Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación-Cubasolidaridad.- Aunque con alguna tardanza les expondremos algunos puntos de vista sobre el discurso de la cantante Shakira en la Cumbre de las Américas porque queremos destacar, no el discurso en sí sino una tendencia auspiciada por el mundo corporativo que lentamente va creando una nueva y peligrosa concepción sobre las labores públicas.


Llamó la atención que Shakira Isabel Mebarak Ripoll, fuera invitada a la Cumbre de las América para destacar el significado de la educación como inversión social, obviando al propio tiempo, la responsabilidad prioritaria que en ese sentido tienen los gobiernos. En cambio, dedicó la mayor parte de su discurso a despertar el interés de las corporaciones para que fuesen ellas quienes asumieran primordialmente esas inversiones.

No hay dudas que en el concepto general del Estado moderno, los grandes capitales tienen que aportar en igual proporción al resto de la ciudadanía, lo que significa en términos de dinero, el desembolso de enormes sumas. En ese sentido, seres humanos y corporaciones somos entidades jurídicas.

Sabemos que estas tasas impositivas funcionan más en teoría que en la práctica. De todos es conocido que las regulaciones sobre pago de impuestos son circunvaladas por procedimientos leguleyos a través de las oficinas legales que trabajan para las grandes empresas. Ahora bien, suponiendo que las normas en este sentido se cumplan, no hay necesidad de apelar a la bondad de esas corporaciones para que “ayuden” en la educación, la salud, la cultura y la creación de condiciones mínimas para los desvalidos y los pobres. Estas son funciones del Estado y la obligación de los mismos es legislar y crear regulaciones para que verdaderamente, los aportes a la solución de las necesidades básicas de la sociedad, sean compartidas proporcionalmente por todos los sectores y ciudadanos.

Shakira dijo que en la actualidad, la idea de que la responsabilidad de invertir en la educación era un asunto del Estado, es obsoleta, al tiempo que la realización de esa función ha cobrado una enorme importancia para las empresas, especialmente por las ganancias que a largo plazo dicha inversión les representaría.

Realmente en un foro de países, donde sus gobernantes se reunieron para tratar asuntos comunes y estudiar cómo enfrentar las diversas problemáticas que los aquejan, es inapropiado dedicar veinte minutos de trabajo para resaltar que, en esta época, los Estados pierden importancia y las corporaciones deben asumir sus funciones.

La razón es muy simple. No es tiempo de quietarle responsabilidades a los Estados, transfiriéndolas a las corporaciones, todo lo contrario, es tiempo de estimular en foros de esa naturaleza que los gobiernos legítimos, allí representados, tienen más obligaciones que nunca de ser inclusivos y no priorizar entes, personas o institución alguna, por encima de las demás.

Las responsabilidades del Estado es que cada cual contribuya en la medida de su productividad, sobre todo, porque todos los que laboramos en una región usamos los beneficios y recursos de la misma, favoreciéndonos con la existencia de los mismos. Mientras más producimos, y es el caso de las grandes corporaciones, mayor es el beneficio y mayores las obligaciones, las cuales no son una “acción voluntaria” o el “espíritu filantrópico” de unos pocos, sino un deber de estricto cumplimiento.

En un foro como ese, la presencia de Shakira, hablando de un tema tan noble como la educación, es apropiado y de mucha actualidad, pero el giro de sus palabras, dejando implícito que las corporaciones tienen la misma estatura que los Estados en relación a cuestiones de naturaleza social, es una falta imperdonable de los organizadores o una sucia jugada de quienes quieren contraponer la idea corporativa a la de un Estado Social.

Su discurso de alguna manera dejó el sabor de que el Estado ha perdido calificación en nuestros días, porque apeló a conceptos como el de “los valores compartidos” que, desde hace varios años, ha sido convertido en moda por los corporativos. Este criterio consiste en que las corporaciones deben tener en cuenta las necesidades de las comunidades donde radican sus oficinas centrales y principales centros de operaciones, abrogándose el derecho de hacer escuelas, parques, calles, centros infantiles, centros de atención médica elemental y otros.

Estaría bien que acometiesen funciones de esa naturaleza si las corporaciones fueran cooperativas o pertenecieran a instituciones sociales, dirigidas por personas susceptibles de ser electas o removidas de sus puestos, por el conglomerado social que las compone. Pero ese no es el caso, porque en la realidad, si honramos el concepto expresado por Shakira, quienes deciden dichas políticas, son personas particulares, determinando ellos la gestión, los salarios, las inversiones e incluso, la composición política de sus respectivas regiones. Las corporaciones son inmunes a la democracia, a las elecciones y a la participación de miembros en sus asuntos internos, por consiguiente no son la sociedad y mucho menos pueden representarla.

