Soledad Cruz Guerra - Cubaperiodistas.- La paz debería ser sagrada para todas y todos los que dicen tener sensibilidad artística y presunción intelectual. No deben encauzarse las inconformidades de cualquier tipo poniendo en peligro la estabilidad misma de la nación en su momento más álgido. Es una suprema irresponsabilidad inducir el caos social cuando se sabe que tratan desde Estados Unidos de repetir las llamadas revoluciones de colores que cualquiera, medianamente informado, conoce a dónde han conducido.


No tiene ninguna justificación moral apoyar o defender a quienes han sido capaces de ultrajar la bandera, pero sobre todo a quienes reciben dinero de la contrarrevolución en Miami de los fondos destinados a la subversión en Cuba. No se puede ser oportunista para mantener la visa de Estados Unidos, las becas, los contratos, los financiamientos para proyectos.

¿Qué le espera al país con la intervención de Estados Unidos justificada por esos y esas adalides de la democracia que conocen en Occidente, y a pesar de poder establecerse en otros lugares han preferido permanecer en el país?

Lo que existe en cualquiera de los países pobres como Cuba, pero sin las garantías sociales como las que ofrece el país ante situaciones como la pandemia. ¿Y eso equivale a alguna esperanza de mejoramiento? Creo que todas las ciudadanas y ciudadanos tenemos derecho a ser escuchados y atendidos por el Gobierno que eligió la mayoría. La votación en la reforma constitucional fue una muestra de eso, y reclamar y contribuir a su buen funcionamiento.

Pero ser cómplices de una política trazada y financiada por Estados Unidos que públicamente pretende recuperar la Isla bajo sus dominios es, cuando menos, un modo poco profundo de sensibilidad artística y dotes intelectuales. Claro, el ego, la vanidad, el dinero a cualquier costo es la esencia misma de algunos y algunas de cualquier ideología. Lamentablemente.

Soy partidaria convencida de la crítica, de la real participación popular en la conducción de la sociedad, de la obligatoriedad del Gobierno de rendir cuentas, del respeto a la Constitución que hemos aprobado, y como cualquier miembro de esta sociedad tengo muchísimas inconformidades. Pero nunca le haría el juego a los que desde el odio piden días para matar si regresaran a Cuba, a los que no darían una oportunidad al debido proceso jurídico ni respetarían la libertad de expresión, a los que coaccionan a todos los artistas e intelectuales cubanos residentes en el país y a cualquier artista del mundo que venga a Cuba.

¿Qué libertad de expresión es esa cuando muchos artistas extranjeros no vienen a Cuba por temor a ese tipo de represalias? ¿Cómo nadie protesta por la libertad artística ante esa realidad? Es muy fácil pretender contribuir a la destrucción de la paz social en las circunstancias de Cuba y propiciar una guerra de la que todas y todos saldremos perjudicados.

¿Dónde están los artistas e intelectuales de Afganistán, Irak, Libia, de cualquier país donde Estados Unidos ha plantado su bandera totalitaria? Ni San Isidro, ni ningún santo, ni orisha, ni divinidad alguna bendecirá a los que están pretendiendo enfrentar los males que sufre la sociedad y fomentan otros más peligrosos para la existencia misma de la nación.

(Tomado del perfil en Facebook de la autora).

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