Iroel Sánchez - La Pupila Insomne.- En una entrevista al diario El Mundo que muchos medios refirieron bajo el titular “Le dije a Hillary Clinton: ¡España ha vuelto!”, el canciller español José Manuel García-Margallo contó su encuentro en Alemania la pasada semana con la Secretaria de Estado norteamericana.
García-Margallo afirmó en sus declaraciones que le dijo a su homóloga estadounidense que España “quiere ser protagonista en la escena internacional” y que el que él representa es un “gobierno serio, responsable”. Y nada mejor para demostrar a Estados Unidos esas ansias de protagonismo que un ataque a Cuba en la misma entrevista llena de pleitesía hacia el poderoso país del Norte.
Pero no pudo haber escogido peor momento el canciller español para congraciarse con EE.UU. dictando pautas de comportamiento a Cuba. Casi simultáneamente con sus declaraciones, una nueva escena de represión contra protestas populares validaba la respuesta del viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Dagoberto García, que recomendó a García-Margallo mirar a su alrededor para enterarse dónde están los seguidores del dictador Francisco Franco. El cubano sugirió al ministro hispano que “su gobierno debe más bien ocuparse de dar solución a los graves problemas que enfrenta en su sociedad como la crisis económica, el continuo incremento del desempleo que afecta a más de cinco millones de personas, sobre todo a los jóvenes”.
Y es que si el canciller español -en vez de tratar de congraciarse con la señora Clinton- hubiera mirado a su alrededor habría visto las brutales cargas policiales en Valencia contra los adolescentes del instituto Lluís Vives. Allí la actuación de las autoridades ha indignado a la sociedad ibérica y generado manifestaciones de apoyo en todo ese país hacia quienes han sido llamados “el enemigo” por un jefe de policía, debido a sus reclamos de que cesen los recortes a los presupuestos educativos.
García-Margallo debería saber que la que sí nunca volverá a obedecer las órdenes norteamericanas es Cuba, donde los estudiantes jamás han sufrido una carga policial desde que los gobiernos de la Isla dejaron de ser bendecidos por Estados Unidos. Como señaló el vicecanciller cubano en su respuesta al ministro español, esta Isla es “un país soberano e independiente que no acepta cuestionamientos de nadie, y en particular de aquellos que intentan dar lecciones, cuando en realidad tienen el tejado de vidrio”.
Y es que aquí, desde hace más de cincuenta años, “el enemigo” está en el poder. El derecho a una educación gratuita, laica y de calidad que reclaman los jóvenes españoles está en el ADN social de los cubanos, y ningún policía, llámese Estados Unidos o el ridículo gobierno que le obedece en Madrid, se lo podrá arrebatar.
