Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación-Cubasolidaridad.- Los países del Hemisferio Americano, tienen la tendencia de copiar los gustos de Estados Unidos y sobre todo, un estilo de vida que en nada se ajusta a sus condiciones. Por supuesto no todo es negro en esa vieja práctica humana de la imitación.

Para nadie es noticia que eso del “estilo de vida americano”, es un cuento que la gente digiere por la cantidad de antiácidos que la prensa les proporciona para que no perciban sus efectos dañinos.

En Norte América hay muchos estilos de vida, que van desde quienes viven en casas y apartamentos cuyos precios exceden las decenas de millones de dólares, hasta los millones de ciudadanos que viven en casas trailers y en otras que a veces tienen peores condiciones que éstas.

De todas las imitaciones, la que ha resultado mejor ha sido la del sistema político administrativo, el cual no pudieron copiarlo al carbón por la tendencia, heredada de España, al cacicazgo y el caudillismo.

Recordemos que España como tal, se funda con la unificación que tiene lugar en la época del “descubrimiento de América” y cada región tenía su liderazgo, se consideraba independiente y se pensaba autosuficiente. De aquí que los Partidos Políticos en Latinoamérica resultaran en una división facciosa de la sociedad mientras en Estados Unidos es una división facciosa del Poder.

Cuando termina la Guerra por la Independencia de Inglaterra, Estados Unidos estaba compuesto por Trece Colonias que por diversas razones creían que tenían algo en común, especialmente un destino. Por tanto el liderazgo tendió siempre a ser colectivo y el consenso no tuvo que imponerse. Como mal menor y en contra de los criterios de George Washington, escogieron dividirse el Poder, creando para esto los Dos Partidos Políticos que representan la alternancia de la dirección del Estado.

Estos dos aspectos culturales entre ambas regiones, marcaron una diferencia, donde se asienta quizás, la dirección que ha ido tomando el proceso evolutivo latinoamericano.

El cacicazgo y la multiplicación bíblica de los líderes, que señalamos como herencias culturales del proceso de colonización española, no permitió que se conformaran maquinarias políticas de propósitos idénticos, como ocurrió en Estados Unidos.

Este quizás es el único aspecto positivo que podríamos inculcarle al liderazgo y el caciquismo, ese patrón de conducta que tanta humillación causa a quienes se dejan llevar de su mano, ya bien sea practicándola o aceptándola como referencia.

Los Partidos Políticos en Latinoamérica si en algo se identifican es por sus diferencias y no por creer que tienen destinos comunes. Por esta razón las elecciones se truecan en una verdadera escogencia de la cual no disfrutan los electores del Coloso Norteño, obligados a votar por dos tendencias diferenciadas solamente por ligeros matices.

En Latinoamérica, la diferencia de propósitos inherente a los partidos que participan de las contiendas electorales, está generando el surgimiento de gobiernos que eventualmente podrían transformar las bases de poder y eventualmente equilibrar un desarrollo comprometido solamente con las colectividades y no con facciones determinadas de naturaleza doctrinaria.

Por supuesto en Estados Unidos, el devenir de una economía que afianza sus asimetrías y las expande con los años, va creando malestares que de algún modo tendrán que filtrarse para depurar los malos resultados a los que da lugar.

El estadounidense, si bien ha disfrutado de condiciones materiales muy distantes al resto del Hemisferio donde vive y aun en relación a Europa, sufre las presiones impuestas por mecanismos de producción que pudieran aliviarse si la riqueza producida se compartieran en proporción al esfuerzo. Como parte del deterioro del proceso evolutivo de la economía, debe lidiar además con un orden productivo cuyos objetivos, al margen de la mala remuneración mencionada, no los incluye, imponiéndoles por último mercaderías que no responden a necesidades reales, lo cual ocasiona trastornos productivos y alienta prácticas especulativas.

Este proceso económico es compartido también por el resto del Hemisferio, donde obviamente, causa enormes estragos. Sin embargo, en los países Latinoamericanos y de El Caribe, las dificultades e injusticias que dicho sistema producen, tienen la posibilidad de ser canalizadas con menos inconveniencias, una vez que los protagonistas políticos representado en los Partidos, defienden y representan puntos de vista diversos, algunos de los cuales son verdaderos desafíos del Poder existente. Esas posibilidades son tan reales que, como acabamos de decir, gobiernos con criterios diferentes sobre la Administración del Estado, han sido electos por las mayorías.

Esperemos, para ver si las experiencias fallidas de otrora, permiten a las nuevas fuerzas que se perfilan lentamente en el horizonte político latinoamericano, contrarrestar con ponderación, las agresiones de quienes se perjudican y sobre todo de quienes se creen perjudicados.

La revolución en la evolución, no es igual que el intento de revolución en la insurrección. La primera es susceptible de realizarse con la capacidad de establecer compromisos desde la seguridad que otorga el Poder de Estado, la segunda tiene la tendencia a personalizar ese Poder. Puede haber excepciones, pero se requieren de hombres de mucha talla. Cuba podría llegar a ser una de esas excepciones.

Latinoamérica está abriendo puertas para una evolución esencialmente humanista, en contraposición a la evolución distorsionada a la cual ha conducido el capitalismo salvaje.

Este es un tema que merece de una recurrencia pertinaz, porque los errores de los procesos revolucionarios del siglo XX, muchas personas con muy buena fe, los consideran fracasos y sería irresponsable permitir que se conformen malformaciones de conciencia

*Lorenzo Gonzalo periodista cubano residente en EE.UU., subdirector de Radio Miami

Fuente original: Martianos-Hermes-Cubainformación-Cubasolidaridad

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