Eliades Acosta Matos - Cubarte).- Pocas veces en la historia de las relaciones internacionales se ha esgrimido con mayor cinismo un concepto tan lesivo al ordenamiento jurídico vigente como el de “cambio de régimen”. Con él los gobernantes norteamericanos proclaman ante el mundo, con serena arrogancia, que el Altísimo los ha investido del derecho de inmiscuirse en los asuntos internos de cualquier país al que consideren, por sí y ante sí, como una amenaza a sus intereses geopolíticos. Claro está que haciendo gala de su proverbial coherencia, la razón imperial comienza por declarar que la soberanía de los pueblos, el respeto al derecho ajeno, y la independencia de las naciones son antiguallas carentes de significado en el mundo globalizado, que es, según declara sin ambages, el de la ley de la selva.