Salim Lamrani - Cubadebate.- La Francia de François Hollande, está a punto de ratificar el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza (TECG) impuesto por la Alemania de Angela Merkel y adoptado a nivel europeo. Este texto introduce la llamada “regla de oro”, en adelante obligatoria para todos los países miembros de la Eurozona, e instaura de facto una política de austeridad, impidiendo que los Estados presenten un presupuesto con un déficit superior al 0,5% del Producto Interior Bruto.

 


Adoptado el 2 de marzo de 2012 por Nicolas Sarkozy y otros 24 dirigentes europeos, el TECG se someterá pronto al Parlamento francés dominado por el Partido Socialista, mediante un procedimiento de mayoría simple de las dos asambleas, sin que el tratado se haya modificado en ningún aspecto. La regla de oro se transformaría entonces en ley y prohibiría todo déficit público, so pena de graves sanciones por parte de la Unión Europea.

 

Más grave aún, Francia pierde gran parte de su soberanía con el TECG. El Parlamento francés tendrá que someter, de modo obligatorio, su presupuesto anual a la Comisión Europea, ninguno de cuyos miembros salió por sufragio universal, que podrá realizar los arbitrajes que juzgue necesarios, sin tener que rendir cuenta alguna a los ciudadanos, y por lo tanto decidirá el futuro de la nación. Así, el TECG hace obligatoria la aplicación de las políticas de austeridad en Europa, sin que se pueda explorar ninguna vía alternativa.

Para Francia, mientras que el país se encuentra al borde de la recesión y que convendría lógicamente inyectar fondos en la economía, el regreso al equilibrio presupuestario que impone el TECG, que implica volver a un déficit de un 3% en 2013, significa que 33.000 millones de euros que redistribuye el Estado tienen que sacarse de la economía nacional. Eso sería válido sólo si se confirmasen las hipótesis de crecimiento de alrededor del 1%, lo que no parece que será el caso, por lo que en realidad supone que el Estado reducirá inevitablemente sus gastos públicos, lo que tendrá un impacto social.

Del mismo modo, para alcanzar el equilibrio presupuestario en 2017, como se comprometió el presidente francés François Hollande, habría que retirar 60.000 millones de euros de la circulación económica. Lo que equivale a la mitad de la suma que prevé el Plan de Reactivación, de 120.000 millones de euros (inferior al 1% del PIB europeo), que adoptó la Unión para todos los países de la Eurozona, destinado a estimular el crecimiento.

El Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) se destina oficialmente a brindar ayuda a los países en dificultades. No obstante, sólo concierne a las naciones que adoptaron el TECG. Se trata en realidad del medio que utilizan los partidarios del neoliberalismo, abanderados por Angela Merkel, para imponer políticas de austeridad que además de tener graves consecuencias sociales en las poblaciones son económicamente ineficaces.

En efecto, dondequiera que se aplicaron los planes de austeridad, sea en Grecia, Italia, Irlanda, Portugal o España, la crisis de la deuda, lejos de desaparecer, se ha agravado y las condiciones de vida de los habitantes se han deteriorado considerablemente, con un explosión del desempleo y una destrucción organizada del sistema de protección social y del Estado del bienestar.

Los ejemplos más emblemáticos son Grecia y España, donde se impusieron por la fuerza esas recetas de choque. Los resultados son catastróficos desde el punto de vista político, económico y social.

Así en Grecia, tras la aplicación de nueve planes de austeridad con un alza masiva de los impuestos, entre ellos el IVA, un alza de los precios, una reducción de los salarios (¡hasta un 32% del salario mínimo!) y de las pensiones de retiro, un retraso de la edad legal de la jubilación, destrucción de los servicios públicos de primera necesidad como la educación y la sanidad, supresión de las ayudas sociales y privatización de los sectores estratégicos de la economía nacional (puertos, aeropuertos, ferrocarril, gas, agua, petróleo) la producción cayó un 20%, explotó el desempleo y la crisis de la deuda empeoró. En efecto, hoy ésta es superior a lo que era antes de la intervención de las instituciones financieras internacionales en 2010.

