Aline Pérez Neri, corresponsal de Cubainformación en México


"Nosotros ofrecemos formar profesionales dispuestos a luchar contra la muerte.

Nosotros demostraremos que hay respuesta a muchas de las tragedias del planeta.

Nosotros demostramos que el ser humano puede y debe ser mejor.

Nosotros demostramos el valor de la conciencia y de la ética.

Nosotros ofrecemos vidas".

Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz

Es internacionalmente reconocida la labor altruista del equipo de trabajadoras y trabajadores de la salud de Cuba.

La solicitud juntando firmas para que se le otorgue el Premio Nobel de la Paz al  por su titánica labor al Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias "Henry Reeve" que combate la pandemia por COVID-19 en todos los rincones, recorre el mundo.

Ya sea para ayudar a causa de pandemias, huracanes o terremotos, el Ejército de Batas Blancas siempre se hace presente. Así como, a solicitud de la Organización Mundial de la Salud viajaron heroicamente a combatir el brote de Ébola en Sierra Leona, Liberia y Guinea. Así como en Haití, con más de 20 años de colaboración. Así como brindaron tratamiento gratuito a miles de niños de Chernóbil. Así como en su territorio continúan sumándose miles de especialistas de la salud (incluidos estudiantes de Estados Unidos) en la Escuela Latinoamericana de Medicina. Así como cuidan a su pueblo con su brillante Sistema de Salud.

Apasionado siempre de la historia de Cuba, el profesor revolucionario Raúl Capote Fernández nos platica sobre la tradición heroica del personal de la salud cubano.

https://www.facebook.com/raulantoniocapote/videos/1046175729154265/?v=1046175729154265&external_log_id=90605ec9-bc43-437d-9e0d-911624203e41

Desde las Guerras de Independencia de Cuba, los médicos actuaron también como combatientes, siendo Generales y Coroneles. En guerra de guerrillas, donde la movilidad era imprescindible para el Ejército Libertador, donde combatían contra el Ejército español, el más poderoso de esa época, y contra los traidores que en Cuba perseguían a los libertadores y sus familias), se imponían condiciones muy complejas de trabajo para el cuidado de los heridos.

En aquellos combates tan duros y sorpresivos, de cargas al machete contra los fusiles Mauser de repetición, las tropas mambisessufríangran cantidad de heridos. El Ejército Libertadorrequería tener preparados previamentebancos de sangre y hospitales en las retaguardias más profundas, en un total clandestinaje. Todos los heridos eran sacados del terreno de combate, ninguno podía ser abandonado.

Había que sacar a los heridos del campo de batalla, trasladarlos a la retaguardia, curarlos, y burlar la persecución del Ejército enemigo y de los guerrilleros traidores al servicio de España, para que no descubrieran las posiciones de los hospitales, ya que de ser hallados, los mambises heridos y elpersonal de salud eran asesinados, desmembrados con machetes y esparcidos, o quemados.

El corresponsal irlandés del New York Heralden la manigua James O´Kelly, narraba en uno de sus escritos: “En nada difieren más los cubanos de sus adversarios que en el cuido con que tratan a sus heridos, y los esfuerzos que hacen por impedir que un hombre inutilizado caiga en poder de aquellos. Por muy crítica y apurada que sea la situación para los mambises, en elmomento en que un hombre cae sus compañeros se apoderan de él, llevándolo a la retaguardia, y es tan cierto esto, el soldado cubano está íntimamente convencido de que mientras él respire, nunca será abandonado por sus compañeros. A este sistema débase que nunca caigan los hombres heridos en poder de sus contrarios, aunque los muertos muchas veces no puedan ser rescatados, sin embargo los soldados saben perfectamente que sólo se loes dejará en el campo abandonados en último extremo. Sucede a menudo que la persecución es tan terrible, y se hace con tan terrible encono, que apenas separa a los perseguidores y perseguidos un espacio de 50 yardas, el desgraciado que siendo herido gravemente en estos casos no puede emprender la retirada, sufre tremendamente producto de la persecución, pero no es abandonado jamás”.

Una de las muchas historias del papel siempre comprometido del personal cubano de la salud, fue la protagonizada en febrero de1896 ante la epidemia de viruela. Cuenta elgran amigo de José Martí, Fermín Valdés Domínguez: “la noticia de la viruela ha hecho pensar a los médicos cubanos en la manera de cultivar en terneras, vacunas buenas para proceder a la vacunación delas fuerzas del Ejército, cosa que yo estimo aunque útil y oportuna, prácticamente impracticable”. Una vacuna en el campo de batalla para enfrentar la epidemia, peligro adicional al combate diario.

Las enfermedades como la viruela, la fiebre amarilla, el cólera, costaban muchas vidas, incluso desaparecían poblados enteros a causa de pandemias de estas enfermedades, por lo que los médicos realizaron varios intentos en la manigua con terneras intentando encontrar vacunas contra estas terribles enfermedades.

