Graciela Guerrero Garay - inSurGente.- Con dos dedos de frente, no podemos dudar que el hombre es un lobo. A tal manera llega la gula de “cosas” que, en una simple esquina, - sobre todo la de los consejos de los que ostentan el poder sobre los empleados, las corporaciones, los servicios y cuanto en este mundo de derechas jorobadas significa estar arriba de los que están abajo-, si no tienes el estatúo quo de los ricachones de turno, te están violando los derechos.