Elson Concepción Pérez - Granma.- Quizá valga la pena remontarse a una fecha tan lejana como 1823, para conocer o al menos recordar la historia de intervenciones de Estados Unidos, usando a la CIA, los marines y sus fuerzas armadas, contra países soberanos o gobiernos democráticos de América Latina y el Caribe.


Debo advertir desde el comienzo, que en ninguno de los casos hubo justificación alguna, ni solicitud de nación soberana de la región, para que Washington enviara tropas o bombardeara pueblos. En todo caso, se trata de la razón de ser de un imperio que aún hoy, sin que nadie lo pida y cuando todos lo condenan, encabeza una coalición y bombardea territorios como en Siria, matando niños, mujeres y ancianos, que considera daños colaterales, o en otros países como Irak, Yugoslavia, Libia, Afganistán, etc.

En el contexto latinoamericano no puede olvidarse la nefasta Doctrina Monroe que concibió la «América para los americanos» y a los países de nuestra región como  «esfera de influencia» –léase patio trasero– para Estados Unidos. Esa matriz imperial la reviven en estos tiempos y usan para ello a la desprestigiada Organización de Estados Americanos (OEA) y a su no menos desprestigiado secretario general, Luis Almagro, y a uno que otro mandatario, de los que hacen del neoliberalismo su filosofía de vida.

En el transcurso de casi dos siglos de intervenciones militares norteamericanas contra países de la región, ha sido mucha la sangre derramada por nuestros pueblos y considerables las heridas abiertas por el hambre, la miseria, el analfabetismo, el desempleo, la insalubridad y otros males sociales.

En todos los casos, cada intervención ha tenido su cuota de sufrimientos y sacrificios aún no saldados.

Algunas de las intervenciones

Aunque son muchas, me referiré a algunas de las más significativas intervenciones de Estados Unidos contra nuestros países.Lo mismo lo ha hecho para arrebatarle poco más de la mitad de su territorio a México en 1847; que en 1954, preparó la invasión a Guatemala que derribó al Gobierno democrático de Jacobo Arbenz, inaugurando un prolongado periodo de décadas de terror sangriento contra trabajadores, campesinos pobres, estudiantes, entre otros.

En 1964, en Panamá, soldados de EE.UU. mataron a 21 estudiantes e hirieron a 300 personas, reprimiendo una manifestación en la que los jóvenes, en un acto de patriotismo, querían cambiar, en la zona del canal, la bandera estadounidense por la de su país.

En 1989 las fuerzas militares norteamericanas invaden la nación istmeña, apresan a su presidente y dejan un saldo de 3 000 panameños muertos.

El propio año 1964 el Departamento de Estado y la CIA alentaron una maniobra golpista que depuso al presidente constitucional de Brasil, Joao Goulart. No sé si este hecho lo conoce Jair Bolsonaro, el mismo que ahora como presidente, corre tras las orientaciones que le formulan desde Washington.

En 1912, marines  norteamericanos desembarcaron en Nicaragua y allí permanecieron casi ininterrumpidamente hasta 1933, dejando en el poder al sicario Anastasio Somoza. Cuando en 1979 triunfa el Gobierno sandinista, Washington alista sus armas y desde 1981 diferentes administraciones de EE. UU. patrocinaron una guerra de agresión financiando el entrenamiento de mercenarios y manteniendo el bloqueo económico.

Otros hechos en esta larga historia nos remontan a fecha tan lejana como 1831, cuando el Gobierno estadounidense de entonces envió sus marines a invadir las Islas Malvinas, en Argentina, y dos años después ayudó a Inglaterra a apoderarse militarmente de aquellos territorios, situación que se mantiene hasta nuestros días.

Cuba, una piedra en el camino

Hay que decir que respecto a Cuba, sus fuerzas intervinieron en nuestro país cuando las tropas insurrectas ya tenían prácticamente ganada la contienda contra los colonialistas españoles en 1898, y con el pretexto de la voladura del Maine declararon la guerra a España por el dominio sobre la Isla.

