Cleanel Ricardo - ahora.cu.- Cuentan que el proletariado europeo está ante el peligro inminente de perder la principal conquista laboral de los tiempos modernos, que resultó, sin dudas, la jornada de ocho horas. Si se concretan las actuales exigencias empresariales y gestiones ministeriales, de 44 horas de trabajo por semana, como ocurre en Cuba, deberá pasarse allá hasta más de 60. Sobran los comentarios.
Pero sucede que esta medida para sacar el límite a las energías de los seres humanos, independientemente de sexos y edades, no es la única que maneja el viejo continente en el camino hacia la solución de sus problemas con la fuerza de trabajo.