistas, comparando los ingresos operativos de cada una, para construir un mapa de la estructura del poder económico.

El trabajo reveló la existencia de un núcleo de 1318 empresas  conectados con otras veinte como  promedio que, aunque solo representan el veinte por ciento de los ingresos operativos globales, colectivamente, a través de sus acciones, representan en la llamada economía real un 60% de los ingresos globales del mundo.

Cuando el equipo siguió desenredando la madeja de la propiedad, descubrió que conducía a otra súper-entidad aún más estrechamente entretejida,integrada por apenas 147 compañías, todas ellas propiedad de otros miembros de la súper-entidad, que controla el 40% de la riqueza total de la red.

“En efecto, menos del uno por ciento de las compañías es capaz de controlar el 40% de toda la red y la mayoría son instituciones financieras”, declaró Glattfelder.

¡Vaya coincidencia con los reclamos del movimiento OWS!

*Manuel E. Yepe periodista cubano, especializado en temas de política internacional.

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