Tras el desastre griego causado por las políticas de austeridad de la Troika (Banco Central Europeo, Unión Europea y Fondo Monetario Internacional), ahora es España la que se encuentra al borde del abismo. Se ha aplicado por la fuerza al pueblo español la misma terapia de choque con las mismas consecuencias desastrosas. El gobierno de Mariano Rajoy ha impuesto a los ciudadanos “un plan de rigor colosal” según el diario económico francés La Tribune, con una disminución de los gastos de 102.000 millones de euros hasta 2014: reducción drástica del número de funcionarios, de los presupuestos de educación y sanidad y disminución de los salarios, alza de los impuestos incluido el IVA y reducción de las prestaciones familiares, de los subsidios de desempleo y de las pensiones de jubilación entre otras. Todo ello en un país golpeado por una tasa de desempleo record del 25%, con una explosión de la pobreza. Por su lado la Comisión Europea, lejos de preocuparse de las consecuencias sociales y humanas que engendran estas medidas, “se congratula de la adopción de España del plan plurianual”.

El TECG, que impone políticas de austeridad como única norma posible, está condenado al fracaso y agravará inevitablemente la crisis económica en Europa, ya en plena recesión. En efecto, el concepto de la “regla de oro” resulta dudoso ya que al reducir la capacidad de endeudamiento de los Estados les priva de toda posibilidad de realizar inversiones que estimularían el crecimiento. Las consecuencias sociales ocasionarán una crisis política de envergadura cuyo desenlace nadie puede predecir, en un contexto de resurgimiento de la extrema derecha en todo el continente.

El gobierno socialista de François Hollande tiene la obligación moral de someter el TECG al pueblo por referéndum después de un amplio debate público. Está en juego el porvenir de la democracia en Francia, ya sensiblemente quebrantada por la adopción por vía parlamentaria del Tratado de Lisboa en 2007, mientras que el pueblo lo había rechazado dos años antes por referéndum.

o? a  2??%spuestos a hacerlo, debemos considerar a este problema como lo que es, un campo de lucha en sí mismo y un campo de lucha en la pugna cultural tremenda entre el socialismo y el capitalismo que se está ventilando en nuestra Patria”.

 

El grupo cubano definió áreas de trabajo inmediato a partir de comisiones, con la idea de elaborar propuestas concretas en el menor tiempo posible. Identificar proyectos y líderes que en las comunidades trabajan estos temas, fomentar el desarrollo de investigaciones sobre racialidad, incidir en los medios de comunicación para alcanzar una mayor diversidad racial y lograr la denuncia del racismo y utilizar las nuevas tecnologías para el activismo antirracista y la socialización de bibliografía al respecto fueron algunos de los puntos coincidentes.

“Esta reunión familiar, orgánica y militante de La Habana ha sido un impulso en el camino de todos aquellos que trabajamos en pos de la equidad racial por alcanzar toda la justicia”, indica el Manifiesto de ARA. Para Cuba constituye, a su vez, una nueva oportunidad de potenciar ideales de justicia y equidad, así como alcanzar la unidad imprescindible entre quienes comparten una lucha común: la de vivir en una sociedad libre de discriminaciones y desigualdades.

p> 0?ca 2??%mal>En aquel momento inicial los profesores teníamos un protagonismo en las decisiones que se tomaban en relación con los métodos y el enfoque de la enseñanza. Existían docentes de reconocida autoridad, otros que no éramos tan reconocidos, pero hubo confianza en nuestra capacidad.

 

Al pensar en el cincuentenario de la Escuela no se puede eludir el papel desempeñado por la primera directora, Vicentina Antuña. Ella encarna los elementos de continuidad generacional, en el mejor sentido de la palabra, que hubo en aquella circunstancia y la convergencia de saberes y experiencias.

Tenía una extraordinaria capacidad de aglutinar las diversas personalidades. Era una persona que despertaba confianza en su equipo, en sus claustros. No solamente tenía una autoridad reconocida en su especialidad, sino que también era respetada desde el punto de vista político, por haber tenido siempre una trayectoria impecable en defensa de la Universidad y de las mejores causas.

Un hecho singular de aquel primer momento tiene que ver con que se creara por primera vez en Cuba una especialidad en lenguas y literaturas clásicas, que nunca tuvo muchos estudiantes; pero ese núcleo minoritario, ese rigor en la formación clásica, ha hecho de sus egresados profesionales con una gran capacidad para el abordaje de temas relacionados con la literatura y la cultura cubana y con la cultura latinoamericana.

Entre ellos se encuentran algunos de nuestros ensayistas más reconocidos, el caso de Luisa Campuzano, María Elina Miranda, Enrique Saínz y Luis Álvarez, quien también tiene una muy significativa obra publicada en el campo de la literatura cubana, de la cultura cubana. Se trata de personas que se capacitaron para hacer contribuciones fundamentales. Hay un pensamiento innovador que salió de allí y pudo desarrollarse a partir de las bases ofrecidas en la Escuela de Letras.

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