Jorge Núñez Jover - Cubadebate.- La pandemia asociada al nuevo coronavirius tiene en jaque a todo el mundo. Algunos países hacen mejor la tarea y otros no tanto. Los pueblos pagan las desigualdades de sus sistemas económicos y sociales, las fragilidades de sus sistemas sanitarios y la incompetencia de algunos gobernantes.

Los cubanos, pueblo y gobierno, juntos, estamos haciendo lo que nos toca hacer.


Los lectores tienen muchas evidencias de ello. Lo que quiero abordar aquí es otro asunto. Me pregunto si este período de dura confrontación con la pandemia nos puede dejar algunas lecciones que valdría la pena aprovechar en lo adelante. Voy a sugerir algunos aprendizajes que me parecen clave y que deberíamos incorporar al acervo de nuestras respuestas cotidianas, es decir, a los estilos de conducción de los asuntos públicos mediante los cuales abordamos complejos y diversos problemas cada día.

Mencionemos algunos de esos aprendizajes.

1.Las virtudes de una fuerte colaboración interinstitucional. Nuestro sistema de salud pública, ante todo sus trabajadores, merecen todo nuestro reconocimiento por el trabajo realizado. Pero es fácil observar que son otros muchos los actores y sectores involucrados en la batalla contra la pandemia. Es verdaderamente impresionante la sistemática y productiva colaboración que se produce entre los diferentes sectores, ministerios, organizaciones, gobiernos a los diferentes niveles, población, amas de casa, empresas, sector privado, en fin, toda Cuba. No solo se piensa como país, se actúa como país.

Cabe sugerir que, con las adecuaciones de cada caso, es recomendable que introduzcamos en nuestro estilo de dirección social la colaboración interinstitucional como un elemento esencial. Igual que la pandemia no es solo un asunto de salud, tampoco lo son la seguridad alimentaria y nutricional, la ciencia, la educación, por mencionar algunos, Ninguno de esos problemas complejos se resuelve en los límites de un ministerio. Los grandes temas, requieren respuestas institucionales coordinadas. Pero la administración pública está organizada por ministerios, sectores, etc. En consecuencia, las actuaciones intersectoriales no se dan espontáneamente y requieren esfuerzos específicos e intencionados.

2.La participación interdisciplinaria de los expertos es imprescindible. Hablamos de actuaciones interdisciplinarias porque los problemas complejos no admiten respuestas solo desde unos u otros campos académicos: medicina, agronomía, economía u otras. Lo importante es articular las diversas contribuciones para ofrecer respuestas más integrales y certeras.

Fernando Martínez Heredia decía que la Revolución tenía que aprender a aprovechar la inteligencia que ha creado. Ha sido muy enriquecedor ver a nuestros profesionales, académicos de áreas muy diferentes, expertos diversos, involucrarse generosamente en esta tarea. Fidel quería un país de hombres de ciencia y pensamiento, pues bien, aunque no hemos llegado tan lejos y queda bastante por andar, Cuba sí tiene un ejército de personas con conocimientos cuya preparación y sobre todo sus valores, les permiten colaborar encantados en las más diversas y relevantes tareas.

3.Diálogo directo de los expertos, académicos, profesionales con el gobierno. Es ejemplarizante ver al Presidente de Cuba reunido con los científicos para buscar soluciones. Sería ideal que cada funcionario, a cualquier nivel, siempre, escuchara opiniones de las personas que tienen conocimientos en un área determinada. No importa que los criterios sean incómodos y no coincidan con las preconcepciones de los dirigentes. En el diálogo y la discrepancia hay un potencial de mejoramiento de nuestras prácticas cotidianas.

4.Diálogo multinivel. La batalla contra el nuevo coronavirus ha sido conducida por el más alto nivel del gobierno y el partido. Lo vemos todos los días por televisión. Pero por ese mismo canal vemos que existe un intercambio fluido con los territorios que permite enriquecer las prácticas de gobierno e intercambiar experiencias entre territorios. Al parecer, junto a directrices esenciales que se generan a nivel central existe un buen margen de maniobra para las iniciativas territoriales. El desarrollo local y la descentralización de competencias, recursos, decisiones que este implica, es parte de las transformaciones previstas en nuestro modelo de desarrollo económico y social. El diálogo multinivel entre el nivel central, las provincias y los municipios, de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, es una buena fórmula para avanzar en la dirección correcta.

5.Trabajo intenso y celeridad en las respuestas. Las respuestas no son para mañana, al ritmo que se pueda, sin urgencias. El “estamos trabajando en eso” debe convertirse en soluciones tan rápidas como sea posible. Hay varios buenos ejemplos en estos días de trabajo intenso en áreas críticas, por ejemplo, la puesta a punto de nuevas fuentes de abasto de agua. No siempre somos tan ágiles y el pueblo espera soluciones.

6.Comunicación pública mejorada. El nuevo coronavirus plantea desafíos que no se pueden vencer sin la participación consciente y activa de la población. Pero esto es válido para todo lo que hacemos. Aprovechar las potencialidades de la comunicación pública, brindar informes, rendir cuentas, responder preguntas, encajar y asimilar críticas que circulan a través de las redes, en suma, comunicarse interactivamente con la población es algo en lo que aún debemos mejorar mucho. Necesitamos información veraz, oportuna y comunicada por personas con talento para ello. La información es un derecho que tenemos los cubanos cuyo ejercicio nos puede ayudar mucho en la batalla cotidiana.

7.La informatización de la sociedad requiere la mayor atención. Estos días nos indican que hay que apostar con vigor por la informatización de la sociedad. Me decía un amigo que hay quienes creen que la informatización consiste en crear aplicaciones y disponer de ciertos recursos técnicos. La vida nos enseña que la informatización de los procesos requiere organización, previsión, despliegue logístico, potencial humano preparado, colaboración interinstitucional e interdisciplinaria, entre otras muchas cosas. Actuar de ese modo, por ejemplo, quizás nos habría librado de los grandes problemas que muestran nuestras tiendas virtuales para dar una respuesta satisfactoria en momentos que lo reclaman.

8.El teletrabajo debe llegar para quedarse. De teletrabajo se habló meses atrás cuando las restricciones energéticas golpearon el transporte. Pero algunas administraciones se resistieron entonces aplicarlo e incluso lo han hecho ahora. Si existe un control efectivo de los resultados y las características del trabajo lo permiten, bienvenido el teletrabajo. No pocos amigos me dicen que nunca trabajaron tanto como en estos días de reclusión domiciliaria. Comparto esa opinión. De paso es una medida que nos permite conservar trabajadores valiosos cuyas edades les impiden transportarse cada día a sus centros de trabajo.

9.El trabajo por cuenta propia como elemento sustancial de nuestro modelo económico y social. En una de las mesas redondas vimos trabajadores no estatales que hacen verdaderas maravillas para respaldar la batalla contra el nuevo coronavirus. Pongo ese ejemplo porque a veces se subvalora el trabajo por cuenta propia o se le vincula con tareas de poca intensidad de conocimientos. No es cierto, ya lo sabíamos, pero ahora lo vemos por televisión.

Seguramente hay otros aprendizajes valiosos que aquí no se han mencionado. Los invito a identificarlos, formularlos, socializarlos, con el propósito de enriquecer el acervo de estilos de conducción de los asuntos públicos que nuestro país necesita.

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