Mitt Romney ganó en la Primaria de Las Vegas. No es propiamente una noticia porque se trata de un Estado donde el 25% de los votantes republicanos son mormones pertenecientes a la misma iglesia mormona.
Desde antes de su victoria en Florida ya los números en Nevada indicaban un 20% en la intención de votos a su favor.
Se agrega además una estrategia surgida espontáneamente entre los votantes, que básicamente plantea concentrar los esfuerzos en derrotar a Obama, y poner a un lado ciertas creencias personales, en aras de que salga electo el candidato que más probabilidades tenga de cumplir esta meta, aunque no los represente exactamente en todo su ideario.
Este es el caso del movimiento Tea Party, que tiene en Nevada un fuerte baluarte y cuyos miembros están más cerca del conservadurismo de Gingrich que del expresado por Romney y a pesar de eso, muchos de ellos votaron por este último, bajo la impresión generalizada de ser el mejor oponente que nacionalmente podría enfrentarse a Obama.
Esta visión de un candidato que pueda vencer al actual mandatario, proviene de los antecedentes de Romney como Gobernador de Massachussets, sobre lo cual hemos hecho referencia en artículos anteriores.
Básicamente, Mitt Romney siendo conservador extremo, defensor a ultranza de las “fuerzas de mercado” como reguladoras, al margen de los daños sociales que en determinadas instancias originan, logró cierto balance reduciendo los impuesto, al tiempo que halló fórmulas para instaurar un sistema de salud en Massachussets con ligeros beneficios para la clase media y algunas de las personas de bajos ingresos. Lo beneficia además que es de una tendencia mormona no fundamentalista que defiende ciertos valores coincidentes con corrientes cristianas de otra naturaleza.
Como la elección del candidato presidencial se decide finalmente por los delegados que acuden a la Convención Nacional, la Primaria de Nevada no representa una indicación definitiva del triunfo de Romney como tal, sino una tendencia con grandes probabilidades de materializase finalmente en ese gran encuentro.
Definitivamente parece ser que el tema principal en estas elecciones será la economía, de la misma manera que lo fue en la elección donde resultó electo Barack Obama, quien representó una esperanza ante el enorme deterioro y el gran escándalo de corrupción financiera que explotara durante el gobierno de George W. Bush.
De los militantes entrevistados que votaron por Romney en Nevada, 6 de cada diez dijeron haberlo hecho porque ven en dicho aspirante a la candidatura, el más indicado para resolver los problemas económicos existentes.
La noción generalizada, que en los últimos años ha cobrado vigencia, respecto a que el Estado Nacional se dirige como si fuera una empresa, ha dado lugar a que figuras como la de Mitt Romney se conviertan en el aspirante ideal. Su largo historial como hombre de negocios, exitoso además en su gestión, lo acreditan ante los ojos de muchas de las personas que pertenecen a su sector conservador.
Este criterio empresarial sobre la dirección del Estado, no ha logrado imponerse porque la experiencia ha sido clara expresando que los pueblos no se dirigen como las fábricas, ni como los campamentos militares. Ambas tendencias han sido nefasta y ampliamente utilizadas, sobre todo la militar. Entre los casos recientes podemos mencionar a Fox en México y a Pinochet en Chile.
Dentro de la dinámica del proceso de elección, el asunto clave seguirá siendo la estrategia organizativa y la cantidad de dinero que cada uno de los aspirantes puedan reunir. El mecanismo de elección está diseñado para favorecer a quienes dispongan de mayores cantidades de capital y aunque la mayoría del dinero proviene de las campañas de recaudación que se realizan entre militantes y simpatizante, el control principal lo ejercen los representantes de las diversas instituciones tanto financieras como las compuestas por grupos especiales de interés. Las instituciones religiosas, grandes sindicatos, organizaciones de inmigrados, sectores metalúrgicos, automotores, energéticos, de bienes raíces y un extenso conjunto integrado en base a actividades muy específicas, aportan los fondos. Cuando el dinero se le acaba a un aspirante o disminuye hasta el punto de no poder anunciarse con la intensidad de los demás, queda fuera de la competencia.
Veremos si en esta contienda los asuntos personales como la religión y ciertas posiciones ideológicas pierden importancia, frente a asuntos claves como la creación de trabajo, los aspectos salariales, la solidez requerida para cada nueva actividad económica que surja y la reducción de la deuda pública. Para lograr esto último habrán de reducir los gastos militares. En este sentido ya se han diseñado nuevas armas y se están aplicando nuevas tecnologías que favorecerán la reducción de las fuerzas armadas en cientos de miles. Lo cual no es para mejor, sino para peor.
Seguiremos de cerca los acontecimientos
Si las tendencias predominantes del electorado en esta elección continúan la misma línea de la anterior, donde los asuntos puntuales se impusieron sobre las creencias generales diversas, estaremos quizás ante un despertar de la función ciudadana. Habría que ver entonces cuánto dura y de persistir, aspirar entonces a que se convierta en un patrón de conducta social.
*Lorenzo Gonzalo periodista cubano residente en EE.UU. y subdirector de Radio Miami
Fuente: MARTIANOS-HERMES-CUBAINFORMACIÓN
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