Souradjou ALI - Cubainformación.- No se trata de hacer leña del árbol caído. Sino reconocer la realidad, reforzarse y evitar cualquier incendio capaz de  propagarse, conociendo muy bien las causas que han originado la caída de ese árbol.

En el caso del Rey Juan Carlos I, esas causas han sido el silencio, la connivencia, la comodidad, la pleitesía, la falta de transparencia; y sobre todo, la voluntad de seguir manteniendo el statu quo, a pesar de todos los cambios anunciados.

Ese último aspecto ha influido mucho en las formas de denominar los términos y las características del sistema sociopolítico español. Mientras se sigue manteniendo el statu quo, el principal deseo ha sido elevar a España a nivel de las llamadas "democracias desarrolladas", y alejarse de los demás países considerados pobres o en vía de desarrollo. Así, mientras se busca la aprobación de unos países por un lado, por el otro se menosprecia a otros que despectivamente algunos suelen denominar  "democracias bananeras", “Estados fallidos”, etc.

Si no podemos ni debemos generalizar y atribuirle a todo el pueblo español su complicidad durante todo el tiempo, sí debemos  reconocer que cualquiera se ha dejado llevar en algún momento preciso por un españolismo exacerbado. Se critican situaciones que ocurren en otros países, mientras se justifican las mismas de aquí. Incluso nosotros que también estamos viviendo en ese país (sin ser considerados españoles por una razón u otra),  demostrando nuestro orgullo de haber disfrutado en alguna faceta de nuestra vida, llegamos a compartir creencias, actitudes, valores, valores, tradiciones, digan lo que digan otros.

Entonces, todos queremos demostrar ese orgullo español, a pesar de las contradicciones objetivas del país, nuestras dificultades (discriminaciones), negándonos a  reconocer la realidad,  utilizando argumentos que nos alejan más de ella.

No obstante, cualquiera (aún sin ser español) que se   siente orgulloso de España, en algunas facetas de su vida, puede pararse a pensar durante un debate, y reconocer haberse equivocado en uno de los aspectos, o seguir cometiendo sus errores, porque sí.

Que el Rey Juan Carlos I fuera un personaje privilegiado cuya figura ha sido intocable era y sigue siendo  indiscutible para muchos, en una España "democrática y cuya Constitución defiende la igualdad de los derechos de todos". Por distintas razones, todavía hay quienes siguen defendiendo que el derecho en España es garante e igual para todos.

El Rey Juan Carlos I se ha sentido inmune, y ha llegado a abstraerse de la realidad de todo su pueblo. Y encima ha sido aplaudido incluso cuando él mismo decide enmendar  sus errores, por aquellos “juancarlitas”, riéndole todas sus gracias. Durante una Cumbre Iberoamericana por ejemplo, mandó a callar al presidente venezolano Hugo Chávez. Aunque tiempos después, ha dedicado una parte de su mensaje de Nochebuena, enviando disimuladamente una oferta de paz al presidente de Venezuela, recordando los "sentimientos de hermandad" de los españoles con Iberoamérica. Y también, ha recordado la "cercanía, la  admiración y el respeto" de España hacia las respectivas identidades de cada país y cada pueblo.

Pero ahí sí, se ha aprovechado para hacer leña del árbol caído. Algunas personas (españolas o no) han seguido haciendo bromas sobre las ya populares palabras  "¿Porque no te callas?". Fácilmente se puede encontrar en las redes sociales quienes definen el ¿Por qué no te callas? como “una oración pronunciada por el rey de España Juan Carlos I, el 10 de noviembre de 2007, dirigida al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, durante la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, en Santiago de Chile”. Añaden que se convirtió rápidamente en un fenómeno social y de Internet, como tema de imitaciones, burlas, parodias, programas de televisión, tonos de llamada para teléfonos móviles y título de programas de televisión.

Con esas palabras de superioridad y de poder, se ha querido  menospreciar a un Jefe de Estado, y un pueblo entero. Porque siendo un país potencialmente rico, fue Colonia española, se ha atrevido a defender su independencia y encima, es considerado como  "comunista". Quien habla de Venezuela, habla también de Cuba, dos países que algunos siguen considerando como otras Comunidades Autónomas más de España, al no dejar de mencionar a esos países para evadir sus problemas internos: una forma de demostrar su impotencia.

Por otra parte, aunque algunos parecen admitir el aspecto varonil (¿machista?) de su Rey convirtiéndole en un "mujeriego", prefieren ignorar sus métodos derrochadores, y no enterarse de sus fuentes de enriquecimiento que le han permitido llevar ese modo de vida que lo coloca entre los más ricos de Europa. Es difícil entonces, seguir confiando en todos esos medios que observándolo todo o no, se callaban, pero que ahora nos bombardean diariamente con noticias relacionadas con el Rey para concluir que se trata de su vida privada.

Seguirían ocultando si no fuera por las noticias extranjeras con las que ahora quieren competir. Un  periódico suizo reconoce por ejemplo que el gobierno español habría pedido al suizo, una “ayuda mutua”, en el “asunto del ex Rey de España”. una solitud de colaboración que fue enviada a la Justicia de Berna, y está  en ejecución, según el Departamento Federal de Asuntos Extranjeros (DFAE). Precisan que la solicitud de colaboración habría llegado en febrero y que fue trasladada a Ginebra. Por lo que ningún bien relacionado con el Rey Juan Carlos I ha sido bloqueado, por no estar reunidas todavía todas las condiciones.

Hay que ser torpe para seguir optando por la ocultación. Menos ahora que algunos pueblos españoles piden la eliminación del nombre de Juan Carlos I de sus calles, siendo imposible borrarlo de todo ya que seguirá acompañándonos en varios aspectos de nuestras vidas.

Me acuerdo del día que, con mucha alegría llevo a mi país (la actual República de Benín) mi título conseguido en España, para su homologación. Venía el nombre del Rey en primer plano, y la primera pregunta que me hizo mi primo que me acompañaba, sin saber hablar español ha sido: "Un Rey te firma tu título, ¿y luego dicen que nuestros países no son democráticos?".

Desde su perspectiva de ciudadano del antiguo Reino de Dahomey, al que le han repetido varias veces que esos tiempos de reyes ya habían pasado, y que nadie podía seguir siendo “súbdito” de nadie. Y aunque en Benín, tradicionalmente se siguen respetando esas figuras, no es para tanto. 

En vez de callarme, me he armado de justificaciones para engrandecer a España, dejando de lado el fondo del asunto, con el que fácilmente se etiqueta a otros países llamándoles "regímenes dictatoriales", "repúblicas bananeras", “feudales”, etc. Sin embargo España se considera un país “democrático” porque ha sabido lavarse la cara, cambiando las cosas cuando hace falta, y poniéndoles nombres adecuados, según las circunstancias. El ejemplo del “Rey Emérito” es ilustrativo. El mismo Rey Juan Carlos I cuya figura es intocable, y que se vio en la obligación de abdicar a favor de su hijo. ¡En vez de uno, España tiene dos reyes!

Y ahora que las sospechas se generalizan, Juan Carlos I  desaparece para no perjudicar a su hijo y las demás instituciones españolas. Unas instituciones que desde lo alto recuerdan que se trata de un asunto privado, pero  que por si acaso, la figura del Rey es inviolable. ¿Inviolabilidad significa impunidad?

¡Desafortunadamente, yo también he contribuido a expandir la perplejidad sobre Juan Carlos!