Tiene una mención particular el Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso, médico nacido en la Habanael 8 de junio de 1867. Graduado en Medicina en abril de 1895, prestó servicios en el campo, atendiendo sin cobrar, ganándose así el cariño de los pobladores, lo que le permitió alzarse frente a un numeroso contingente contra España. Joven de gran temple, audaz, que se destacó por su capacidad organizativa y operacional, lo que le ha valido ser comparado con Ignacio Agramonte. Fue nombrado Teniente Coronel a los 15 días de su alzamiento por la cantidad de hombres que llegaron a la manigua y las acciones combativas que desplegó en el territorio, llegando a ser el General más joven del Ejército Libertador.

Al morir, el 30 de julio de 1896 ostentaba el grado de Brigadier General.Muchos han afirmado que el Dr. Zayas fue una versión de Antonio Maceo por el extraordinario valor desplegado en combate.

El General Antonio Maceo comentó en la invasión a Pinar del Río: “si muero, Zayas será el jefe de las fuerzas invasoras, tiene condiciones extraordinarias, como bueno esforzándose en el cumplimiento de su deber, como lo hubiera hecho el veterano más distinguido de nuestra epopeya anterior”.

El General Máximo Gómez se refirió así de él: “Juan Bruno Zayas es el Agramonte de la época presente”, y Julio Sanguily: “al lado de su cama podía verse junto a los libros de Medicina, los manuales de táctica militar”

De hombres como este joven médico revolucionario cubano que en el campo de batalla dirigía a sus tropas, curaba a los heridos tanto compatriotas como españoles, es de donde venimos los cubanos.

Es larga la lista de médicos heroicos. En el siglo XX sobresalen nombres destacados como Carlos Finlay, Gustavo Aldereguía Lima, Mario Muñoz Monroy, Miguel Angel D' Alessandro Bode, Vicente de la O Gutierrez, Julio Martínez Páez, Carlos Mirabal, Faustino Pérez Hernández, René Vallejo Ortiz, Ernesto Guevara de la Serna, Manuel “Piti” Fajardo, Nicolás Limonta Ferrer, José Antonio Gutiérrez Muñiz, entre muchos otros.

Importante recordar al grupo de jóvenes cubanos integrantes de la Brigada Universitaria “José Antonio Echeverría” de la Escuela de Medicina, que en 1950-1960 junto con estudiantes de otras especialidades subieron alas montañas delEscambray, zona de extremo peligro por las bandas contrarrevolucionarias existentes, donde nunca había estado un médico, a abrir consultorios para atender a los campesinos.

Así de grandes son los médicos cubanos. Como los médicos que subieron a la Sierra Maestra, como los que se quedaron cuando más de la mitad abandonó el país debido al robo de cerebros por parte del gobierno estadounidense para dejar a Cuba sin médicos. Así de grandes como los que partieron a Argelia en la primera Misión Internacionalista.

Así son los médicos formados por la Revolución. La Revolución transformó completamente la Medicina, la práctica médica, la esencia de la Medicina en Cuba.

“Tenemos el derecho y hasta el deber de ser, por sobre todas las cosas, un médico revolucionario, es decir, un hombre que utiliza los conocimientos técnicos de su profesión al servicio de la Revolución y del pueblo… Mucho más importante que una retribución, es el orgullo de servir al prójimo, que más definitivo, más perenne que todo el oro que se pueda acumular, es la gratitud de un pueblo. Cada médico en el ciclo de su acción puede y debe acumular esa preciada gratitud del pueblo”, describía al médico formado en la Revolución Ernesto “Che” Guevara en su discurso del 20 de agosto de 1960.

La concepción de la medicina es, primeramente prevención, pero sobre todo un derecho por encima de todo.

La actitud de los médicos cubanos y del personal de la salud, sobre todo en estos tiempos de pandemia, ha sido extraordinario. Así fueron a combatir el Ébola en África, arriesgando sus vidas, marcando la diferencia en la atención pues que se acercaban al paciente, lo tocaban y se preocupaban por él.

Ante la pregunta de ¿cuál es la razón que mueve a un ser humano a alejarse de su familia, a meterse en regiones inhóspitas con problemas graves de salud, a arriesgar la vida por otro ser humano al que no se conoce, sin pensar en la retribución económica?, el médico internacionalista Emmanuel Fonseca, el “Pichy”, respondiócon sencillez que eso es parte de la esencia del médico cubano, ese esos son los hombres y mujeres que la Revolución ha formado.

Honor a los médicos, enfermeras, y todo el personal que brinda servicios de salud en Cuba por su actitud de sacrificio. A todos los que a lo largo de la historia han dado prueba de cubanía, de heroísmo, de ahí es de donde salimos nosotros, de ellos somos hijos.                   

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