Víctor M. Carriba* - Prensa Latina.- Con un creciente alineamiento con las estrategias políticas de Estados Unidos y Europa Occidental, Ban Ki-moon termina ahora su mandato de cinco años como secretario general de la ONU e inicia otro período al frente de la organización.


Para el excanciller surcoreano de 67 años de edad, el 2011 fue un año extraordinario por el derrocamiento del gobierno de Muamar el Gadafi en Libia "por decisión de su pueblo y no por la intervención militar de la OTAN".

En su última conferencia de prensa del año, el titular de la ONU defendió la actuación de la alianza atlántica en los acontecimientos que derivaron en el asesinato de Gadafi y elogió "el papel esencial que desempeñamos en la liberación de Libia".

Con ese mismo espíritu instó a la comunidad internacional a "actuar en nombre de la humanidad" en el caso de Siria, reiteró sus críticas al presidente sirio, Bashar Al Assad, y pidió "acciones coherentes y concertadas" para poner fin a la actual situación en ese país árabe.

Sin embargo, evitó pronunciarse sobre el uso de aviones no tripulados (drones) para labores de espionaje y ataques militares de Estados Unidos contra otras naciones.

Durante 2011, Ban Ki-moon siguió la línea trazada por la Casa Blanca con respecto al Medio Oriente y respalda las acciones que promueven la reapertura de negociaciones frente a la decisión palestina de pedir la entrada de su nuevo Estado como miembro pleno de la ONU.

Y ante la admisión de Palestina en la Unesco y la represalia norteamericana de suspender sus contribuciones a esa institución, el funcionario, lejos de saludar el ingreso, expresó preocupación por el impacto de ese asunto en el financiamiento de las agencias de la ONU.

El máximo responsable del organismo mundial fue más allá y reclamó a los palestinos que se abstengan de solicitar su ingreso a otras instituciones del sistema de Naciones Unidas.

Con respecto a Costa de Marfil, al igual que en las crisis libia y siria, el titular de la organización mundial se sumó al manejo realizado por las principales potencias occidentales en torno al concepto de Responsabilidad de Proteger.

Bajo ese pretexto, Ban Ki-moon ordenó acciones militares de los cascos azules de la ONU en ese país, junto con fuerzas francesas, para capturar y deponer al entonces presidente Laurent Gbagbo, quien se negaba a entregar el poder tras las elecciones.

"En Costa de Marfil estuvimos firme a favor de la democracia y hoy Gbagbo está en La Haya (sujeto a juicio por la Corte Penal Internacional)", dijo con orgullo.

De cara a América Latina y el Caribe, la credibilidad de Ban Ki-moon y la ONU sufre un creciente deterioro por su actuación en Haití, donde el organismo mundial, que se erigió como el eje de la ayuda a ese país luego del terremoto de enero de 2010, es blanco de constantes críticas.

Señalada como responsable de la epidemia de cólera que ha costado más de cinco mil vidas y sujeta a una demanda presentada por familiares de víctimas de esa enfermedad, la ONU enfrenta ahora varios casos de abusos cometidos por sus cascos azules contra civiles haitianos.

Sin aspectos relevantes hacia la región latinoamericana, la labor del secretario general se limitó en 2011 a sendos periplos que incluyeron a Perú y Ecuador, en febrero, y a Argentina, Colombia, Uruguay y Brasil, en junio.

Ban Ki-moon llegó al máximo cargo de la ONU en enero de 2007 en sustitución del Kofi Annan y a través de un proceso de selección muy criticado y que forma parte del creciente reclamo por una reforma de Naciones Unidas, en particular del Consejo de Seguridad, y la revitalización del papel de la Asamblea General.

El secretario general es nombrado por la Asamblea para un mandato de cinco años, pero a recomendación del Consejo de Seguridad, por lo cual su elección está sujeta al derecho de veto que disfrutan los cinco miembros permanentes (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y China).

El ex canciller surcoreano es el octavo político que desempeña ese cargo desde la fundación de Naciones Unidas en 1945.

Los anteriores fueron Kofi Annan (Ghana, 1997-2006), Boutros Ghali (Egipto, 1992-1996), Javier Pérez de Cuéllar (Perú, 1982-1991), Kurt Waldheim (Austria, 1972-1981), U Thant (Birmania, 1961-1971), Dag Hammarskjöld (Suecia, 1953-1961) y Trygve Lie (Noruega, 1946-1952).

Según la Carta de la organización, no hay límites al número de mandatos que un secretario general puede cumplir, aunque hasta ahora ninguno ha sobrepasado dos períodos consecutivos.

*Jefe de la corresponsalía de Prensa Latina en Naciones Unidas.

arb/vc

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