Cuando se obtuvo la victoria, desconocieron a las tropas cubanas  y la guerra nacional liberadora del pueblo le fue arrebatada. Crearon una neo-colonia a la que le ocuparon parte de su territorio en Guantánamo y le impusieron la Enmienda Platt, redactada por ellos mismos, donde se atribuían el derecho a intervenir cada vez que lo consideraran necesario. Pero la guerra por la independencia de Cuba del 68 y el 95 fue continuada por la Revolución encabezada por Fidel Castro Ruz, que finalmente triunfó el 1ro. de enero de 1959.

En 1961 prepararon, armaron y financiaron la fracasada invasión de Playa Girón, con intenciones similares a las de 1898: tomar la zona, crear una cabeza de playa y luego desembarcar a sus tropas para autoproclamar un Gobierno intervencionista que desconociera el poder revolucionario, conquistado durante casi cien años de lucha. Pero fracasaron y sufrieron su primera gran derrota en América Latina.

Otros expedientes intervencionistas

La historia de agresiones tiene un expediente también en República Dominicana, invadida en 1905 por los marines estadounidenses, y ocupada militarmente entre 1916 y 1924.

Cómo olvidar la participación directa de la CIA y el Gobierno de Estados Unidos de entonces, cuando el golpe de Estado contra el presidente constitucional de Chile, Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973.

El asesinato y las torturas contra miles de chilenos, muchos de cuyos cadáveres aún hoy permanecen desaparecidos, fue el denominador común para otras dictaduras de la región. Era parte de la Operación Cóndor concebida por la cia y aplicada por Washington también en Argentina y otras naciones sudamericanas.

Vale recordar que la mayoría de los torturadores y criminales de entonces fueron formados por oficiales de Estados Unidos en la tristemente célebre Escuela de las Américas, creada en 1946 en Panamá.

En la pequeña isla caribeña de Granada, el 25 de octubre de 1983, tropas de la 82 división aerotransportada de Estados Unidos invadieron, mataron a civiles y al presidente electo democráticamente, Maurice Bishop.
Centroamérica fue otra vez escenario de la aplicación de la Doctrina Monroe cuando, en 1984, más de 11 000 militares de Estados Unidos llegaron a territorio de Honduras con la encomienda de reforzar a la contrarrevolución nicaragüense.

Entre 1988 y 1989 pilotos norteamericanos bombardearon la población civil en Guatemala, con el pretexto de combatir a la guerrilla.

En 1980, oficiales del ejército de Estados Unidos y de la CIA asesoraron al Gobierno local de El Salvador, en su combate contra las guerrillas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. Más de 35 000 civiles salvadoreños fueron muertos entre 1978 y 1981 a manos de los militares locales asesorados por la cia y el Gobierno de Washington.

Algunos documentos acusatorios

Concluyo con lo que aparece en algunos documentos desclasificados por Washington. En uno de ellos recuerda cuando en 1966 enviaron armas, asesores y Boinas Verdes a Guatemala para combatir la guerrilla, hecho del que un informe del Departamento de Estado, citado por el sitio costarricense TicoVisión, reconoce que: «para eliminar a unos pocos cientos de guerrilleros habrá que matar quizá a 10 000 campesinos guatemaltecos».

Otro documento recoge el envío en 1967 de grupos de Boinas Verdes a Bolivia para encontrar y asesinar al Che Guevara.

Ya en 1971 el diario The Washington Post confirmó que la CIA había intentado asesinar a Fidel en varias oportunidades. Luego, documentos desclasificados refieren que los intentos de eliminar al líder histórico de la Revolución Cubana suman cientos.

Resumo con lo dicho en un discurso del vigésimo séptimo presidente de Estados Unidos (1909-1913), el republicano William Howard Taft: «No está distante el día en que tres estrellas y tres franjas en tres puntos equidistantes delimiten nuestro territorio: una en el Polo Norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. El hemisferio completo de hecho será nuestro en virtud de nuestra superioridad racial, como es ya nuestro moralmente».

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