Arnold August - La Jiribilla.- Muchos entre los autoproclamados periodistas progresistas y analistas en el mundo hacen hincapié en la riqueza de los candidatos, en los millones de dólares necesarios para ser elegidos, en los ingresos adicionales del candidato y congresista elegido provenientes de los grupos de presión (“lobbies”), en la corrupción y en la feroz rivalidad bipartidista. Sin embargo, casi todo el mundo lo sabe, incluso en Estados Unidos. En este último caso, por ejemplo, durante las elecciones presidenciales, la concurrencia de los electores habilitados apenas alcanzó entre el 50 % y el 52 %. Aun teniendo en cuenta el número récord de votantes durante las elecciones de mitad de mandato de 2018, la abstención es aproximadamente del 50 % de los votantes habilitados para hacerlo. ¿Por qué sería perjudicial fomentar la noción de que los candidatos estén nadando en millones de dólares, envueltos en corrupción y en el descrédito de las disputas intestinas del partido, para la gente que se preocupa por ello?