Marcos Roitman Rosenmann - La Jornada.- El rescate de los 33 mineros chilenos se ha convertido en un espectáculo. Estamos presenciando el mejor ejemplo de periodismo infame. Nadie faltó a la cita. Las agencias de prensa, los medios televisivos, los corresponsales extranjeros, reporteros, enviados especiales y desde luego las trasnacionales, ellas han financiado, en parte,con sus anuncios publicitarios, la fauna sedienta de sensacionalismo. En esta aventura, no había que escatimar gastos. Millones de dólares se han invertido en cubrir la operación. La forma en que fue construida la noticia supone un antes y un después en la teoría comunicativa. Las lecciones no pueden pasar desapercibidas para quienes tienen un poco de pudor. Una tragedia, un drama humano, acaba siendo una excusa para ganar dinero y mantener atentos a radioescuchas y telespectadores.