El veneno del mensaje fue alentar a los corporativos, en un escenario supuestamente orientado a otros propósitos, a abandonar el concepto de la caridad y sustituir al Estado en sus funciones sobre materia de educación. Lo cual implica o deja implícito el derecho de las corporaciones a asumir otras ramas de interés social. Con elegancia, cierta ingenuidad y mucha gracia, resaltó el protagonismo de las corporaciones en las inversiones sociales.

Shakira alentó en esa Cumbre, con mucha sutileza, a los grandes empresarios, léase los grandes corporativos, para que utilicen parte del capital de sus corporaciones y por ende una porción de su tiempo, para invertir en educación, porque son ellos y no los Estados quienes deben asumir ese tipo de inversiones.

O sea, más allá de las bondades implícitas en ciertas partes del mensaje, donde destaca la importancia de la educación, señalando la necesidad de educar a los niños desde edad temprana y de lo mucho que representa esta labor para que las personas salgan de la pobreza, enfatizar la importancia de las corporaciones en esas funciones, igualándolas y en más de una ocasión, destacándolas por encima del Estado, es algo que estuvo totalmente fuera de lugar. Un planteamiento de esa índole en la Cumbre de Las América, es irrespetuoso, porque no está a tono con el objetivo de la reunión.

Allí había que hablar de educación a nombre de las sociedades que componen los países representados en esa reunión por sus respectivos Estados, en los cuales las corporaciones son solamente una parte más de un conglomerado donde cada cual tiene que aportar proporcionalmente a sus ingresos y riqueza. Son los Estados quienes tienen que hacer las legislaciones para que cada cual aporte de acuerdo a sus posibilidades y para que cada día sean mayores las inversiones en la educación y otros ramos como la salud.

El discurso de Shakira en el fondo, destacó la noción del Estado Corporativo, que con variantes se diseña por teóricos, corporativos y tecnócratas. No me refiero a un Estado de corte fascista, pero a una variantes que forma parte de esa familia, donde la democracia es cercenada y los ciudadanos cada vez más, estarán a la vera de las decisiones de los”expertos”.

Lo terrible del mensaje fue la elegante crudeza empleada para descalificar el Estado. Su discurso en ese sentido fue tajante, dejando implícito que las corporaciones tienen que asumir las labores “que antiguamente eran exclusivas de los Estados”.

Debemos enfatizar que el Estado es en nuestros días el instrumento más idóneo, por cuanto la socialización de las instituciones civiles es lenta y aún están confeccionadas con un sentido muy particular y privado.

Es importante y debemos destacar la importancia que el discurso de Shakira otorga a la educación, señalándola como la más importante tarea para sacar a nuestros países de la pobreza. De hecho aquellos gobiernos de nuestro Hemisferio que abogan por un criterio de Estado diferente, han abordado ese aspecto con rigor y han incorporado masas de ciudadanos a las tareas de alfabetización y estimulando la incorporación de las personas a estudios medios y superiores. Shakira debió mencionar las labores que realizan los Estados presentes en la reunión, que defienden y estimulan esas gestiones.

La propuesta de invertir más en educación es válida y encomiable, pero la descalificación del Estado, que sutilmente estuvo presente en varias facetas del discurso de Shakira, es sin dudas una proposición indecente en una reunión a la cual fueron precisamente convocado los representantes de varias decenas de Estados.

Shakira fue en esa Cumbre, seguramente sin saberlo, como un acorazado pintado de rosado: un bello y tierno color, encubriendo una operación letal.

Es muy probable que Shakira nunca llegue a entender la trascendencia de lo dicho en un escenario donde estaban presentes los representantes legítimos de las inversiones sociales.

*Lorenzo Gonzalo periodista cubano residente en EE.UU., subdirector de Radio Miami

Fuente original: Martianos-Hermes-Cubainformación-Cubasolidaridad

Estos textos pueden ser reproducidos libremente siempre que sea con fines no comerciales y cite la fuente

Mundo
Hombres serbios sostienen un cartel con fotografías de las víctimas de la campaña aérea de la OTAN de 1999 contra Serbia y Montenegro en la ciudad de Nis, el 24 de marzo de 2019 (Foto: AFP)...
Jorge Elbaum - Tomado de Rebelión - Fuente original: CLAE.- La propaganda bélica es tanto más eficiente cuando existe una carencia relativa de pensamiento crítico y logra instalarse una explicación única, des...
Cubavisión Internacional.- Hoy en Mundo 20/20: Impacto de la guerra de Ucrania en precios de hidrocarburos Pandemia y geopolítica energética EE.UU. y la prohibición del petróleo ruso Consecuencias del boicot a Rusia...
Lo último
La Columna
La Revista