Iñaki Gil de San Vicente - Agencia Bolivariana de Prensa.- La impresionante lucha de la clase trabajadora griega contra los ataques devastadores del capital nos exige tres reflexiones urgentes. La primera es que en contra de la ideología reformista e interclasista desarrollada en los últimos decenios, la lucha de clases no desaparece, no se extingue nunca, sino que como ya dijo el Manifiesto Comunista hace más de siglo y medio, se mantienen latente, en el subsuelo social, actuando de forma imperceptible como el viejo topo del que hablara Karl Marx. Durante los períodos de relativa “normalidad”, de bonanza económica y de capacidad de concesión de mejoras por parte de la burguesía, en estos períodos, la lucha de clases se mantiene reducida a las presiones por mejoras socioeconómicas y sociopolíticas. Desde 1945 y en parte debido a la presencia de la URSS pero también debido a que las clases trabajadoras europeas no olvidaban el colaboracionismo de sus burguesías con los ocupantes nazis, por estas y otras razones, como los beneficios económicos de la reconstrucción, etc., en este período denominado los “treinta gloriosos” de la historia capitalista, la lucha de clases aparentemente desapareció en su forma dura.