Ania Terrero.- Durante los últimos días, el nuevo coronavirus ha avanzado por más de 160 países infectando a más de 200 mil personas. Cada nación ha tomado sus propias medidas para enfrentar la pandemia: cierre de fronteras; paralización de escuelas, instituciones laborales o culturales; toques de queda; suspensión de eventos; entre otras.

En Cuba ya se reportan 11 contagiados con COVID-19 y un fallecido. Por lo que la Isla ha implementado un plan de prevención y enfrentamiento que incluye el fortalecimiento del control en las fronteras, la vigilancia epidemiológica activa, la suspensión de actividades culturales y deportivas, la capacitación del personal, la actualización de protocolos y, sobre todo, la constante comunicación con el pueblo.

Aunque no han cerrado sus fronteras ni establecido medidas más extremas de aislamiento social, los cubanos trabajan sobre un plan que, reconocen, está en constante perfeccionamiento en función de la modificación de las circunstancias y las experiencias a nivel local.

En ese contexto, una encuesta aplicada por la Agencia Cubana de Noticias (ACN) comprobó que la población confía en el sistema de salud cubano para combatir una pandemia como la del nuevo COVID-19. Y es que dicho sistema ha demostrado varias veces sus fortalezas.

- Soñado por el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, el sistema cubano se asienta sobre tres principios fundamentales: accesibilidad, universalidad y gratuidad. El Gobierno destina más de un 25 por ciento del presupuesto nacional a gastos de salud y seguridad social.

- Con un sistema de salud que se asienta sobre el funcionamiento de la atención primaria, la prevención, la detección inmediata de muchas enfermedades y el seguimiento de cerca a los pacientes son caminos asegurados. Con un médico y una enfermera en cada comunidad, al alcance de la mano, nadie queda desatendido.

- El sistema está diseñado para hacer énfasis en los grupos y situaciones de riesgo. Se construye a partir de programas especializados que atienden personas y padecimientos específicos. Ahí se encuentran el programa de atención materno-infantil (PAMI), el de enfermedades crónicas no transmisibles, el de enfermedades transmisibles y el de atención al adulto mayor, imprescindible en una sociedad envejecida.

- La escuela cubana de medicina cuenta con un reconocido prestigio internacional. La calidad profesional de sus profesores, el alto nivel científico y el permanente intercambio con las prácticas más avanzadas asegura que, los médicos formados en la Isla, desarrollen capacidades para prevenir, diagnosticar y enfrentar desde las enfermedades más comunes hasta las más letales. No están formados en la escuela del sálvese quien pueda, como sucede en los países capitalistas.

- A pesar del bloque económico impuesto por los Estados Unidos, el sector de la salud trabaja para perfeccionarse constantemente y estar al día con las tecnologías más avanzadas. En el 2017, por ejemplo, fueron introducidas 31 nuevas tecnologías y técnicas, se importaron más de 5 000 equipos médicos, con un valor superior a 32,5 millones de dólares, priorizándose anestesia, la actividad quirúrgica y los programas materno infantil y de atención al grave, entre otros.

- Los médicos cubanos han demostrado su valía en situaciones extremas y de riesgo a lo largo del mundo. Ellos estuvieron presentes en el enfrentamiento al cólera en Haití, el ébola en África Occidental y el dengue (entre otras dolencias) en América Latina y dentro del propio país. Durante el brote de cólera en Haití, Nyka Alexander, portavoz de la Organización Mundial de la Salud en esa nación, dijo que la brigada cubana fue la más disponible para el servicio, y estaba bien entrenada y surtida.

El sistema de salud cubana ha sido reconocido por autoridades y expertos sanitarios de todo el mundo. De hecho, Ban Ki-moon, antiguo secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), lo describió como “un modelo para muchos países”. En medio de la nueva pandemia que afecta al mundo merece, una vez más, un voto de confianza.