Misión Verdad.- Este sábado, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) se reunió para discutir sobre Venezuela en una sesión extraordinaria convocada por el secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo. El dato político de relevancia fue que Estados Unidos ni siquiera se animó a presentar una resolución donde se reconociese a Juan Guaidó como "presidente interino" de Venezuela, tal como sucedió el jueves en la Organización de Estados Americanos (OEA).


Esto es de relevancia, ya que en su alocución, Pompeo afirmó que "los países deben elegir de qué lado están; si con las fuerzas de la libertad o con la liga de Maduro y su caos". Este intento de generar un parte aguas hacia adentro del Consejo de Seguridad que vuelve a poner en el centro de la escena la falta de respaldo a políticas de directa injerencia por parte de Washington en organismos multilaterales como la ONU y la OEA, donde hasta 2011 legitimaba, sin problemas, sus acciones.

Pompeo, además, amenazó a Venezuela al decir que Caracas "no debía poner a prueba a Estados Unidos porque protegería a sus diplomáticos y su población civil", en referencia a la reciente expulsión del personal de la embajada de Estados Unidos en el país, y el posterior desalojo del personal no esencial de esta sede. Lo demás de su alocución estuvo centrado en tildar a Venezuela como un "títere" de Rusia y Cuba, equiparándolos, en una forzada maniobra de opinión pública, con dos imperios que controlan suelo venezolano. Una afirmación más propia de la histeria conspiranoica de María Corina Machado que de un representante de la política exterior de una potencia global.

Mientras que los países del Grupo de Lima y la Unión Europea (UE) como Perú, Brasil, Chile, Alemania, Gran Bretaña, Francia y Bélgica, entre otros, mantuvieron con matices una misma línea discursiva que por tramos hizo aún más burda su condición de satélites de Estados Unidos. En el caso de los primeros, el representante de Brasil, Mauro Vieira, habló quizás un poco de más cuando afirmó que el "único diálogo posible en Venezuela es entre las fuerzas políticas que hoy controlan la Asamblea Nacional y la oposición democrática, sin considerar de ninguna manera al régimen de Maduro".

Por su lado, el ministro del Reino Unido para las Américas, Alan Duncan, reveló la posición extorsiva de la UE cuando afirmó: "Estamos codo a codo con Estados Unidos, Guaidó es el hombre indicado para llevar a Venezuela y lo reconoceremos como presidente si no hay elecciones libres en 8 días". Otra vez queda para la historia la nueva oportunidad perdida que deja pasar Europa para tener una posición constructiva en América Latina, como si le gustara ser un viejo continente cachifa (sirviente) de Estados Unidos.

En contraste, el representante de Rusia en la ONU, Vasili Nebenzia, se mofó de Estados Unidos cuando calificó de "bolchevique" a John Bolton, asesor de seguridad nacional de Trump, por hablar de expropiar activos y bienes propiedad de Venezuela. En ese contexto, lamentó que el tema venezolano haya llegado al Consejo como "estrategia para cambiar el gobierno de Venezuela, dado que el juego político favorito de Estados Unidos es el cambio de régimen". Sobre el aire, casi finalizando su primera de muchas intervenciones, quedó su pregunta a Pompeo acerca de si Estados Unidos está dispuesto a recurrir a la fuerza para derrocar a un Estado soberano.

En esa dirección, China también abogó por evitar cualquier tipo de injerencia en Venezuela y resolver las diferencias a través del diálogo, acorde al consenso general en el Consejo de Seguridad de la ONU, como se pudo ver en declaraciones sucesivas de países de África y el Caribe bien acostumbrados a las constantes intromisiones de Estados Unidos en sus políticas internas.

Entre las posturas de los países de África resaltó la de Anatolio Kdoong de Guinea Ecuatorial, quien pidió no repetir intervenciones basadas en la doctrina de Responsabilidad de Proteger (R2P) como la de Libia que dejó una incontable cantidad de muertos. Por este motivo fue que abogó por una instancia de diálogo interno, al igual que Sudáfrica y Costa de Marfil, entre otras naciones de la región.

Mientras que Barbados leyó una declaración conjunta del Caricom, donde se rechazó la "autojuramentación de Juan Guaidó" y se reconoció a Maduro como presidente, además de llamar a una nueva ronda de diálogo. Entre todos los discursos de los representantes del Caribe, cargados de diatriba anti injerencista, destaca el de San Vicente de las Granadinas, Camilo Gonsalves, quien afirmó que la idea de reconocer a Guaidó como presidente interino provenía de las "cloacas de la OEA".

En ese sentido, si uno aplicara el parte aguas propuesto por Pompeo al inicio de la reunión, se encontraría con una división entre los países a favor y en contra de Venezuela, donde del lado de Estados Unidos se podría ubicar a los países de Europa y sus satélites de América Latina, y del lado de la República Bolivariana a las naciones de África, el Caribe y Euroasia con Rusia y China. Un clivaje geopolítico que de gran manera sintetiza la correlación de fuerzas en el mundo.

En este escenario, el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, confrontó abiertamente con Estados Unidos, a quien ubicó "delante del golpe", y con la UE a quien acusó de seguir lo que dice Donald Trump, lo que en su opinión es "lamentable". Entre los muchos argumentos esgrimidos, Arreaza destacó que personalmente pidió dos misiones electorales a la UE y la ONU en las últimas presidenciales, pero ambos organismos se negaron a hacerlo por lo que le llama la atención que países europeos, como Francia y Alemania, deslegitimen esa elección centrándose en la falta de observación independiente.

En ese contexto, Arreaza hizo la siguiente declaración: "¿Qué es lo que quieren? ¿Llevar a Venezuela a una guerra civil? No lo van a lograr. Trump ya ha dicho que Irak estaba mejor con Saddam Hussein, que Libia estaba mejor con Gadafi. Nosotros no le vamos a dar una guerra a Trump". Una alusión directa a la intención de la Administración Trump de realizar una acción bélica directa contra Venezuela para recuperar algo de popularidad en el contexto interno estadounidense. En ese sentido, el canciller destacó un cable de la agencia Associated Press, donde se afirma que Washington coordinó la "autojuramentación" de Guaidó.

Por último, el representante de la política exterior venezolano expresó que el Consejo de Seguridad, en realidad, debería sancionar a quienes promueven un nuevo golpe en Venezuela recordando, además, las intentonas de 2018 y el frustrado magnicidio contra el presidente Maduro, como si hubiese que repetir cada vez que se puede la cantidad de veces que Washington ha fracasado en sus constantes y evidentes intentos de cambio de régimen. En ese sentido, si como dice Rusia, éstos son el juego predilecto de la Casa Blanca, lo que sucedió en el Consejo de Seguridad no hizo más que ser una pésima campaña de imagen, donde las caretas del teatro se caen y el circo queda al descubierto.

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